La conexión chilena del hombre que remece al Partido Laborista británico
<P>El parlamentario Jeremy Corbyn estuvo casado con una chilena, con quien tuvo tres hijos.</P>
Que bajo su liderazgo Reino Unido terminará con una crisis como en Venezuela; que es la versión británica de líderes como el premier griego Alexis Tsipras o el español Pablo Iglesias; que de ganar, su colectividad se destruirá y el país tendrá serios problemas económicos. Todo eso se dice de Jeremy Corbyn, el político de 66 años que ha remecido la campaña por el liderazgo del Partido Laborista en Reino Unido y que ahora encabeza las encuestas con un 53% de respaldo.
El parlamentario, que ha sido representante de un distrito del norte de Londres desde 1983, es un reconocido pacifista; ha votado siempre en contra de la presencia armada británica en Irak, Siria y Afganistán; es un activista contra las armas nucleares; defensor del movimiento gay, y colabora con los movimientos sindicales. Es más, participó en la campaña por la detención de Augusto Pinochet en Londres en 1998. Aunque, su conexión con Chile va más allá, ya que estuvo casado con una chilena, Claudia Bracchitta, con quien tuvo tres hijos e incluso visitó el país en 1990 (ver entrevista).
Sorpresivo liderazgo
Nació en Chippenham, Inglaterra, el 26 de mayo de 1949. Empezó su militancia política en el mundo sindical y en 1983 entró en el Parlamento ostentando un escaño, el de Islington Norte, que ha defendido con éxito en ocho elecciones generales.
Luego de la derrota en las elecciones de mayo y la posterior renuncia de Ed Miliband, como jefe del partido, el nombre de Corbyn fue propuesto como candidato al liderazgo laborista por algunos de sus correligionarios. Sin embargo, apenas consiguió las firmas necesarias para presentar su candidatura. Según la prensa, si finalmente logró tenerlas, sólo fue en un afán a favor de la diversidad y para que la izquierda tuviera una representación entre los aspirantes. En este contexto, todos esperaban que Corbyn diera colorido al debate y no representara ningún peligro para los verdaderos competidores: la blairite (heredera del ex premier Tony Blair) Liz Kendall, la brownie (protegida de Gordon Brown) Yvette Cooper, y Andy Burnham.
"Casi nadie en la izquierda, incluyendo a la gran mayoría de la gente alrededor de Corbyn, vio venir esto. Dos semanas antes de que se cerraran las nominaciones, escribí un artículo que llamaba a mis correligionarios laboristas de izquierda a no molestarse en votar más y ahora estoy flameando una bandera pequeña de Corbyn y tomando té con mi tazón de su campaña", escribió Michael Chessum, columnista de la revista New Statesman.
Es que sin quererlo, ha logrado encantar al electorado con su estilo relajado, sin corbata, movilizándose en bicicleta, muy distante de los trajes de la calle Savile Row, característicos de Blair; pero por sobre todo con su discurso anti-austeridad y de educación gratuita. "El estado de ánimo está ahí", a favor de esas políticas, "y resulta que nosotros estábamos en medio", dijo Corbyn al diario The Guardian. "No estamos haciendo política de celebridades, ni de personalidades, ni abusivas, estamos por las ideas", agregó.
La irrupción causada por Jeremy Corbyn ha puesto al Partido Laborista en estado de máxima ansiedad. Mientras, los torys miran con expectación la creciente división en el partido opositor. Tal ha sido el susto de estos últimos que esta semana el ex primer ministro Tony Blair, fundador y figura histórica de la corriente centrista conocida como Nuevo Laborismo, llamaba a hacerse un trasplante de corazón a quienes apoyan a Corbyn.
Las críticas en su contra también llegan de sus contrincantes: Burnham apeló a la "mayoría silenciosa" dentro del Partido Laborista para desbancar a Corbyn. "A sus proyectos les falta credibilidad financiera y económica", afirmó Burnham, que cree que "no se debe convertir el laborismo en un partido de protesta".
Cooper, por su parte, hizo un llamado a evitar la "polarización" del Partido Laborista en distintas facciones. "Hay muchas ideas sobre derechos humanos, sobre combatir la pobreza y otros aspectos en las que Jeremy (Corbyn) y yo estamos de acuerdo. Pero también tenemos distintas ideas sobre cuáles son las soluciones que debemos poner en práctica", afirmó.
Los dos principales diarios afines al laborismo han optado por uno de ellos: The Guardian expresó su apoyo a Cooper y el Daily Mirror a Burnham.
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