La "comezón" del matrimonio ocurre en realidad al décimo año
<P>Encuesta británica dice que un cuarto de los casados no hacen panoramas juntos ni son románticos.</P>
Está aburrido de su señora, de la rutina, de lo poco que lo entusiasma su matrimonio cuando Marilyn Monroe, su nueva vecina, se para sobre la rejilla del Metro y el viento subterráneo levanta su vestido blanco. El la ve en cámara lenta: es una prueba de fuego.
La película La comezón del séptimo año mostró algo que para muchos era una realidad: luego de siete años de matrimonio la relación comienza a flaquear y la tentación se hace más fuerte. Ahora, según una encuesta a tres mil matrimonios, realizada por un sitio de parejas en Inglaterra, postula que dicha "comezón" ocurre realmente a los 10 años y 11 meses.
Es la edad del aburrimiento, según los investigadores del estudio, La Pérdida de la Chispa, publicado por el diario inglés The Daily Mail. Es en esta etapa en que las parejas casadas comienzan a no encontrarle gracia al matrimonio: el romance muchas veces ha muerto y los cónyuges se han convertido en socios para vivir la rutina diaria.
En el estudio, un cuarto de los encuestados dijo que su matrimonio había perdido brillo, porque ya no se molestaban en hacer panoramas, ni salir juntos, ni menos en hacer gestos románticos para el otro.
Según explicó a La Tercera la sicóloga clínica Muriele L'Oisseau, la presión de la sociedad, la familia y el trabajo "pueden ser negativos en la pareja si la gente no respeta su espacio más íntimo y no tienen disposición".
De hecho, un quinto de las parejas encuestadas confesó que su vida sexual había llegado a un punto en que ya no les entusiasmaba la idea de hacer el amor, y el 12% dijo que ya no recuerda cuándo fue la última vez que su pareja los elogió o piropeó.
Un tema no menor para L'Oisseau, "ya que lo más importante en una pareja es la admiración por el otro", asegura. Sin contar con la necesidad de reinventarse lo más a menudo posible para evitar la rutina.
¿Cómo llegar al aniversario 11º sin problemas ? "Reconociendo al otro, abriendo espacios de conversación y diversión y asumiendo que al llegar a la casa el trabajo se termina", dice la sicóloga.
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