La nueva vida de los alumnos en toma que terminarán el año en un colegio privado
<P>Se trata de 89 jóvenes de colegios movilizados que fueron becados por establecimientos privados de Providencia para salvar el año.</P>
Todos los días, Tomás Carrasco cruzaba Santiago para poder estudiar, desde Conchalí hasta el liceo José Victorino Lastarria, de Providencia. Pero como tenía jornada de tarde, se levantaba cerca de las 10 y viajaba fuera de la hora punta. Con las movilizaciones, su rutina se alteró drásticamente. Sus padres lo convencieron de los peligros de perder el año escolar y lo matricularon en un colegio particular. Ahora se levanta a las 5.30 de la mañana y toma dos micros y el Metro para llegar a las 8 a Tobalaba con Bilbao, donde lo esperan sus nuevos compañeros del Saint Gabriel School.
Son, en total, 89 alumnos de colegios movilizados que accedieron a matrícula provisoria en cinco establecimientos privados, con becas financiadas por estos últimos y gracias a la intervención de la Municipalidad de Providencia.
Además del Saint Gabriel, abrieron sus puertas el Villa María Academy, Trewhela´s School, Santiago College y Universitario Inglés. Las Monjas Inglesas se aprestan para recibir en las próximas semanas a sus primeras alumnas y Villa María aumentará sus estudiantes de una en la actualidad a casi cinco por nivel. Los colegios de origen: Carmela Carvajal de Prat, Tajamar, Liceo 7 y Lastarria.
Los alumnos tienen matrícula provisoria, es decir, volverán a sus colegios en cuanto se depongan las movilizaciones y están sometidos a un régimen normal, aunque las calificaciones pasarán al registro académico de su colegio de origen.
La selección la hizo la propia municipalidad, escogiendo a los mejores alumnos y de acuerdo con los padres. "Pensé en inscribirme en el plan del gobierno, pero no me parecía eso de estudiar por tu cuenta, uno pierde el ritmo y el hábito de estudio y es difícil sin un profesor", dice Francisca, de cuarto medio del Carmela.
En todo caso, la mayoría apoya las demandas de los estudiantes. "No es contraproducente estudiar y apoyar el movimiento", señala Maximiliano Escobar, de segundo medio y que hoy estudia en el Trewhela´s.
Los contrastes
"Ellos aprovechan mejor la educación que nosotros, la valoran más. Nosotros podemos tener mejores libros, pero no se refleja necesariamente en los resultados", dice Pilar Bisquertt, alumna de 2° medio del Trewhela´s School, donde estudian 18 alumnos becados.
Unos y otros han sentido el contraste entre una educación que se financia con mensualidades que superan los $ 300 mil al mes y otra que sobrevive con los $ 50 mil de la subvención. A los alumnos movilizados les impresionan desde la calidad de los libros, la tecnología en las salas de clases, los baños ("limpios y con jabón", dice Vivian Ribera, del Carmela Carvajal), el menú del casino hasta la cantidad de horas dedicadas a la educación física, el nivel de inglés y el estilo de los profesores. "En el Carmela, los profesores creen que todas aprendemos rápido. Uno tenía que arreglárselas sola. Acá, si una no entiende, se detiene la clase entera para explicar", dice Vivian. El tema principal, además, son los alumnos por sala: 45 en el liceo de Providencia, no más de 25 en el Trewhela`s.
La otra gran diferencia es la preparación para la PSU, pese a que los beneficiados vienen de colegios de alto rendimiento. De un ensayo al mes, han pasado a hacer hasta uno al día. "Las preguntas son más difíciles y hay ensayos seguidos", dice Isabel Rivera, del Liceo 7.
Donde los escolares municipales llevan la ventaja, según reconocen en los colegios de elite, es en matemáticas. Varios, incluso, se han transformado en los nuevos profesores de sus nuevos compañeros. "Son secos. Uno de los nuevos va mucho más adelantado que nosotros en geometría, él está haciendo clases a los demás. Yo creo que es porque ellos aprovechan mucho mejor la educación que tienen. Con poco, logran mucho", dice Pilar, del Trewhela´s.
En la integración no ha habido problemas, aunque los escolares dicen que llegaron el primer día asustados. "Eramos como exiliados en este nuevo colegio, pero nos han tratado bastante bien", cuenta Felipe Pezoa, alumno del Lastarria.
Donde la integración no ha sido tan fácil es con los apoderados. La propia directora del Trewhela`s, Doreen Bolton, lo reconoce. "Algunos padres creían que los alumnos vienen a revolucionar el colegio o no les parece bien que estén becados. Sin embargo, los hemos convencido de que se debe ayudar a quien lo necesita. Los alumnos vieron en nuestro colegio la posibilidad de salvar el año y nosotros los ayudaremos", finaliza Bolton.
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