La Cartagena del Gabo

<P>Cartagena de Indias, o Ciudad Amurallada, es una pieza clave en la inspiración literaria del colombiano Gabriel García Márquez. Lo que hasta hace poco eran recorridos hechos por su hermano a los visitantes ilustres de la fundación del escritor, hoy es un programa turístico formal. Abarca los principales lugares que desataron su imaginación en libros como <I>El Amor en los Tiempos del Cólera</I>. </P>




Hay más de 30 grados en Cartagena de Indias y en los últimos días ha llovido de manera intermitente pero intensa. Pero hoy ha amanecido libre de amenazas y aprovecho de correr hasta la ciudad amurallada para centrarme en la casa de Gabriel García Márquez. En rigor, ésta no es ninguna novedad. Cualquier taxista y cualquier cartagenero llega hasta ella. Pero yo quiero verla sola. Mañas de lectora incondicional. Recorro algunas estrechas calles en dirección al malecón, me tomo un jugo de limón para no deshidratarme y enfilo por calle Curato. Llegando a Av. Santander (o malecón, muy parecido al de La Habana) aparece el número 38.250 sobre un portón de madera. Es la casa del escritor. Me quito el sudor del rostro y me siento en la vereda de enfrente. Se ve poco. Lo que está a la vista son altos muros color ladrillo y palmeras que sobresalen. No es que él esté ahí, no… -García Márquez hace su vida en México-, pero esta es su casa, la que él eligió construir, en una ciudad que fue clave para su vida y para sus historias. "Le falta la letra U a Curato", pienso, y enseguida me doy cuenta de la inutilidad de mi embobamiento, porque no se abrirá una puerta aunque espere miles de horas. Sigo hasta su fachada frente al mar Caribe, y para poder fotografiarla mejor me subo al muro que cerca toda esta zona. Se aprecia algo más, pero ni tanto. Es una casona grande y se divisan en ella distintas alas. Palmeras varias. Ventanas blancas. No sigue el estilo colonial del resto de las viviendas originales del sector.

La casa del escritor hispanoamericano más leído en todo el mundo no es un museo, a diferencia de las casas de muchos otros autores. Es una casa particular, como la de cualquier residente de Cartagena, que permanece cerrada cuando él no está. En la recién estrenada "La Cartagena de García Márquez, Historias Reales e Imaginarias", un tour de audioguías sobre los puntos clave de la ciudad para el escritor, figura como la estación N° 29.

Tiene más residencias en Colombia, pero Cartagena de Indias tiene especial significado. Fue a donde llegó en 1948, desde Bogotá, huyendo de la violencia que se había desatado por el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán. Arribó con lo puesto. En Cartagena continuó con sus estudios de Derecho y comenzó a colaborar con periódicos locales. "Esta ciudad -dice el periodista Anand Giridharadas, del New York Times-, repleta de diversas culturas, fue la que impulsó su carrera como escritor; la ciudad de los surrealistas, donde los tucanes aterrizan en las mesas de su mejor hotel; la ciudad a donde llegó sin nada y aprendió a transformar cuentos locales en literatura; la ciudad inundada de mitos; la ciudad que, al facilitarle la realidad de su magia, hizo de él un escritor".

Hasta hace poco, era su hermano Jaime quien cumplía la labor de guiar a los interesados en conocer la Cartagena que inspiró a Gabo -como le llaman en Colombia-. Ahora, sólo desde este año, la ruta es un paseo literario oficial y formal por los lugares que fueron relevantes para su vida y su creación literaria. Hay dos libros suyos que claramente se inspiraron -en la realidad o en la magia, vaya a saberse con García Márquez- en Cartagena: Del Amor y otros Demonios y El Amor en los Tiempos del Cólera.

En total, son 35 estaciones las que se recorren caminando o en coches de caballos, con un aparato de audioguía que incluye efectos especiales de ambientación y la opción de escucharlo en cinco idiomas.

Esperando a Gabo

La estación N° 1 es la Plaza Santo Domingo, situada en el corazón de la ciudad amurallada. Es el lugar elegido para describir el ambiente que esperaba a García Márquez en la bahía caribeña, "frente a la fachada del Templo Santo Domingo, con su torre de campanario en lo alto que, según la leyenda, fue torcida por el demonio en persona (…). El demonio, disfrazado de un honorable ingeniero, tentó a los austeros dominicos para que construyeran una torre más elegante, que él mismo había diseñado. Pero el demonio fue descubierto en su engaño y como venganza, en un ataque de furia, intentó derribar la torre, pero sólo logró torcerla un poco".

Esta leyenda se ha transmitido en Cartagena de generación en generación, con la mayor naturalidad. Un ejemplo de lo que el novelista cubano Alejo Carpentier llamó "lo real maravilloso" -explica el audioguía- y que García Márquez convirtió en un hito cultural con su "realismo mágico". Un concepto en el que las cosas inverosímiles adquieren el carácter de acontecimientos cotidianos y los acontecimientos cotidianos se revisten con el asombro de las cosas inverosímiles.

Su primera noche

En la estación N° 4 se ubican las referencias a la primera noche del escritor en Cartagena. Es la Calle de Nuestra Señora de los Angeles, la segunda vía del pueblo, donde habitaban las familias más adineradas. Acá funcionaba el Hotel Suiza, una pensión para estudiantes, donde Gabriel tenía planeado alojarse a su llegada, por invitación de un amigo. Pero en su viaje, García Márquez había gastado todos sus pesos, su amigo no estaba en la ciudad y él no fue admitido en el hotel. Había toque de queda, por lo que nadie podía circular por las calles de noche. "Gabo caminó hasta quedar exhausto y se acostó en una banca del Parque de Bolívar -señala la grabación-, en donde lo sorprendió la policía violando el toque de queda. Como era de esperarse, fue detenido. Aunque en una de esas situaciones típicas del absurdo mágico de Cartagena, los policías lo llevaron antes a un restaurante popular del mercado público, donde lo invitaron a comer, porque estaba hambriento. Pasó el resto de la noche en un calabozo del cuartel de policía".

Dicho cuartel, llamado La Permanente, funcionaba en ese entonces en un arruinado convento de Santa Teresa. Hoy, el recinto es un hotel de gran lujo, el Charleston Santa Teresa.

"Cartagena está cada vez más en mis cuentos -dice la voz de García Márquez-. Aquella Cartagena que para mí fue un presente y el comienzo de un futuro, hoy es mi pasado como periodista y mi nostalgia que, al fin y al cabo, es el ingrediente grande de una buena literatura".

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