La primera crisis laboral llega a los 30 años

"NO QUIERO seguir haciendo esto. No estudié cinco años Ingeniería Comercial para estar acá". Las reflexiones de Paola Castro eran demasiado tajantes tomando en cuenta que apenas tenía cinco años ejerciendo esa carrera. Pero, pese a su exigua experiencia, repetitivos cuestionamientos la encaminaron a su primera crisis profesional, gatillada por una decisión que parecía inofensiva: la trasladaron desde el departamento de Ventas a Operaciones en la empresa donde trabajaba. ¿Qué pasó? El nuevo escenario no llenó para nada sus expectativas profesionales.

"Empecé a cuestionarme mi profesión cuando me di cuenta de que no estaba alcanzando los objetivos que me había puesto", cuenta Paola (37). No solo eso: veía que sus metas se iban alejando. Todo lo contrario de lo que visualizó al elegir qué hacer. "Uno piensa: si soy un ingeniero, mis metas tienen que estar a la vuelta de la esquina". Como no estaban, echó de menos la vocación social que tenía en la universidad y que, en un momento, la tuvo a un paso de decidirse por una carrera como Enfermería. Pero no. Optó por los números.

Apenas pasados los 30 años, Paola tuvo su primera crisis laboral. Un caso bastante común: el 83% de los chilenos reconoce haber pasado por ese capítulo antes o en el momento de cumplir los cinco años de vida laboral, de acuerdo a una encuesta de Laborum. Los especialistas que trabajan en empresas de head hunters sacan una radiografía similar: apuntan este episodio alrededor de los 30 años porque las generaciones de hoy comienzan a plantearse el tipo de preguntas que se hacía Paola a mucho más temprana edad que generaciones anteriores, porque vienen con el chip de la inmediatez incorporado y, explica María Angélica Zulic, gerente general de Laborum.com, muchas veces su trabajo no les entrega los réditos a la velocidad que ellos esperan.

Zulic lo ve especialmente en carreras donde el campo laboral es muy segmentado -si no les gusta, no hay muchas opciones para moverse- o donde las rentas no aumentan de la mano con el paso de los años de ejercicio. En resumen, es un tema generacional. Suyin Palma, sicóloga laboral de la empresa de Recursos Humanos y head hunter Adecco, lo atribuye al "fehaciente impacto" de la generación Y que tiene inquietudes mucho más intensas que sus antecesoras, busca un rol laboral mucho más activo y condiciones de trabajo que les satisfagan.

Juan Ignacio Silva, manager de Page Personnel, elabora el mapeo de esta crisis teniendo en mente a los profesionales que entrevista. Primer punto: cuando salen de las universidades, los jóvenes se convierten en profesionales muy empoderados y con muchas expectativas al campo laboral. Los primeros cuatro o cinco años en ese campo, se cambian de una empresa a otra buscando un lugar que se ajuste a lo que tenían en mente: donde puedan ascender rápido y donde se encuentren más cómodos. Eso, hasta encontrar algo que les guste. Una vez que llegan a los 30, cuando ya tienen un buen sueldo, han viajado, tal vez se han endeudado con un departamento o ya se casaron, y vivieron el rigor de trabajar 12 horas diarias los primeros años, se plantean si todo lo que hicieron hasta ese momento valió la pena. "El mercado los hace vivir tan aceleradamente que cuando ya tienen algunos logros, se sientan, se ponen cómodos, se echan para atrás, recién en ese momento empiezan a pensar si tomaron la decisión correcta".

Silva explica que en Europa el sistema está hecho para que el estudiante madure en ciertos ciclos. En Chile, en cambio, se le quita tiempo a la madurez personal y profesional, y es eso lo que termina acelerando los procesos, como este período de evaluación. Raúl Rojas, socio de Focus Advisor, coincide en este punto. A diferencia de otros países, los jóvenes egresan de la universidad con muy poco conocimiento práctico laboral, por lo que difícilmente puede tener base de análisis antes de ese momento. Recién dejan las salas de clases empiezan a conocer el mundo laboral, sus áreas, sus agentes y su dinámica. "No es poco común ver a ejecutivos que salen de la universidad con orientación hacia el marketing o comercial y que luego se encauzan hacia lo financiero o viceversa", ejemplifica Rojas.

Hasta hace algunos años, el panorama era diferente: la crisis laboral era un capítulo más entre los cuestionamientos propios de la mediana edad, hacia los 40 años o más. Suyin Palma lo explica porque la generación X buscaba el control familiar y la estabilidad laboral, que estaba enfocada en la permanencia en un trabajo o empresa y en la especialización en un rubro. Además, era una generación sin derecho a equivocarse: Zulic dice que los jóvenes de hoy tienen ese "permiso", por lo tanto, puede hacer crisis también.

La pregunta que sigue es cómo se enfrenta esta crisis. El 42% de los encuestados no le prestó atención a su crisis laboral y siguió en su trabajo tal cual y el 32% se cambió de trabajo buscando reencantarse profesionalmente. ¿Largar todo y buscar otros horizontes? Solo el 4% se atrevió a hacerlo. "Lo pensé, pero no podía dar un giro total. A esa altura ya tenía obligaciones: una hija, créditos de consumo y el pago de la universidad. No podía dar el salto", cuenta Paola.

¿Qué recomiendan los expertos? Sharon Seivert, presidenta la consultora The Corporation, Inc. y autora de varios libros sobre el tema, explica que estas crisis llegan cuando las personas deciden quedarse en puestos de trabajo que ya no les quedan bien o en condiciones de trabajo que aplastan su espíritu y su inteligencia. "Generalmente aconsejo a mis clientes tomar riesgos calculados en vez de quedarse atrás y en posiciones que parecen más seguras".

Algo de eso hizo Paola. "Actualmente trabajo de manera independiente y manejo mis tiempos. Ya no más con todo lo que me saturó", cuenta. ¿Si me gusta mi profesión? Sí, me sigue gustando".