La diplomacia secreta de Alemania tras Munich 72

<P>Documentos oficiales sugieren que el gobierno alemán mantuvo contactos con los organizadores del ataque a los atletas israelíes durante los años siguientes para evitar nuevos atentados. </P>




En las alborotadas calles de Beirut, la capital libanesa, era difícil que alguien notara los tres sedán Buick que se detuvieron justo antes de la esquina de Rue Verdun. Varias parejas salieron de los vehículos. Parecían turistas. Algunos de ellos llevaban pelucas rubias y ropa de mujer, lo que no era notorio desde la distancia.

De hecho, las parejas estaban integradas sólo por hombres, miembros de una unidad de fuerzas especiales israelíes. Alrededor de la 1.30 AM ingresaron a un edificio de departamentos. Subieron por las escaleras hasta los pisos superiores, sacaron las metralletas Uzi y los explosivos de debajo de las abultadas vestimentas y recibieron un mensaje de radio de su comandante ordenándoles volar las puertas de varios departamentos. Abrieron fuego de inmediato, disparando y matando a Abu Youssef, Kamal Nasser y Kamal Adwan, tres altos oficiales de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). La esposa de Youssef y una vecina también fueron asesinadas.

En ese momento, la Operación Primavera de la Juventud, realizada por el Mossad y el Ejército israelí a primeras horas de la mañana del 10 de abril de 1973, era probablemente la operación de contraterrorismo más espectacular en la historia del Estado hebreo. El episodio fue vívidamente relatado en la película Munich, del director Steven Spielberg.

Esa acción fue parte de una campaña de venganza que los israelíes emprendieron contra los que financiaron la masacre de Munich del 5 y 6 de septiembre de 1972: Septiembre Negro, un grupo vinculado con la OLP, que había secuestrado y asesinado a 11 atletas y entrenadores israelíes en un ataque efectuado durante los Juegos Olímpicos.

Walter Nowak, entonces embajador de Alemania en Líbano, condenó la acción israelí, señalando que los palestinos asesinados estaban entre los miembros más "racionales y responsables" de la OLP. Nowak se había reunido con Abu Youssef, uno de los fundadores de Septiembre Negro, casi una semana antes. Durante la conversación de dos horas, ofreció a Abu Youssef y a otros financistas del ataque de Munich la posibilidad de crear "una nueva base de confianza" entre ellos y el gobierno alemán.

El ataque de Munich había ocurrido sólo seis meses antes. A pesar de las imágenes aún vívidas de los terroristas enmascarados en los balcones de la villa olímpica y de un helicóptero incendiado en la pista de la base de la OTAN en Fürstenfeldbruck, ya había una secreta, pero activa, comunicación diplomática entre alemanes y palestinos. Incluso, la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) había participado en las reuniones, de acuerdo con documentos de los archivos políticos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania y los archivos federales en la ciudad occidental de Koblenz, a los que tuvo acceso Der Spiegel. Los motivos eran sencillos: el gobierno del entonces canciller Willy Brandt esperaba proteger a Alemania de nuevos ataques.

Durante los eventos para conmemorar el aniversario número 40 del ataque, la pregunta que surge es por qué los tribunales alemanes nunca procesaron a ninguno de los perpetradores o financistas de la masacre de Munich. Los documentos que están disponibles ahora sugieren una respuesta: Alemania Occidental no quería llamarlos a declarar.

Las primeras semanas después del ataque, las oficinas del gobierno alemán en Bonn estaban imbuidas de un espíritu conciliador. En ese momento, el temor frente a nuevos ataques estaba extendido. Los servicios de inteligencia informaban regularmente sobre planes para secuestrar líneas aéreas alemanas. En muchos casos, alertaban que los secuestros podían ser usados para asegurar la liberación de tres miembros del comando de Septiembre Negro que habían sobrevivido y estaban detenidos.

Y entonces, el 29 de octubre, las alertas se hicieron reales. Un grupo de la OLP secuestró un vuelo de Lufthansa que se dirigía a Frankfurt. El gobierno del estado de Baviera liberó de inmediato a los tres prisioneros, que fueron trasladados a Libia a través de Zagreb. Paul Frank, alto funcionario del Ministerio de RR.EE., dijo con alivio al embajador de Libia que desde el punto de vista de Alemania, "el capítulo de Munich estaba cerrado" tras la liberación.

Debido a que el gobierno conservador alemán de mediados de los 60 era considerado explícitamente pro Israel, los países clave del mundo árabe habían roto sus relaciones diplomáticas con Bonn. Pero Egipto y Argelia enviaron embajadores nuevamente a Bonn poco después de los JJ.OO. de 1972. Frank especulaba que nuevos ataques de Septiembre Negro podían amenazar el acercamiento árabe-alemán, lo que lo llevó a buscar un contacto directo con la OLP hacia fines de 1972, primero en El Cairo y luego en Beirut. Así, Helmut Redies, experto en Medio Oriente del Ministerio de RR.EE., le solicitó a la OLP simplemente excluir a Alemania Occidental y a sus ciudadanos de los ataques.

El líder de la OLP Yasser Arafat cedió, y en enero de 1973 dejó en claro que había "decidido oficialmente" cumplir con los deseos de Alemania. A cambio, pedía que se le permitiera tener un enviado en Bonn. En 1975, Abdallah Frangi, un confidente de Arafat, se convirtió en el jefe de la denominada Oficina de Información Palestina en Bonn.

Si la política conciliadora de Alemania fue o no exitosa es discutible. Cuando en 1979 la policía arrestó a 11 palestinos con explosivos en Berlín Occidental y en algunos pasos fronterizos, Hindi, amigo de Frangi, pidió una cita en la embajada de Alemania en Beirut. Hindi admitió que los hombres tenían órdenes de enviar paquetes con bombas a Israel y aconsejó a los alemanes adoptar el enfoque de Italia, señalando que Roma autorizaba "tácitamente" que él y sus compatriotas operaran allí.

Hindi murió de cáncer en 2010, y la mayoría de los demás participantes en la masacre de Munich están muertos también. Sólo uno de los tres miembros del comando que fue liberado tras el secuestro del vuelo de Lufthansa aparece ocasionalmente en documentales, aunque su paradero es desconocido. Aún hay una orden de Alemania para su arresto, pero nada indica que las autoridades alemanas hayan intentado alguna vez encontrarlo.

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