La ciencia identifica los rasgos que forjan la perseverancia

<P>Si bien la capacidad intelectual y el talento han demostrado ser fundamentales para alcanzar el éxito, nuevas investigaciones describen factores de la personalidad que pueden ser entrenados y llegar a ser igual de importantes para conseguir metas.</P>




Fueron los estudios del sicólogo de la Universidad de Florida State, K. Anders Ericsson, los que encendieron el debate. Hasta entonces nadie se había atrevido a desafiar la incuestionada "supremacía" del talento, pero el especialista demostró con sus estudios que todos podemos llegar a niveles de "excelencia" con un promedio de 10 mil horas de dedicación. Dicho de otro modo, la práctica "hace al maestro", pero cuando esta práctica es deliberada.

La tesis se hizo ampliamente conocida a través del best seller de Malcom Gladwell, Outliers, y muchos creyeron estar en presencia de la receta para una carrera exitosa. Pero todavía quedaba una respuesta fundamental por resolver: ¿Qué lleva a una persona a perseverar en una meta hasta alcanzarla? ¿Por qué algunos lo consiguen y otros desisten en el camino? ¿Es posible entrenar la perseverancia? La sicóloga de la U. de Pennsylvania, Angela Duckworth, lleva más de una década investigando las claves que impulsan a una persona a persistir en una tarea y asegura que se trata de un "rasgo de personalidad", uno tan central como la inteligencia.

Autocontrol, obsesión con los logros, capacidad de mantenerse enfocados en un objetivo e incluso una respuesta fisiológica distinta son algunas de las características de este rasgo de personalidad y que explican por qué algunas personas llegan a destacar más que otras, incluso teniendo similares capacidades intelectuales. Todavía más, Duckworth postula que esta capacidad puede ser más importante para alcanzar el éxito que ostentar "habilidades cognitivas" como el coeficiente intelectual.

Práctica incansable

Duckworth lo demostró en sus estudios con cientos de niños que participan cada año en la competencia de deletreo de palabras en Estados Unidos, una suerte de olimpiada verbal que se ha vuelto muy popular en ese país. Una investigación publicada en la revista Social Psychological Personality Science, en la que analizaron 190 niños participantes en esta competencia, comprueba que es la práctica deliberada la que funciona, tal y como aseguraba el doctor Ericsson.

Duckworth descubrió que los jóvenes se preparaban con diversas estrategias: desde la lectura hasta el estudio de la gramática, pero los que obtenían mejores puntajes eran los que se dedicaban a la forma más tediosa de preparación: deletreando palabras una y otra vez. ¿Qué tenían en común todos ellos?: capacidad de autocontrol y pasión por las metas a largo plazo. De hecho, una de las características de estos niños, es que año tras año, independiente de los resultados, en lugar de desistir, aumentaban sus horas de dedicación al deletreo de palabras.

¿Se considera diligente?

Fue así que la especialista desarrolló un test de ocho preguntas para medir la capacidad de perseverancia, con interrogantes del tipo "He estado obsesionado con una idea durante un tiempo, pero luego perdí el interés", "Termino todo lo que comienzo" o "Me considero diligente". "Hemos comprobado que el test es altamente predictivo respecto de la capacidad de logro de una persona ante los desafíos", señala la especialista. Uno de los lugares donde aplicaron esta prueba fue la academia militar "West Point", en Estados Unidos. Quienes anotaban la máxima puntuación en el test eran coincidentemente los que conseguían mayores logros. Y en este caso, nuevamente, el autocontrol aparecía como rasgo predominante en los más exitosos de cada clase.

En un análisis realizado por científicos de la U. de North Carolina, donde se midieron patrones fisiológicos de sujetos que participaban en pruebas que involucraban persistir en una tarea, se demostró que cuando las personas más perseverantes se ven enfrentadas a tareas tediosas o grandes desafíos, su ritmo cardiaco disminuye. Esto implica que al focalizarse en una tarea, son capaces de disminuir sus niveles de estrés y flujo sanguíneo en la medida en que se dedican a trabajar duro por un objetivo concreto.

Las investigaciones concluyen que si bien el talento y la habilidad intelectual han demostrado importancia en la consecución de logros a través de la vida, estas son capacidades que, en gran medida, están determinadas por la genética. Sin embargo, la perseverancia -si bien también tiene un factor genético- es más factible de ser entrenada. En el caso de las metas a largo plazo, los estudios de la U. de Pennsylvania señalan que esta capacidad eleva en 4% la posibilidad de éxito de una persona.

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