La historia de la chilena incluida en la portada de revista Time

<P><span style="text-transform:uppercase">[inmigrantes en EE.UU.]</span> </P> <P>Daniela Bravo tiene 24 años, llegó en 2000 a EE.UU y estudia Antropología en Boston. Pertenece a los 11,5 millones de ilegales que viven en ese país. </P>




En Estados Unidos son conocidos como los dreamers (soñadores): los niños que llegaron hace años al país y que hoy son jóvenes con estudios, pero ilegales. Entre todos los dreamers que buscan "el sueño americano" hay una joven chilena que destaca y cuyo caso salió a la luz nada menos que en la revista Time, en un largo artículo sobre 36 indocumentados en EE.UU. "Ya no hablo ni como chilena", cuenta Daniela Bravo, de 24 años, desde Boston. De hecho, tiene acento norteamericano y cuenta a La Tercera que si bien sueña con volver a Chile, no puede hacerlo, "porque no podría regresar a Estados Unidos, donde quiero hacer mi vida".

Daniela se siente una estadounidense más, aunque no posee documentos, situación que comparte con otros 11,5 millones de personas "sin papeles". Llegó a EE.UU. en 2000, junto a su madre y su hermana, para reencontrarse con su padre que había salido de Chile una década antes. "Mi papá se vino a trabajar como gerente de un restaurante y eso nos permitió tener una buena calidad de vida en Chile. Pero como estuvimos separados muchos años, nos fuimos a Estados Unidos e ingresamos como turistas", comenta. Todo iba bien, hasta los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2011, que endurecieron la política migratoria. Y para peor, "mi padre falleció en 2006, el año en que me gradué de enseñanza media. Entonces, nos quedamos sin nada e ilegales", cuenta Daniela.

Al no poder regularizar su situación y para poder ingresar a la universidad, esta joven chilena debió realizar una serie de trabajos "muy bajos, cosas no muy agradables". Su hermana ya está legalizada, pues se casó con un estadounidense. Pero el esfuerzo valió la pena y en 2010 juntó el dinero suficiente para estudiar Antropología en la Universidad de Massachusetts, cuyo semestre cuesta US$ 6 mil. Junto a otros estudiantes, paralelamente Daniela se incorporó a la organización Movimiento Estudiantil Inmigratorio, que presiona al Presidente para que suavice y regule las leyes de inmigración. "Hacemos presión contra Obama e incluso he viajado a Washington DC para protestar. Aparecer en la Time es un riesgo que asumí, porque estoy cansada de vivir con miedo, sólo estamos luchando por nuestros derechos", comenta.

La presión ha dado resultados. La misma semana en que Time publicó su nota, Obama anunció la suspensión de las deportaciones de los dreamers menores de 30 años y con un mínimo de cinco años en el país. Se estima que 800.000 jóvenes indocumentados podrían beneficiarse de la suspensión por dos años renovables de su deportación. Además, el mandatario urgió ayer al Congreso a que apruebe de una vez por todas la reforma migratoria, durante un discurso ante la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados, en el estado de Florida. Precisamente, el artículo de Time -titulado "Somos norteamericanos, sólo que ilegales"-, fue publicado en momentos en que la inmigración se ha transformado en un tema de la campaña con miras a las presidenciales de noviembre.

En un fuerte "simbolismo", el reportaje de la revista fue escrito por José Antonio Vargas, un respetado periodista de origen filipino del diario The Washington Post, ganador de un Pulitzer y que en 2011 reveló que vivía de forma ilegal en EE.UU., algo que generó un fuerte revuelo. Al igual que Daniela Bravo, Vargas llegó al país cuando tenía 12 años. Su rostro aparece al centro de la portada de la Time junto a otros 35 ilegales, entre ellos la joven chilena. "Esto es muy difícil", insiste Daniela, al teléfono desde su hogar que comparte junto a su madre en Boston. "Obama ha dicho que sacará una ley para quienes llevan cinco años acá y seguramente conseguiré un permiso de trabajo. Pero mi historia no se acaba ahí, ya que me preocupa mi mamá. Ella quedará en el aire". En todo caso, Daniela aclara que a diferencia de estados como Arizona, "Massachusetts es un estado liberal y la policía no puede deportarte si no has hecho nada criminal".

"Yo he querido muchas veces volver a Chile. Aunque volver a Chile sería volver a un país extraño para mí. Pero si voy, no podría regresar a Estados Unidos. Yo crecí acá. Yo me siento estadounidense", concluye Daniela, con una particular mezcla de resignación y optimismo.

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