La fiesta dieciochera desde el mar, el norte y el sur

<P>Cambian el clima y las costumbres, pero no las ganas de celebrar. Desde sopaipillas, pescados a la parrilla y bailes polinésicos, hasta corderos al palo. La fiesta nacional se comienza a vivir en cada recodo del país. </P>




Arica e Iquique: Anticuchos con papas y sopaipillas sin zapallo

En Arica, las ramadas ofrecen comidas que reflejan la mezcla cultural del mundo andino, chileno y peruano. Por ejemplo, los anticuchos no llevan longaniza, cebolla, vienesa ni trozos de carne en forma cuadrada. Las fondas ofrecen fierritos con carne de forma alargada (como churrasco) y están acompañados de papas. Además, los stands venden sopaipillas, aunque muy distintas a las de la zona central: son más grandes, delgadas y no llevan zapallo.

"Hay mucha gente que reclama, porque dicen que parece más una fiesta extranjera que chilena, pero todos los años se llena y la gente come feliz nuestros productos", cuenta María Mamani, quien lleva más de 10 años en las ramadas que se instalan al pie del Morro de Arica.

Una situación similar se vive con la música, donde lo más escuchado son mezclas de cumbias con ritmos andinos.

En Iquique y Alto Hospicio, las ramadas ofrecen cocinerías, locales de juego y baile. El dirigente de los ramaderos, Raúl Astorga, indica que si bien se incentiva que se toque música chilena, los mismos clientes piden modificar el repertorio. "A la gente le gusta bailar y muchos comerciantes amenizan con grupos de música tropical u otros que son originarios de Bolivia. Están muy arraigados esos ritmos, y si no se complace a la clientela, definitivamente no entra la gente al recinto. Lo mismo pasa con algunas comidas, que se consumen tradicionalmente en la zona altiplánica o fronteriza".

Isla de Pascua: El zapateo también va al ritmo del sau sau

Este viernes, los jardines infantiles y colegios de Isla de Pascua, tal como en el resto del país, comenzaron a festejar el "18". Y todos los niños llegaron con disfraces de huasos y chinas, aunque los mismos pequeños también se vistieron con el atuendo tradicional pascuense. "Es bonito verlos así, todos felices con la actividad", dice una de las encargadas del municipio.

Las opiniones a lo largo de Rapa Nui son disímiles en torno a las Fiestas Patrias. "Es parte de su cultura y la respetamos mucho, pero no es algo que a nosotros nos identifique", sostiene Valeria Pakarati.

"Lo mejor del "18", eso sí, es el terremoto, se agradece", bromea esta misma residente de la isla, en torno a ese engañador brebaje dulce, elaborado a base de pipeño, helado de piña y toques de granadina y fernet, supuestamente inventado en el bar "La Piojera", de Santiago. Todos, según ella, lo aprueban sin reparos. Y también reconoce que la costumbre dieciochera, en lo que a fondas y ramadas se refiere, ha cundido.

Cristián Vásquez, dueño de un restaurante, organiza todos los años la Fonda Pea. "Antes era algo pequeño, casi para los amigos. Ahora, en cambio, viene más gente, y muchos isleños encuentran entretenido el ambiente. Tal como en el conti, el '18' es una excusa para festejar. Hay como tres o cuatro fondas", dice.

En ellas, no todo es carne y anticuchos. También mucho pescado a la parrilla, aunque la empanada de pino ha ganado algo de espacio. Alejandra Mejías llegó a Isla de Pascua hace décadas y el año pasado decidió hacer una fonda al estilo "conti". "Montamos una carpa enorme con los pou, que son troncos que obtuvimos del bosque cercano al volcán Orongo, y varas de eucalipto. En cuanto a la comida, mucho costillar. Eso les encanta por acá".

Según el alcalde, Pedro Edmunds, "aquí siempre ha habido ramadas para el '18', también tenemos un club de huasos, pero en cada lugar no puede faltar la música pascuense".

El "18" patagónico: Entre chamamé y cordero al palo

Para Fiestas Patrias, en Punta Arenas la apuesta es combinar costumbres nacionales con el criollismo neto de la Patagonia. Gauchos y chilotes llevaron a esa tierra sus vestimentas y gastronomía, aunque también existen los clubes de huasos, aunque en menor cantidad. Además de la cueca, el vals, la zamba y el chamamé forman parte del catálogo musical de la región. En cuanto a la comida, empanadas, anticuchos y choripanes conviven con el cordero al palo, el curanto, los chapaleles y el milcao de Chiloé.

El clima austral no permite realizar fondas y ramadas al aire libre. Es costumbre que éstas se trasladen a gimnasios, centros de eventos o compañías de bomberos.

El baile argentino chamamé también forma parte habitual de la música que alegra las fondas de Aysén, donde gran parte de su concurrencia, principalmente en zonas rurales, llega a la celebración con sus mejores vestimentas de gaucho. Esta simbiosis cultural halla su origen en la permanente relación humana y comercial que han mantenido los pioneros de Aysén con los poblados fronterizos, legado que se refleja hasta hoy en la expresión "che", que amistosamente emplea gran parte de la población.

"Acá se baila harto chamamé, que es lo típico de la zona y lo que más se pide. Se dice que el que no baila chamamé no es patagón. Pero también habrá harta cueca y cumbia", dice Susana Barrientos, presidenta de los fonderos de la comuna de Puerto Aysén.

"Acá venderemos pescado, empanadas de mariscos, harto ceviche, anticuchos y las empanadas de carne, que son las tradicionales", agrega.

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