La figura del apoderado se institucionaliza en las universidades

<P>Padres sobreprotectores que no sólo firman cheques, también deciden qué y dónde estudiarán sus hijos. Los planteles responden a esta tendencia, con reuniones de apoderados y algunas, incluso, con informes de notas semestrales.</P>




Son las 11 de la mañana del 5 de enero, día de postulaciones en la mayoría de las universidades del país. Claudia camina de un lado a otro en el hall de una universidad privada en el barrio Bellavista; se acerca a las mesas de ayuda, a quienes guían el proceso, a los stands de carreras.

No es ella quien entrará a la universidad, sino su primo Mauricio (19), quien la observa desde la entrada. "No se va a poder matricular hoy, porque no trajo ningún documento", dice Claudia. Eso no fue lo único que olvidó: no recordó hacer el trámite para el crédito con aval del Estado y tampoco buscó alguna beca interna para ingresar a Pedagogía con sus 522 puntos. La madre de Mauricio quería acompañarlo, pero estaba trabajando y confió en Claudia, quien ya había pasado por la universidad, para que lo guiara. Es el único momento en que ella lo ha dejado solo: su madre le prepara el desayuno diariamente, lo va a dejar a la micro y lo llama para cerciorarse de que llegó a su trabajo, una tienda del centro. Cada noche, lo va a buscar al paradero.

Al otro lado de la ciudad, en pleno San Carlos de Apoquindo, Matías (18) conversa con unos ex compañeros que también decidieron ingresar a esa universidad. Mientras tanto, su madre ha gestionado todo el día la posibilidad de que su hijo ingrese a Derecho, tras quedar cinco décimas abajo del último seleccionado. "Ya fui a hablar con el jefe de carrera y dice que tengo que esperar, pero que hay posibilidades. Así que voy a preguntar de nuevo", señala la mujer, antes de ingresar por quinta vez en el día a la oficina del jefe de carrera.

Son dos ejemplos que ilustran a esta nueva generación, criada por padres sobreprotectores, quienes por años controlaron sus vidas en el jardín infantil y en la escuela y que continúan esa dinámica en la universidad. Durante una semana, La Tercera recorrió universidades observando el proceso de admisión. En todas, los padres acompañaban a sus hijos no sólo para firmar documentos, también para ver las mallas curriculares, interceder ante los responsables para lograr un cupo o decidir qué estudiarían sus hijos.

"Es un contraste entre la infancia libre de los niños de los 70 y una infancia controlada ante los estímulos y los peligros de hoy", dice la sicóloga de la U. Católica Verónica Lillo. Pero aclara: "Una cosa es prevenir y otra es la sobreprotección".

Y los planteles no han tenido otra opción que responder, institucionalizando la figura del "apoderado", ahora también en la universidad. Hace varios años, la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile realiza una ceremonia donde convoca a los padres para que conozcan las instalaciones. Pero hoy la iniciativa se ha extendido a las facultades de Odontología, Ciencias Físicas y Matemáticas y Veterinaria. "Muchas veces los alumnos no están preparados para esta nueva etapa. Queremos que los padres se enteren de ese cambio y que sepan que esta autonomía lleva responsabilidades", señala Roberto Nahum, decano de Derecho, quien les aclara, en todo caso, "que esto no es un centro de padres, que es la primera y última vez que los veré".

Iniciativas como ésta se han replicado en la UDD, en algunas carreras como Publicidad, y en la U. Católica Silva Henríquez. En la UC, el rector recibe en una ceremonia a los mejores puntajes y a sus padres.

Sin embargo, en otras universidades sí se han formado centros de padres. Por ejemplo, el que se creó en 2005 en la U. de Concepción. Su objetivo es contribuir con ayudas estudiantiles y becas, y brindar atención de salud a los estudiantes, a través de un centro que poseen y donde detectan a los alumnos con problemas. Sin embargo, también hacen puente entre los apoderados y la universidad: a los padres que los llaman para preguntar sobre notas u otros aspectos académicos de sus hijos -unos tres o cuatro al año- los derivan a la secretaría de estudio.

Otros planteles privados han ido aún más allá, entregando certificado de notas semestrales o teléfonos de los profesores a los apoderados, como las universidades SEK y Bernardo O'Higgins, respectivamente."Los chicos que asisten a esta universidad no saben qué hacer con tanta autonomía, por eso los papás quieren un control", dice Alejandra Rojas, coordinadora de Gestión Académica de U. Internacional SEK.

La U. Bernardo O'Higgins entrega, además, una clave a cada padre para acceder al intranet y así revisar las notas de sus hijos. "Una vez un padre vino a hablar por el rendimiento de su hija y ahí se dio cuenta que la chica estaba expulsada hace dos meses", señala Rodrigo Aitken, decano de la Facultad de Ingeniería

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