La dinastía olímpica de Windsor

<P>En 1948, la reina Isabel II vio a su padre abrir los primeros Juegos Olímpicos de la posguerra; ayer, asistió al relevo de la antorcha y en menos de tres semanas pronunciará las mismas palabras que Jorge VI. Un círculo perfecto tras 60 años como soberana de Reino Unido. </P>




La lluvia caía firme sobre el castillo de Windsor cuando Gina MacGregor (74) divisó a los reyes de Gran Bretaña. Aunque lleva más de 65 años ligada al netball (una extraña variante del básquetbol), estaba a punto de terminar la corrida más importante de su extensa vida deportiva. "Qué tiempo más inglés. No se puede hacer nada al respecto, ¿verdad?", dijo MacGregor con la antorcha olímpica en su mano derecha. "No, nada", respondió la reina Isabel II, quien había tenido esa antorcha muy cerca suyo hace muchos años, incluso antes de convertirse en monarca.

Corría 1948 y la austeridad era el lema en Inglaterra después de la Segunda Guerra Mundial. Londres albergaría los primeros Juegos Olímpicos desde Berlín 1936, con una inversión de apenas 750 mil libras esterlinas de la época (33 millones de dólares). No se construyó una Villa Olímpica ni tampoco se inauguraron nuevos recintos, por lo que los 4.104 deportistas de 59 países (Alemania y Japón no fueron invitados) tuvieron que instalarse en hoteles y alojamientos ya existentes.

Isabel, por entonces de 22 años, estuvo ese 23 de julio en Wembley. Había 90 mil espectadores repletando el estadio. Lord Burghley, miembro del comité organizador y principal impulsor del evento, dio el discurso inicial. "Ha llegado la hora. Un sueño visionario se ha transformado en una gloriosa realidad. Después del final del conflicto mundial en 1945, muchas instituciones se han debilitado y sólo las más fuertes han sobrevivido. ¿Cuántas de ellas han prosperado como el movimiento olímpico? Londres es una llama de esperanza para el mundo", señaló.

A continuación, y pese a las dificultades propias de su tartamudez (la misma retratada en la película El Discurso del Rey), el rey Jorge VI inauguró la fiesta. "Declaro abiertos los Juegos Olímpicos de Londres celebrando la 14ª olimpíada de la era moderna", vociferó el soberano, para dar paso al vuelo de siete mil palomas y 21 disparos de cañón.

Cuatro años después de la cita, un cáncer pulmonar le provocó la muerte a Jorge VI, lo que propició el ascenso de su hija mayor al trono británico. Era 1952 e Isabel se transformó en Isabel II, con apenas 26 años.

Han transcurrido 60 años de reinado desde entonces, el segundo más largo de la historia del Reino Unido, y la longeva monarca ha superado con éxito períodos límite como la Guerra Fría y episodios críticos como la muerte de su nuera, Diana Spencer (Lady Di), en 1997. De hecho, sólo le quedan tres años para alcanzar a la reina Victoria, poseedora del reinado más extenso. En menos de tres semanas, la heredera de la dinastía Windsor pronunciará las mismas palabras de su padre y abrirá, desde la tribuna, otros Juegos Olímpicos de Londres. Su orgullo, sin embargo, estará concentrado en la cancha, por donde desfilará su nieta Zara Phillips, integrante del equipo británico de equitación, cuya presencia prolongará a su linaje en la historia del olimpismo.

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