La incorrección política de Paul Giamatti en La Versión de Barney
<P>El actor de<I> Entre copas </I>y <I>American Splendor</I> se refiere al irascible personaje que este año le dio el Globo de Oro a Mejor Actor. </P>
No es un hombre agradable. No respeta a las mujeres ni tampoco es muy considerado con algunos de sus mejores amigos. Bebe mucho y termina ebrio con frecuencia. Tiene un humor curioso: sólo los más cercanos lo entienden, pero el resto cree que está gastando las peores bromas de la historia. Sin embargo, a su manera inspira atracción. Y gusta a hombres y mujeres. Es Barney Panofsky, el protagonista de La versión de Barney, película basada en la novela homónima del autor canadiense Mordecai Richler, que se estrena el 24 de noviembre en salas chilenas.
Richler, fallecido en el 2001, fue uno de los autores más importantes de su país en los últimos 30 años, finalista en la lista corta del Premio Booker 1980, dueño de un humor filoso y enraizado en la tradición judía de su país. Nativo de Montreal, se ganó la vida como ensayista, guionista y sobre todo, escritor de novelas. Una de sus participaciones más exitosas en cine fue el guión para la película Las locuras de Dick y Jane, con Jane Fonda y George Segal, y que en el 2005 tuvo un remake con Jim Carrey y Téa Leoni.
Poco antes de morir, en el 2001, el productor Robert Lantos (Promesas del Este, eXistenZ) se encargó de asegurar los derechos para llevar al cine La versión de Barney, la historia de un bocafloja sin remedio que se dedica a criticar a su entorno con una acidez que hiere, hace reír y también acongoja. Lantos tardaría 12 años en llevar a la pantalla grande esta historia, protagonizada por Paul Giamatti, Dustin Hoffman, Rosamund Pike y Minie Driver. Todo el peso de la cinta recae, como es de esperar, en el rol de Barney Panofsky, por el que Paul Giamatti obtuvo este año el Globo de Oro al Mejor Actor.
"La verdad es que la película es una versión algo más suave que la novela. El auténtico Barney de la novela de Richler hubiera sido demasiado difícil de abordar en todas sus miserias y grandezas. Es la primera vez que me toca hacer de alguien explosivamente judío", comenta el actor protagonista, quien en el 2010 promocionó la película en el Festival de Venecia, junto al director Richard J. Lewis y el productor Robert Lantos.
La historia transcurre durante un período de 30 años, desde los 60 hasta mediados de los 90, y así como hay cambios políticos y sociales en Europa y América, también su protagonista va mutando con el paso de los años. Todo comienza en Roma, donde Barney tiene una vida de bohemia que coquetea con el hippismo y con amigos que recorren un limitado rango de oficios: o son pintores o son escritores. El es un poco diferente. Con intenciones de escribir para la televisión, Panofsky jamás deja de tener los pies puestos en la Tierra y a la larga, detestará la corrección política. Ya en los 80, trabaja como productor de televisión.
Es un personaje autobiográfico y al menos, una escena del filme está sacada de la propia vida de Richler: en la fiesta de matrimonio con su segunda esposa, se enamora a primera vista de una chica que bebe champaña en un balcón. En pocos meses ella se transforma en su tercera y definitiva cónyuge.
Paul Giamatti, nominado a un Oscar a Actor Secundario por El luchador, cree que el personaje tiene una rara cualidad para ser un protagonista. "Estoy acostumbrado a hacer roles secundarios, que en general me parecen más valiosos porque suelen ser excéntricos, raros, diferentes. En esta ocasión, tengo la suerte de hacer el rol principal y mantener la misma excentricidad".
Al principio de la película se ve a una persona feliz, que con el paso del tiempo se va amargando. ¿Es difícil representar aquel cambio?
Siempre es un gran desafío. Pero es un personaje con muchas aristas. Desde el inicio ya tiene bastantes formas de ser, muchas variantes, que con el tiempo se agudizan. Es un tipo divertido, pero que no teme decir lo que piensa, al filo del insulto. En el libro eso está más claro aún: hay muchas alusiones burlescas a los canadienses francófonos de Montreal, que fue la ciudad de Mordecai Richler. Todo eso es incorrección política. También hay bastantes códigos que tienen que ver con la comunidad judía de Montreal, con los barrios donde se crió el escritor.
¿Cómo fue la relación con Dustin Hoffman, que es su padre en la película?
Es un tipo muy gracioso, muy curioso. Tiene una personalidad sorprendente. Siempre se sale de lo normal. Es un excéntrico a su manera. Si esta película se hubiera hecho 25 años atrás, probablemente, la parte de Barney hubiera sido de Dustin Hoffman.
¿Qué películas lo definieron en el cine?
Creo que fueron Entre copas (2004) y American Splendor (2003). Es curioso, porque en la primera película interpretaba a un tipo que estaba borracho durante toda la historia. Nadie creía mucho en ese largometraje antes que empezáramos a rodar. Y en American Splendor era un tipo sumamente raro. Hace un tiempo me enteré de la muerte de Harvey Pekar, el creador de cómics que yo representaba en American Splendor. Me puso muy triste. Creo que esa película fue la que hizo más por mí para hacerme conocido. Sin embargo, antes era un tipo perfectamente normal, que disfrutaba la vida en el teatro. Nunca tuve ambiciones en el cine ni planes ni nada. Soy de Connecticut, pero ahora vivo en Los Angeles, en la ciudad de las películas.
¿Cómo evalúa su rol protagónico en la serie John Adams para HBO, que obtuvo el récord de 13 premios Emmy hace dos años?
Muy bien. John Adams, que fue el segundo presidente de Estados Unidos, fue un hombre difícil, complicado. Mi trabajo consistió en sacarlo de esa especie de pedestal de mármol en que se encuentra para la mayoría de los americanos y humanizarlo. Fueron 100 días de filmación, pero fueron grandes días.
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