La etapa más larga de la historia fue un premio a la fuga
<P>El español Javier Ramírez (Andalucía) se impuso en los 221,1 kilómetros corridos ayer.</P>
La etapa más larga en la historia de la Vuelta Chile fue programada en un momento clave de la competencia. Luego de seis jornadas, el poderío de Clos de Pirque-Trek era indiscutible, pero aún no decisivo para asegurar la victoria en la clásica rutera.
Por lo mismo, en los 221,1 kilómetros que separan a Temuco de Los Angeles, y bajo intenso calor, reinó la cautela entre los pedaleros que tenían armas para imponerse.
Finalmente, el ganador fue el español del equipo Andalucía Javier Ramírez, uno de los que estuvo casi siempre en el grupo de los escapados.
"Salí a 'mil por hora'. La clave fue calibrar las fuerzas que nos quedaban y buscar la fuga. Aprovechamos la oportunidad", explicó el pedalero de la escuadra que ya suma tres etapas ganadas. En la cima de la general, como esperaba Clos de Pirque, no hay mayores cambios. Los líderes cumplieron su objetivo de frenar la amenaza del colombiano Félix Cárdenas (GW Shimano). Luis Mansillla sigue líder, pero ahora con siete segundos de ventaja sobre Patricio Almonacid y 48 sobre Cárdenas.
La ruta de ayer contempló tres metas volante y una de montaña y se convirtió en la más extensa desde que se fundó el giro criollo, en octubre de 1976.
Para la Federación Ciclista de Chile (Fecichile) es un trazado que contribuye a subir la categoría del certamen -del 2.2 en el escalafón UCI que tiene actualmente al 2.1- lo que permitiría mejorar el nivel de los equipos, como ocurre en la Vuelta de San Luis (Argentina), por ejemplo.
"Hay que seguir mejorando el perfil de la Vuelta e intentar asemejarse a los grandes giros de Europa; de hecho, está dentro del rango de esas competencias", explica el presidente de la Fecichile, Miguel Carrillo.
Con el dirigente coincide Marcelo von Chrismar, director VTR de la prueba: "Fue una etapa complicada, con mucho viento y con alta temperatura. Pero lo que buscamos era subir el nivel de la carrera y creo que lo hemos logrado instaurando este kilometraje".
Claramente se está buscando la excelencia. Y en cierta forma se avanza, porque la dura etapa de ayer se asemeja a instancias importantes en las mejores competencias del Viejo Continente.
Por ejemplo, en la Vuelta España, una carrera que la organización tiene como espejo para perfeccionar el giro criollo, ninguna de sus 21 etapas supera los 221,1 que tuvo la de Temuco a Los Angeles. ¿La mayor? Entre Andorra y Barcelona, de 194 kilómetros.
En el caso del Giro de Italia y el Tour de Francia tampoco hay muchas diferencias. En la corrida peninsular sólo hay dos trazados que la superan: la media montaña de Sulmona a Lago Laceno (229 km) y de Asís a Montecatini Terme (243 km). En el caso de la famosa carrera gala, el trazado entre Dinan y Lisieux es el único que supera (y no por mucho: 226,5 kilómetros) al complicado camino que ayer concluyó pasadas las seis de la tarde.
Para los pedaleros la etapa implicó varias maniobras: "Había que comer aunque no tuviéramos hambre. Nos hidratamos mucho, a cada momento", dijo Mauro Richeze, del Team Nippo. Para Ricardo Paredes, la idea fue aguantar. "Hubo que dejar que se escaparan algunos e ir neutralizando", dijo el pedalero de Bici Club Macul.
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