La fórmula de Monarch para igualar los costos de la competencia china

<P>La firma produce dos millones de prendas al mes, factura US$ 33 millones al año y suma 59 tiendas. Tras años de vaivenes, invirtió fuerte para enfrentar a sus rivales de Asia.</P>




EN Italia está la cuna de la fabricación de textiles para calcetines y panties. Y en Italia también está el origen de las familias que controlan Monarch, una de las pocas fabricantes locales que ha resistido la fuerte competencia de los productos chinos y más de una crisis que amenazó con poner fin a una historia que partió hace más de 70 años, en Iquique, con la compra, por parte de los hermanos Juan y Attilio Magnasco, de una pequeña fábrica, a la que luego se unió el empresario Darío Aste.

Hoy la compañía, a la que se está incorporando la tercera generación, está prácticamente sola en un mercado donde hace apenas dos décadas había cerca de 14 productores, y donde las importaciones de calcetines y medias representan un 70% de la torta local, según estimaciones del Instituto Textil. En ese contexto, cuenta Aldo Magnasco, director comercial, la firma -cuyas ventas anuales bordean los US$ 33 millones- proyecta vender este año 21% más en volumen que en 2011 y pasar de 14 millones de pares de calcetines a unos 17 millones hacia diciembre. Es decir, "uno por cada chileno", según explica. Todo esto, en un mercado bien particular, donde la mitad de la demanda se mueve en la informalidad de ferias libres y puestos de la calle. En el mercado formal, de grandes tiendas, supermercados y locales especializados, se comercializan unos 30 millones de pares al año.

Monarch, que produce dos millones de prendas al mes, entre calcetines, camisetas y panties, se ha preparado para sortear los distintos vaivenes de estos años. El último, entre 2007 y 2008, por la masiva llegada de productos asiáticos y la baja en ventas como consecuencia de la crisis mundial. Fue un punto de quiebre, reconoce el ejecutivo, que los llevó a tomar la decisión de invertir fuerte en tecnología. En total, colocaron US$ 12 millones en un centro de distribución en Macul, de 16 mil metros cuadrados, que se inauguró a fines de 2011. El proyecto se sumó a otros US$ 4 millones para la compra de nueva maquinaria y equipos eficientes, que les permitió ahorrar un 37% de energía en las tres plantas productivas que poseen.

Con todas estas modificaciones, la empresa consiguió un hito. "Hoy logramos costos muy similares a los de China en términos de producción y nuestras máquinas tienen, a lo más, cuatro años de antigüedad", relata. Al mismo tiempo, dice, "podemos responder rápidamente a la demanda por nuevos productos, algo que no se puede hacer si uno importa desde Oriente, porque se deben hacer los pedidos con mínimo ocho meses de anticipación".

El crecimiento inmediato no sólo apunta a un incremento en su capacidad productiva, que migrará de 500 mil a 700 mil unidades mensuales de calcetines a partir de 2013. Además, irá de la mano de sus tiendas, que pasarán de 59 a 63 en este primer semestre. Una de ellas estará en Costanera Center, otra en Espacio M, en pleno centro de Santiago, y también habrá aperturas en los malls de Puerto Varas y Concepción. En el tintero quedaron otros planes. El año pasado, de hecho, las familias fundadoras discutieron el ingreso de un nuevo socio. Pero el plan quedó en stand-by. "Tuvimos conversaciones con inversionistas extranjeros del rubro, pero estamos bien, por ahora. Lo que sí decidimos fue no abrirnos a la Bolsa. No nos interesa un socio que sólo quiera un reparto de utilidades a fin de año, sino que un inversionista que aporte conocimientos", revela Magnasco.

Empresas Monarch está dividida en dos áreas, una textil y otra inmobiliaria-agrícola, a cargo de Fernando Magnasco. En ambas ya está comenzando a incorporarse al negocio la tercera generación de la familia, "pero bajo un estricto protocolo. Todos los socios firmamos un documento de 40 puntos, que establece que para sumarse a la empresa se debe haber cursado una carrera universitaria afín con el rubro, un magíster o un doctorado, y se debe haber trabajado al menos dos años en otra compañía", explica Aldo Magnasco. A eso se agregan normas para las faltas, enfermedades y hasta para el monto de obsequios de representación que se pueden hacer anualmente.

En el rubro textil, Aldo Magnasco coordina la operación. Le sigue Roberto Aste, como director de producción, y Darío Aste, como director apoderado. Los tres son parte de la segunda generación al mando de la empresa. La tercera está compuesta por Claudio Magnasco (gerente general), Alejandro Magnasco (gerente de ventas) y Roberto Javier Aste (gerente de producción).

En el área inmobiliaria y agrícola -que opera bajo el alero de inversiones Azzurra-, la tercera generación está compuesta por Paola y Mauricio Magnasco. Ellos están a la cabeza de los negocios que involucran la construcción de edificios -uno en Kennedy y dos en Ñuñoa- y la producción de nueces y uvas de exportación, más los campos cercanos a Osorno. En esta zona se hicieron socios de Alisur, productora de aceite de canola para salmones. "La demanda ha crecido en forma exponencial tras el virus Isa. El negocio crece fuerte y tiene buenas perspectivas", cuenta Aldo Magnasco.

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