La hora del código: El nuevo abecedario

En los próximos años la alfabetización digital será considerada una habilidad básica. Chile se está haciendo parte de iniciativas mundiales para lograr que cada día más niños aprendan a programar y puedan acceder a una de las áreas con mayor demanda laboral; pero hay que apurarse mucho más. <br>




"No te limites a jugar con tu teléfono, prográmalo". El llamado de Barack Obama en un video que invita a los niños y jóvenes a aprender a programar es simple y claro: ellos pueden adaptar la tecnología a sus necesidades, crear aplicaciones o intervenir aquellas que usamos.

La Hora del Código es una campaña mundial de la organización code.org -apoyada en Chile por la Fundación Kodea- que busca que millones de estudiantes dediquen una hora a aprender códigos, entre los días 5 y 11 de octubre. "Pero sin duda, el fin mayor es que el tema tome relevancia y pueda integrarse de manera definitiva en el currículo escolar", explica Mónica Retamal, directora de la Fundación Kodea, quien por estos días está congregando a personajes públicos para que participen en una campaña viral, como la que hubo en Estados Unidos. La versión local -que ya está disponible en la red- cuenta con Nicole, Erika Olivera, Gonzalo Ramírez y Soledad Onetto, entre otros rostros.

Educar en código

"Hace cien años la gente se enfrentaba a la opción de aprender a leer o permanecer como obreros analfabetos. En este siglo, en un mundo completamente informatizado, programar puede marcar la diferencia entre aquellos que pueden vivir con éxito el futuro y los que serán completamente dejados atrás". Así de claro ha sido el CEO de la red social Reddit, YishanWong, uno de los cientos de expertos que están destacando la importancia de este tema en el mundo. Porque no importa qué profesión elijan nuestros hijos, la capacidad de programar va a ser clave para su futuro.

"Dominar un lenguaje de programación implica el desarrollo de capacidades divergentes y creativas, que son fundamentales para desenvolverse en la sociedad del conocimiento", explica Hugo Martínez, director pedagógico de Eduinnova y ex director de la red Enlaces.

Entre las ventajas que los expertos mencionan que tiene este tipo de aprendizaje es que ayuda al desarrollo del pensamiento lógico, porque no sólo se trata de dominar un nuevo tipo de sintaxis, sino de ser capaz de descomponer un problema, de definir procesos gradualmente y, de esta forma, generar secuencias. También es importante el factor creativo, porque existen múltiples caminos para alcanzar un propósito. Y todo eso incluye un fuerte trabajo de tolerancia a la frustración, tan necesario hoy, entre niños acostumbrados a satisfacciones inmediatas.

Según Rodrigo Fábrega, doctor en Teoría Política Educativa y diseñador de proyectos como Aprender a Programar, la gracia es que programar enfatiza el proceso y no sólo los resultados. "Se trata de aprender de los errores, lo que hace aparecer el paradigma de la mejorabilidad, que no es otra cosa que la idea de que siempre las cosas se pueden hacer mejor. Y el rol del profesor también cambia: ya no es el que te da un resultado, sino que el que te guía para lograrlo".

No programados

Chile tiene uno de los mayores niveles de adopción tecnológica en América Latina, es decir, tenemos cifras importantes de tenencia de dispositivos y acceso a internet, pero los usos que estamos haciendo de esas herramientas digitales son aún incipientes. Según datos de la Subtel, en marzo de 2015 los accesos a internet alcanzaron 11,5 millones y existen 23,7 millones de teléfonos móviles operativos. O sea, muchos tienen smartphones y equipos conectados a la red, pero muy pocos son capaces de crear, resolver problemas y avanzar en una cultura digital.

Actualmente se están haciendo cosas. En el Ministerio de Educación se instaló hace poco un observatorio de tendencias para analizar oportunidades curriculares y la Fundación Telefónica está haciendo talleres en colegios y en la Comunidad de Programadores Robóticos, para enseñar a investigar y diseñar con programas de código abierto y de manera gratuita. Pero es muy importante preparar a los profesores para que tengan conocimientos teóricos y didácticos que permitan crear estos espacios en los colegios.

En el Censo Nacional de Informática Educativa de 2012, la mayoría de los docentes indicó que usaban las TIC para presentar información, pero que rara vez su uso implicaba opciones más avanzadas, como softwares educativos (el 60 por ciento declaró nunca haberlos utilizado).

La gran pregunta es si es necesaria la creación de una materia específica de programación en los colegios. En eso las posturas son variadas. Para Hugo Martínez, por ejemplo, es preferible un enfoque transversal, que puede tener mayor impacto. "En el actual currículum chileno contamos con una asignatura de tecnología, en la que este contenido podría tener cabida sin necesidad de alterar significativamente el marco existente", dice.

Pero lo que sí está claro es la urgencia de ponerlo en la agenda. "Si una persona egresa de cuarto medio el 2015 y no sabe programar, tendrá una desventaja importante. Desde hace 10 años que las pruebas PISA hacen preguntas sobre lógica de programación… debemos reaccionar", dice Rodrigo Fábrega.

Niños Tech

En Chile ya existen algunas experiencias privadas exitosas. Una de ellas es la organización School of Tech, que bajo la modalidad de Summer o Winter Camps, invita a niños desde los siete años a conocer el mundo de los códigos.

Cualquier niño puede programar y no hay más filtros a la hora de seleccionarlos que el interés. Natalia Senermann, de 11 años, aprendió y hoy puede hacer modificaciones en Minecraft, sabe hacer películas con IMovie y puede programar robots fabricados con Lego: "Yo no soy especialmente fanática de la tecnología, pero cuando aprendí esto me di cuenta de que pueden hacerse miles de cosas: música, arte, películas, diseños, presentaciones".

Sebastián Altmann también aprendió a escribir códigos. Tiene 15 años y siempre ha sido fanático de los videojuegos. Por lo mismo, se le ocurrió que quizás podría crearlos a su medida. Él hizo un curso de Java en la Universidad de Standford, donde aprendió a modificar los escenarios del juego Minecraft, creando objetos, bloques e incluso enemigos. 

"A los niños con marcado interés en la tecnología es difícil llevarlos a jugar fútbol o que realicen actividades más sociales, porque les cuesta encontrar amigos con sus mismos intereses. En este curso, él encontró a muchas personas que compartían lo que a él le gusta. Realmente le cambió la vida y estoy seguro de que le abrirá grandes posibilidades en el futuro", explica Juan Carlos, papá de Sebastián.

Para Piero Casele, director de School of Tech, la idea no es crear "computines": "Tenemos que intentar llegar al 2020 con la menor cantidad posible de analfabetos digitales".

Según Mónica Retamal, de Kodea, es muy importante terminar con los prejuicios y estigmas frente a este tema: "Hay una imagen preconcebida de los informáticos, se cree que son gente con otras habilidades, incluso raros, o que se trata de un mundo muy masculino. Pero la verdad es que estas son las personas que van a solucionar los problemas del mundo. Esa es la clave del éxito de países como India o China, que hoy son potencias gracias a que se dieron cuenta de que había que subirse a este carro".

El factor trabajo

"Nuestra política es contratar tantos talentos como los que podamos encontrar, pero simplemente no hay suficientes personas que estén capacitadas". La frase del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, refleja la necesidad mundial por contar con más profesionales del área. Lo mismo opina Henry Manzano, CEO de Tata Consulting Service para América Latina, una de las empresas comprometidas con la iniciativa de La Hora del Código: "Es clave que los jóvenes aprendan y dominen el nuevo lenguaje del siglo XXI, porque las competencias que necesitamos para impulsar la economía local son diferentes a las que hemos desarrollado históricamente".

Las estimaciones realizadas por International Data Corporation (IDC) al 2016 aseguran que existirá una escasez de 1,3 millones de profesionales de la tecnología sólo en Estados Unidos. Y en Chile, el estudio "Expectativas del profesional del futuro" ACTI-AIEP de 2014, estima un déficit del 25 por ciento en profesionales especializados en esta área, con unos cinco mil profesionales al año.

El problema es que según datos del Ministerio de Educación, las matrículas en carreras técnicas en este campo han disminuido en los últimos cinco años. Es decir, cuando más necesitamos programadores, menos estamos formando. Un claro ejemplo es que los principales institutos que ofrecen estas carreras ven cómo las empresas comienzan a reclutar a sus alumnos desde segundo año.

"Es una muy buena posibilidad para romper el círculo de la pobreza, porque se trata de técnicos con una altísima tasa de empleabilidad y grandes proyecciones. Hoy, un recién egresado de una carrera técnica TI como analista programador, parte ganando 500 mil pesos, con rentas que aumentan en un 12 por ciento en promedio al año", explica Mónica Retamal.

Para la subsecretaria de Economía, Katia Trusich, hay que entender que estamos frente a un nuevo paradigma. "La industria tecnológica es de alta empleabilidad y de suma importancia para el desarrollo. Según datos del Banco Mundial, en muchos países contribuyen en más del 20 por ciento al crecimiento económico. Y nosotros, aunque somos un país muy tecnologizado, estamos lejos de nuestros socios OCDE en muchos indicadores, y nuestros datos muestran que el uso de software complejos -administración, ventas o marketing - es muy bajo en las pequeñas empresas".

Otra de las ventajas del empleo en tecnología es que, en muchos casos, puede realizarse de manera remota, lo que les ofrece una oportunidad a las mujeres con hijos o personas con alguna discapacidad física, cuya capacidad de traslado es más limitada. "Las tecnologías de la información son un factor de inclusión social y laboral", explica la subsecretaria.

La revolución digital ya hace rato que está aquí. Y es necesario abordarla desde todos los niveles. "Se han hecho esfuerzos importantes en innovación y llegan empresas a Chile interesadas en invertir en Star Up, pero se encuentran con que no hay quién las programe… Ya nos perdimos la revolución industrial, la digital está aquí y no la estamos pensando".T

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