La noche en que Carlos Cabezas celebró por dos

<P>La voz de Electrodomésticos grabó un disco de covers para celebrar la recuperación del edificio del Barrio Lastarria donde en 2013 abrirá un nuevo Bar Liguria. Esta es la crónica de una noche de música irrepetible. </P>




Martes 13. Noche. Santiago. Una pareja avanza justo por donde se encuentra Lastarria con Merced y se pregunta si lo que tiene al frente es el rodaje de una película. Probablemente pensaron que había un matrimonio, teoría algo dudosa, porque en ninguna parte se veían novios. Sí había hombres de traje y corbata. Algunos con sombreros. Las mujeres elegantes cumplían al pie de la letra el buen escote que pedía la invitación que circuló por mail a un grupo reducido de invitados. La idea era recrear una fiesta clandestina de los 50 para celebrar la recuperación del edificio levantado en 1906, donde funcionó el Instituto Chileno Francés de Cultura entre 1984 y 2007. Todos los brindis y abrazos se deben a que la construcción neobarroca del arquitecto Alberto Cruz Montt -el mismo que diseñó el Club de la Unión, el Banco Central y la Bolsa de Comercio- será remodelada desde marzo para abrir como un nuevo local del Bar Liguria, a principios de 2013.

En la entrada, algunos fuman. Adentro, esparcidos por los tres pisos del laberíntico edificio, los invitados conversan a la espera del show que animará la fiesta. Si sólo faltan los novios para que parezca un matrimonio. Esta noche lo más parecido a uno sería Carlos Cabezas. Su altar es una especie de estudio armado en el segundo piso con micrófonos y amplificadores vintage que dan cuenta de lo que viene.

Los garzones no paran de pasearse con bandejas llenas de tragos y comidas. "Titae" Lindl pincha discos de Los Tetas y los Ramones para ponerles música a los brindis y conversaciones que anteceden el show donde Cabezas grabará un disco. "Esta sesión es única, los músicos no invitan gente cuando graban; éste no es un concierto en vivo, es una sesión de grabación a la antigua, de una toma, y ustedes la van a ver. Es como estar viendo cómo se hace una película", dice Marcelo Cicali, el dueño de casa, el hombre detrás de la marca Liguria, para introducir la fina presentación de la voz de Electrodomésticos.

Un telón brillante enmarca la grabación del show titulado Dèjá Vu en las hojas donde anotaron las 12 canciones que quedaron para el disco, a editar por el sello Oveja Negra a mediados del próximo año.Versiones de Pink Floyd, The Beatles, Otis Redding, Boy George y Elton John pasaban guiadas por el inconfundible registro de Cabezas. Su acompañamiento incluía dos bronces, los teclados y coros de Camilo Salinas, el bajo de Fernando Julio, la guitarra de Angelo Pierattini y la batería de Edita Rojas. Finos arreglos para una sesión de poco más de una hora, que terminó con varios pidiendo más.

Minutos después, cuando el estudio de grabación se ha transformado en pista de baile, Cabezas confesará que fue adrenalínico. Que grabar así, "a la antigua", es una experiencia donde el vértigo es protagonista. Que en Estados Unidos los músicos ensayan mucho más que las cinco veces que él y su equipo lo hicieron antes de grabar así, en una sola toma. Que las versiones de Love will tear us apart, de Joy Division, y de Take my breath away, escrita por Giorgio Moroder, serán incluidas en la película No, del director Pablo Larraín, que por estos días está rodando en Santiago, con Gael García Bernal como protagonista. Que todo esto es único.

Lo de Cabezas requería silencio, y la mayor parte del tiempo lo hubo. Cuando no, bastó que el mismo Cabezas agarrara el micrófono para recordarles la condición a los invitados. La grabación no acepta ruidos ni conversaciones. Por eso, hacia el final, los que pedían más, pudieron escuchar dos repeticiones de temas. Terminado el show, los garzones reiniciaron el paseo con sus bandejas llenas, y el músico y productor Gonzalo Henríquez se turnaba con Titae Lindl para pinchar discos. Los que no bailan, conversan. Unos al borde de la pista, otros en las tantas habitaciones que esconde cada uno de los pisos del lugar, que hacia marzo de 2013 abrirá sus puertas como una nueva sede del Bar Liguria, pero ofreciendo más que lo que acostumbran sus otros locales.

Henríquez es el líder de González y los Asistentes y, en paralelo al grupo, se encarga de producir los shows que ocasionalmente se hacen en el Liguria de calle Manuel Montt. El será el encargado de la sala de conciertos del nuevo local, que se situaría en el subterráneo del edificio. "La idea es hacer shows especiales, con artistas chilenos y también explorar posibilidades con músicos de afuera para traerlos a mostrar algo especial acá. También pensamos en teatro, danza; se puede hacer mucho", adelantaba Henríquez poco antes de la presentación en que Marcelo Cicali contaba a los invitados que en este lugar vio una performance donde las Yeguas del Apocalipsis se cortaron con el filo de una gillette. Que tiene un vínculo emotivo y que detrás de toda esta fiesta, lo que le interesa es "recuperar la memoria", que quiere "contribuir a la identidad local".

La noche avanza. Una chica escotada quiere irse pero se aguanta, porque son más fuertes sus ganas de aparecer en la foto. En realidad, todos quieren quedar en la cámara del fotógrafo Gabriel Schkolnick, que al final de la noche se subirá a una escalera para capturar una imagen que, a futuro, quedará en algún muro del local.

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