La estatura: el factor que gestó el dominio del Homo Sapiens

<P>Los 17 cm extra que tenían los primeros humanos modernos en comparación con los Neanderthal les brindaron claras ventajas en la lucha por el control de una gélida Europa. Sus cuerpos más altos y delgados fueron claves para la supervivencia. </P>




DURANTE casi 200.000 años, los Neanderthal fueron los amos de Europa y parte de Asia. En esa época, estos homínidos de cuerpo grueso y prominente nariz -que les permitía humedecer el aire frío y seco- dominaron cada rincón del Viejo Continente y más allá, abarcando desde el estrecho de Gibraltar hasta Grecia, Irak, el norte de Rusia, Gran Bretaña y las cercanías de Mongolia. Pese a que el clima gélido de aquella época hacía que gran parte de su territorio fuera una gélida tundra, su población en Europa llegó a sumar 15.000 individuos; eran los señores absolutos…hasta la llegada de los Homo Sapiens.

Los primeros humanos modernos surgieron en Africa unos 200.000 años atrás y hace 60.000 protagonizaron un éxodo que los llevó a las estepas de Asia central. Luego, unos 45.000 años atrás, los Cromañón -los ejemplares más tempranos de los humanos modernos (Homo sapiens sapiens)- entraron a Europa y se toparon cara a cara con los Neanderthal. En un territorio agreste, gélido y con recursos escasos, los antiguos amos de Europa -capaces de controlar el fuego y de realizar prácticas como enterrar a sus muertos- no pudieron hacer frente a la capacidad cazadora del Homo sapiens: hace 28.000 años los Neanderthal desaparecieron y los humanos modernos iniciaron su dominio.

Un nuevo estudio de científicos españoles y estadounidenses revela un factor clave en este proceso: la altura. Según análisis comparativos realizados entre fósiles de Cromañón, Neanderthal y Homo Heidelbergensis -antepasado de los Neanderthal-, los primeros Homo Sapiens eran bastante más espigados que sus parientes lejanos: 177,4 cm, versus 163,6 cm de los Heidelbergensis y 160,6 cm de los Neanderthal.

José Miguel Carretero Díaz, paleontólogo y director del laboratorio de evolución humana de la U. de Burgos (España), explica que la anatomía más espigada del Homo Sapiens implicó varias ventajas en comparación con la contextura más gruesa y baja de sus competidores, sobre todo en lo referido a sus necesidades energéticas.

"Un cuerpo más ancho y un esqueleto más pesado como el de los Neanderthal implican mayor masa muscular y más gasto energético. Cálculos de biomecánica indican que el organismo de los Neanderthal habría sido hasta 30% más costoso en términos energéticos que el nuestro; nosotros somos light en comparación con ellos", dice a La Tercera. De hecho, se estima que para sustentar su robusto cuerpo en las gélidas condiciones europeas un Neanderthal habría requerido atrapar presas que le aseguraran 5.000 calorías diarias, cantidad que duplica a la requerida por un Homo Sapiens en condiciones similares y equivalente a lo que quema a diario un ciclista en el tour de Francia.

Competencia total

En el estudio, los científicos analizaron 27 huesos completos de Homo Heidelbergensis, que tienen 500.000 años y fueron hallados en Sima de los Huesos de Atapuerca, Burgos. La zona es el yacimiento paleontológico más importante de Europa: hasta hoy se han hallado 2.500 restos de entre 33 y 45 individuos de la especie Homo Heidelbergensis.

El análisis, y posterior comparación con restos de Neanderthal y Cromañón, se hizo usando huesos largos completos de brazos y piernas. Los resultados no solo indican que los Homo Heidelbergensis eran ligeramente más altos que los Neanderthal, sino que la estatura promedio de ambas especies es muy similar a poblaciones actuales que habitan en Europa central y mediterránea.

Carretero Díaz afirma que la estatura es un parámetro clave en términos adaptativos: "Influye en numerosos aspectos biológicos de una especie, como la dieta, el desarrollo del cerebro, la capacidad de desplazamiento, las diferencias en la fisonomía de machos y hembras y hasta en el parto y el tamaño del recién nacido". Esto último fue corroborado por un estudio de expertos suizos y japoneses, quienes recrearon el parto de un Neanderthal en 3D: así establecieron que las hembras, debido a su contextura más baja y robusta, tenían una pelvis más gruesa que las mujeres modernas, por lo que el tamaño del cráneo de los recién nacidos era mayor.

Al presentar un biotipo con huesos más ligeros, estatura más elevada y piernas más largas, los primeros Homo Sapiens no solo tenían un menor peso corporal que sustentar con calorías, sino que podían dar zancadas más largas y veloces. Así lograban correr con mayor eficacia que los Neanderthal, lo que les permitió imponerse en la caza de presas como mamuts en la agreste y gélida Europa.

Eso explica que tras dominar Europa, los Neanderthal pasaron hace 43.000 años a estar arrinconados en la Península Ibérica y la zona costera del Mediterráneo. Si bien hubo un cruce entre ambos grupos -análisis muestran que entre el 1% y el 4% del ADN de una persona actual proviene de los Neanderthal-, hace unos 30.000 años esta especie había desaparecido como tal.

Los estudios antropológicos aportan otra pista sobre una ventaja más social de los humanos modernos. El tamaño de un grupo Neanderthal era similar al de una familia extendida moderna, es decir, unos ocho o 10 miembros. Sin embargo, los asentamientos más antiguos de humanos modernos en Europa representan poblaciones más grandes.

¿El resultado? Más interacciones sociales que estimulaban una mayor creatividad durante la niñez y adolescencia, además del desarrollo de un lenguaje más sofisticado, mayor protección e, indirectamente, mayor longevidad. Esto mejoró la capacidad de transmitir conocimientos prácticos de supervivencia, como la elaboración de herramientas, tanto de generación en generación como entre distintos grupos

Análisis geológicos y de hielo muestran que en el período comprendido entre 30.000 años atrás y la última gran glaciación, hace 18.000 años, el clima varió bruscamente, a veces en fases de apenas décadas. En este escenario, tener más personas en un grupo social, con mayor diversidad de talentos y una anatomía menos demandante, pudo haberles dado la ventaja a los Homo Sapiens. "Los Neanderthal estaban adaptados a climas fríos. Pero la superposición de estos cambios extremos y la competencia con los humanos modernos hizo la diferencia", señaló Chris Stringer, antropólogo y experto en orígenes humanos del Museo de Historia Natural de Londres, a la revista National Geographic.

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