La dura realidad de las poblaciones Parinacota y Raúl Silva Henríquez

<P>El conjunto habitacional fue construido en 1994 y alberga a 8.600 personas.</P>




Departamentos de 36 metros cuadrados con dos piezas albergan a familias de hasta siete personas. Por sus estrechos pasajes de 20x6 metros, los niños juegan pichangas sobre el piso de tierra esquivando las escaleras de fierro que unen los edificios. Tras las rejas perimetrales, basureros quemados y cables de teléfono arrancados decoran las calles.

Este es el panorama que viven a diario las 8.600 personas que habitan la población Parinacota, en Quilicura. Edificada en 1994, sus primeros habitantes, en su mayoría, venían de tomas y campamentos erradicados. El 11 de septiembre pasado, en este lugar fue abatido el cabo de Carabineros Cristián Martínez (27), mientras contenía los disturbios que se registraban en el cruce de las calles San Luis y Matta. El sospechoso de la muerte es el menor B.A.H.A. (16), "El Rata", quien está en internación provisoria en un recinto del Sename.

Desde ese día, cuenta un vecino del sector que pidió reserva de su nombre, "las cosas se han calmado". Sin embargo, asegura, "acá se perdió hace tiempo la lucha contra la delincuencia".

Según el concejal Marco Calderón, "las políticas de vivienda nos tienen en estas condiciones de hacinamiento y desesperanza". Recordó que estos edificios "son Copeva, los mismos que en los temporales de 1997 se llovieron y tuvieron problemas estructurales"

El crimen del policía ocurrió en el límite con la población Cardenal Raúl Silva Henríquez, conjunto que tiene más de una década. Allí se vive un panorama similar al de los vecinos de la Parinacota: estrechos pasajes, falta de iluminación y ampliaciones improvisadas fabricadas por los residentes para tener más espacio que los 42 metros cuadrados que les corresponden. Luis C., dependiente de un minimarket, cuenta que "los delincuentes y la droga son los principales problemas. A mi mamá la asaltaron el año pasado, le robaron $ 300 mil y le pegaron. Sabemos que fueron unos jóvenes que viven acá, no se hizo justicia". Rodrigo Bravo añade que junto a su familia, integrada por cinco personas, vive en un pequeño departamento: "No sabemos dónde meter a mi hijo menor, duerme con nosotros. Necesitamos una pieza más".

Diagnóstico

El programa de recuperación de barrios del Ministerio de Vivienda y Urbanismo diagnosticó en 2009 los problemas de la población Parinacota, donde hoy se están invirtiendo $ 634 millones en obras para mejorar el sector.

Según el informe, en la población existe, entre otros problemas sociales, la instauración de la problemática de la droga y delincuencia, escaso sentido de pertenencia de los vecinos con el lugar y una permanente inseguridad. A esto se añaden deficiencias en equipamiento, ampliaciones irregulares, la existencia de microbasurales, carencia de áreas verdes y ausencia de espacios para actividades sociales.

Entre 2013 y 2014 se emplazarán un centro comunitario, dos parques temáticos, el mejoramiento de veredas y la restauración de multicanchas. Además, se prevé la arborización de un sector.

Para el ex seremi de Vivienda y doctor en Sociología Nelson Morales, "el balance sectorial es negativo (...) y la respuesta social que se dio fue un fracaso". Aseguró que este error incide en casos que requieren la intervención de autoridades y policías para controlar el orden público.

Con todas estas dificultades, Víctor Rojas, padre de la nadadora Milenka Rojas (18), quien vive en la población Parinacota, cuenta estar orgulloso de los logros de su hija: "En 2011 cruzó el Estrecho de Gibraltar y ahora quiere atravesar el Canal de La Mancha y batir otro récord".

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