La estrecha relación de la familia operadora del tren de Buenos Aires con el poder
<P>En 1994, el Grupo Cirigliano pasó a ser uno de los principales destinatarios de subsidios estatales.</P>
La empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), concesionaria del tren que causó el accidente del miércoles pasado en la capital argentina, que dejó a 51 personas muertas, está controlada por dos hermanos que, en las últimas décadas, han sabido cómo moverse dentro de las esferas del poder: Claudio y Mario Cirigliano son los herederos del Grupo Cirigliano que, además de los trenes, es dueño del Grupo Plaza (de recorridos de micros urbanas e interprovinciales), Tatsa (carrocerías) y Emfersa (material ferroviario), entre otras empresas.
La compañía, que fue fundada hace más de 50 años por el padre de ambos, Nicola Cirigliano -un inmigrante italiano que llegó a Argentina tras el fin de la Segunda Guerra Mundial-, empezó como una pyme, para transformarse con el correr de las décadas en un grupo económico poderoso en Argentina.
Según el diario La Nación, Nicola Cirigliano comenzó su negocio en el transporte urbano con la concesión de dos líneas de micros en Buenos Aires. Pero no fue hasta la entrada a la empresa de sus dos hijos, Claudio y Mario, cuando comenzó su explosiva expansión. Así, durante la primera mitad de la década de los 90, el grupo pasó a ser uno de los principales destinatarios de subsidios y ayudas del Estado argentino, según el diario Perfil de Buenos Aires.
Fue en esa época que Claudio Cirigliano, quien actúa como presidente de la compañía, logró establecer un contacto directo con el entonces Presidente Carlos Menem. Así, en 1994 obtuvieron la adjudicación de los trenes suburbanos de Buenos Aires.
Aquel primer contrato comprometía al Estado a aportarle unos US$ 16 millones por 10 años, a cambio del compromiso de reacondicionamiento y mantención de los 219 vagones de la línea Sarmiento y los 143 de la línea Mitre.
Pero los Cirigliano no se quedaron sólo con el negocio de los trenes. Con Tatsa comenzaron a fabricar buses y con Emfersa, vagones para trenes de dos pisos. Según Perfil, en estos negocios también habrían logrado el financiamiento del Estado para producir bienes que el propio Estado les compraría y que luego ofrecería para que exploten sus propias empresas.
Pero esta cercanía con el poder no sólo se vio durante la época de Menem. Con Fernando de la Rúa también tuvieron una excelente relación y hasta formaron parte de comitivas oficiales en viajes al extranjero. La misma cercanía con la Casa Rosada se observó durante el gobierno de Eduardo Duhalde, y se afianzó con Néstor Kirchner y Cristina Fernández a partir de 2003. Durante 2011, TBA recibió US$ 30 millones en subsidios y en enero de este año ya le fueron entregados US$ 17 millones, según el sitio web de la Secretaría de Transporte del gobierno argentino.
Según las denuncias de la Auditoría General de la Nación, la empresa habría derivado subsidios estatales, que tenían como destino original la mejora del servicio, a financiar negocios propios y a la expansión del Grupo Cirigliano. "La responsabilidad del gobierno kirchnerista en la tragedia es ineludible. Se ignoraron denuncias de la Auditoría General de la Nación y elementales demandas de los usuarios sobre el deterioro del servicio. La compensación pasó por subsidios del Estado que sirvieron para paliar estos costos y vaya a saber qué otras cosas, pero no para hacer las inversiones de infraestructura indispensables. Por lo visto, el gobierno descargará en las próximas horas toda la responsabilidad en TBA, pese a que hasta anteayer tenía a los hermanos Cirigliano entre sus empresarios favoritos", aseguró Fernando Laborda, analista del diario La Nación.
RR
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.