La historia del otro joven imputado por asesinar a un carabinero un 11 de septiembre

<P>Eduardo Espinoza (22) cumple una pena de 10 años de cárcel por el crimen del cabo Cristián Vera, baleado en 2007 en Pudahuel Sur.</P>




Luz Bórquez mantiene intacto el recuerdo de la noche del 11 de septiembre de 2007, cuando un menor golpeó apurado la puerta de su casa en el pasaje Mar Báltico, en Pudahuel Sur. Era uno de los amigos de su hijo, Eduardo Espinoza (22). Quería subir a la pieza del "Guaro", en el segundo piso. Buscaba una pistola calibre nueve milímetros que su hijo mantenía oculta en su habitación, pintada completamente de azul. El arma estaba cerca de una fotografía suya con uno de sus ídolos: el ex jugador de la U. de Chile Diego Rivarola.

Esa noche todo el barrio escuchó los disturbios que provenían de la esquina de Laguna Sur y La Estrella. Algunos, incluso, salieron de sus casas para mirar. Fue en esas horas cuando uno de los disparos realizados por encapuchados atravesó el casco del cabo de Carabineros Cristián Vera, quien finalmente falleció.

"Este niño que acusan de matar a un carabinero en Quilicura me hace recordar lo de mi hijo, me ha dejado mal", dice la madre de "El Guaro", quien entonces tenía 18 años. Lo dice aludiendo a la detención de un menor de 16 años por el crimen cometido este 11 de septiembre.

Hoy, su hijo cumple una condena de 10 años de cárcel en la ex Penitenciaría, por homicidio y porte ilegal de armas. La mujer recuerda que antes de su detención "le decía que se portara bien y él me respondía: 'Tranquila, mamita'. Usted sabe que los hijos le dicen así a uno".

Han pasado casi cinco años desde entonces y la madre de "El Guaro" dice que éste ha madurado en prisión.

"Lo encuentro más cambiado, más hombre, pero tiene que seguir madurando y salir solito de esto", añade.

La mujer vive junto a su madre y a un hermano en una población de Recoleta. Asegura que, actualmente, su hijo está interesado en optar a algún beneficio carcelario, como la salida dominical. En noviembre cumpliría el tiempo de condena requerido para postular al beneficio, algo que dependerá de la evaluación que haga el Consejo Técnico de Gendarmería.

"Hijo de choro"

"El Guaro" es el tercero de cuatro hermanos y llegó hasta cuarto básico. Su madre asegura que se crió en una familia marcada por constantes episodios de violencia y donde la figura de su padre, Eduardo Espinoza Correa, fue decisiva.

Fuentes ligadas al caso mencionan una anécdota ocurrida en los pasillos de la fiscalía militar: antes de que comenzara uno de los interrogatorios a "El Guaro", apareció el padre de éste y le dijo: "No olvide que usted es hijo de un choro (ladrón)".

Quienes conocieron de cerca la causa que investigó el ex fiscal militar Roberto Reveco recuerdan que el padre de "El Guaro" lo visitaba frecuentemente en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS). Coinciden, también, en que tenía una fuerte influencia sobre él.

Este vínculo se interrrumpió cuando el padre cayó preso por tráfico de drogas.

Actualmente, las visitas las realiza la madre. Esta fue a verlo el viernes pasado a la ex Penitenciaría, donde fue trasladado hace cinco meses desde la CAS.

Eduardo Espinoza se encuentra en el módulo C de este penal, junto a cerca de 200 reos que cumplen condena separados del resto de la población por su buena conducta.

Se trata de un sector donde los internos participan de cursos para lograr rehabilitarse. Fuentes de Gendarmería explican que "El Guaro" no participa de un programa específico de intervención, pero sí integra un taller de confección de artesanías en cuero. Según su madre, también retomó sus estudios.

Reconoce disparos

Según consta en el proceso judicial, Eduardo Espinoza reconoció ante el fiscal que la noche del 11 de septiembre de 2007 disparó en reiteradas ocasiones una pistola Browning, en dirección a un grupo de carabineros. Sin embargo, señaló entonces, lo hizo sin la intención de asesinar al cabo Vera.

En el mismo proceso aparecen testigos que dicen haber visto a Espinoza jactarse de haber dado muerte a un uniformado.

Pese a que el ex fiscal militar pedía una condena de 12 años de cárcel para el joven, en mayo de 2011 la Corte Suprema la redujo a 10 años. En la sentencia, los ministros reconocieron la colaboración de Espinoza al entregar voluntariamente el arma homicida.

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