La historia y estilo de Iván Fuentes

<P>El principal interlocutor del gobierno en el conflicto por Aysén -cuya flexibilidad no siempre ha sido bien recibida por las bases y los otros dirigentes- logró ser recibido en La Moneda y pone a prueba su liderazgo. </P>




A principios de los 80, Iván Fuentes (49) aún no era mayor de edad y por vez primera estuvo en un vehículo de carabineros: fue detenido en medio de una protesta contra el gobierno de Pinochet en Linares y trasladado a la comisaría de la ciudad. Tres décadas después, el pasado 15 de marzo en Puerto Aysén, Fuentes volvió a subir a un bus policial. Esta vez lo hizo por su propia voluntad para pedirles a los uniformados que abandonaran el móvil que, por una mala maniobra del chofer, había quedado atrapado en una zanja en la entrada a la ciudad y que los manifestantes patagones amenazaban con quemar, como finalmente ocurrió.

El líder de los pescadores, que junto a Misael Ruiz representan al ala dialogante del Movimiento por Aysén, recibió esa jornada pedradas de sus bases por intervenir en el asunto. En especial, porque desde hacía días denunciaban la militarización de la zona y el uso excesivo de la fuerza por parte de Carabineros.

Una semana después de ese episodio, Fuentes ingresó a La Moneda, junto con otros 15 dirigentes, con la misión de sellar un acuerdo en una cita con el Vicepresidente Rodrigo Hinzpeter y el ministro Andrés Chadwick. El encuentro es el de más alto nivel que ha sostenido desde que en febrero se iniciaron las protestas en la zona austral, primero por las repercusiones de Ley de Pesca y luego por el alto precio del combustible.

"Venimos con las manos abiertas y vamos a poner el corazón en la mesa", dijo el dirigente el jueves en la Anef, horas antes de trasladarse a Palacio, donde se reunió con dirigentes estudiantiles y de otros movimientos sociales. La frase repercutió en las redes sociales y el líder que llegó sólo hasta cuarto medio y cuya familia biológica lo entregó a unos profesores para que tuviera un mejor futuro, apareció abriendo los noticiarios centrales de todos los canales.

Descalzo y con hambre

Fuentes cuenta que creció en un sector rural de Longaví, llamado Loma la Tercera. Relata que su padre, campesino, era herrero forjador y su madre, dueña de casa. La situación era difícil: 12 hermanos y un sueldo que apenas alcanzaba para lo básico. "Caminaba descalzo como un kilómetro hacia la escuela, varias veces pasamos hambre", relata Fuentes.

En 1972, cuando tenía nueve años, una pareja de profesores provenientes de Valdivia, Misael Pinares y Lucía Aguilera, llegó a su escuela. Fuentes dice que faltaba excesivamente al colegio, ya que se dedicaba a trabajar en el campo. Los docentes, que no habían podido tener hijos, decidieron adoptarlo.

El dirigente afirma que pasó a primero medio e ingresó a un internado en Linares para estudiar. El matrimonio Pinares-Aguilera partió a Entre Lagos. A los pocos meses, luego de que Fuentes fuera detenido en la protesta, lo llevaron con ellos a la X Región.

A los 21, y ya con un hijo, inició su carrera como pescador. Dice que fue por casualidad. Se desempeñaba como cocinero y panadero en Maullín y recibió la oferta de una labor estable en el Municipio de Quellón, que no se concretó. Sin dinero, aceptó partir al archipiélago de Las Guaitecas como ayudante de embarcaciones.

Recuerda que fueron años difíciles e itinerantes, recorriendo islas en búsqueda de mejores zonas de pesca y extracción. Con todo, había espacio para ciertos lujos. "Una vez gané harta plata vendiendo erizo y como se usaba mucho el blue jeans y las zapatillas blancas, compré esas cosas para los tres y nos creíamos la muerte", afirma el dirigente. En 1988, separado de su pareja de ese entonces, se trasladó a Santiago a trabajar con uno de sus hermanos biológicos en la construcción de pozos para edificios. "En ese tiempo yo arrendaba una casa en La Pintana, pero trabajábamos en Las Condes. Era como vivir en dos países distintos", afirma el líder de los pescadores.

Tras dos años, volvió a las Guaitecas. Ya era un hombre de mar y nuevamente comenzó a trabajar en la pesca. En 2000, junto a Misael Ruiz, su amigo y socio en las movilizaciones, inició su vida como dirigente en el Consejo de los Fiordos y Archipiélagos de Aysén, Corfapa. Su primera declaración en la Radio Santa María fue un fracaso. Convocó a crear un Frente Regional. Nadie respondió el llamado y fue criticado por las organizaciones más duras de pescadores artesanales.

Su estilo conciliador no era bien visto y en 2006, en medio de un conflicto por las cuotas de pesca, le quemaron su vivienda en Puerto Aguirre, ubicado a cuatro horas de navegación de Puerto Aysén.

El atentado fue el corolario de una época especialmente dura. El año anterior su padre adoptivo había sido condenado a tres años y un día de cárcel, con el beneficio de la libertad vigilada, por el abuso sexual de una menor. El tema es especialmente sensible para Fuentes, quien aclara que "nunca he creído en esas acusaciones, porque yo lo conozco, viví con él". Atribuye la imputación a una estrategia política para dejar a su padre fuera de la carrera municipal. "Mi viejo iba a ser candidato alcalde por Entre Lagos y se produce esto, por eso yo digo que la política está enferma y, bueno, es un pasaje triste que no me gusta tocar. El iba por la derecha. Yo en cambio soy socialista de hecho", asegura.

Su rol en la negociación

En las elecciones de 2005, Fuentes votó por Michelle Bachelet. Aunque fue criado por una familia de derecha, él siempre se ha sentido socialista. Una vez estuvo a punto de militar en el PS, pero finalmente no firmó.

Su tendencia política, asegura, no ha sido determinante en su forma de manejar el conflicto. De hecho, su aliado en la Mesa Social por Aysén, Misael Ruiz, es militante RN. Ambos son considerados por el Ejecutivo como los más flexibles y han sido los principales interlocutores con las autoridades. "Son los que entienden que en una negociación no se puede obtener el 100% de lo que se pide, sino que se debe avanzar", afirma una autoridad gubernamental.

Su principal fortaleza, afirman fuentes de La Moneda, es que es cercano y creíble para la población. "El no da la imagen de estar siendo utilizado, sino de hablar efectivamente de las necesidades de su gente", dice un asesor presidencial.

El subsecretario Claudio Alvarado, quien estuvo 16 días en la zona intentando buscar un acuerdo, ha afirmado que Fuentes es un dirigente claro y confiable, aunque a ratos sobrepasado por los grupos más radicales que se han opuesto a bajar las medidas de presión.

Aún así, cuando Fuentes anunció el 5 de marzo la posibilidad de renunciar a la vocería, en medio de la tensión por un posible acuerdo para iniciar conversaciones con el gobierno, que la mayoría del movimiento rechazaba, Alvarado fue el primero en disuadirlo e insistirle en que sólo con él como representante de los intereses de Aysén era posible avanzar hacia un entendimiento.

El diálogo entre ambos a principios de mes era habitual y cercano. Incluso tomaron mate un par de veces. Con el ministro de Energía, Rodrigo Alvarez, en cambio, no logró crear lazos.

Durante el proceso de conversaciones el dirigente de los pescadores ha sido pragmático y ha impulsado, sin éxito, el desbloqueo de calles para ayudar al diálogo. También lo ha pasado mal y ha llorado en público cuando, por ejemplo, el 17 de febrero Teófilo Haros (49) fue herido por Carabineros en su rostro y perdió el ojo derecho. "Cuando fuimos a su casa, me enteré que su esposa era no vidente. Me quise morir, me sentí culpable", dice Fuentes.

Hoy, a más de 30 días del inicio de las movilizaciones, el hombre de 49 años está agotado. Duerme en promedio cuatro horas al día y casi no ha visto a su séptima hija de dos meses. Pero también está expectante, ya que tras semanas de tensión, la crisis comenzaría a decantar finalmente.

Tras el quiebre de las negociaciones el 14 de marzo y la presentación de querellas invocando la Ley de Seguridad Interior del Estado en contra de 22 manifestantes de Aysén, el miércoles 21 Fuentes y Ruiz convencieron al Movimiento Social por Aysén de aceptar la invitación que esa jornada les hizo llegar Hinzpeter, a través del senador Antonio Horvath (RN), de acudir a un encuentro en La Moneda. El gesto, que se repitió el viernes, fue interpretado como una señal de que es posible retomar formalmente las negociaciones en la zona. Si ello ocurre y el conflicto se soluciona, Fuentes tiene previsto volver a competir los domingos por el equipo Cerro Porteño de su barrio, donde juega con la camiseta número 9.

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