La puerta atascada




Daba lo mismo cómo estuvieras vestido, qué hacías y qué hora era, la emergencia imponía en ese minuto en el instinto de muchos un solo objetivo: abrir la puerta. Existen muchos chilenos y chilenas a los que les costó salir de sus hogares en el momento del terremoto, sencillamente porque su puerta se atascó.

Y es que la fuerte oscilación hace descuadrar el umbral hasta que algunos puntos lleguen a juntarse con la puerta que abre y cierra, produciendo de esta manera su atascamiento. Ante una situación de emergencia, esto puede llevar a que la gente, aunque quiera salir, no pueda hacerlo. Y cuando las puertas se atascan, las vías de acceso se transforman en problemas, en vez de soluciones, y las oportunidades para escapar ante una emergencia se obstaculizan.

En los últimos días, hemos conocido la negativa de autoridades a las mediaguas de Un Techo para Chile en sus comunas. Y así como se pueden atascar las puertas de los departamentos ante un terremoto, muchas veces observamos que se atascan las puertas políticas, y las autoridades, en vez de ser acceso a oportunidades para quienes representan, se transforman por diversos motivos en verdaderos tapones que bloquean el acceso a soluciones de emergencia.

Algunas autoridades (se encuentran en todos los niveles de representación y más allá del color político), al igual que los muros que se acomodan atascando las puertas, suelen acomodarse en función de lo que más les conviene para sus intereses, lo que más saben hacer o lo que mejor entienden, sin contemplar los intereses de la comunidad.

Esta actitud tiende a desacreditar la labor dirigencial y política, y son los ciudadanos quienes se percatan de que estas autoridades, en vez de ayudarlos a decidir, deciden por ellos, cerrándoles una puerta o decidiendo una salida por la que no han optado, situación que propicia a intentar acceder a soluciones por vías alternativas o informales, siempre más inseguras e inestables.

Más allá de la opinión que cada uno tenga sobre la pertinencia de la mediagua, las familias tienen el derecho de optar a ellas como solución de emergencia si se les ofrece, o a no aceptar la entrega de una mediagua si ese es su deseo: la decisión dependerá de cada familia. Las autoridades, antes que atascar la puerta, pueden incentivar la capacidad de decidir de la gente en otorgar el acceso a estas soluciones y resguardar que sea justa su distribución para aquellos que no tienen redes o quienes más las necesitan con urgencia.

Podemos caer en un profundo y dramático "error iluminado" si es que la discusión sobre la mediagua se da entre personas que no las necesitan, y este mismo suele ser el error más grave del diseño de las políticas públicas, llevándonos finalmente a atascar la puerta, muchas veces sin que lo queramos.

La participación de la gente en los proyectos que tienen directa incidencia en su destino debe ser uno de los temas que seamos capaces de trabajar con mayor fuerza en la reconstrucción de Chile.

La mediagua como vivienda de emergencia y transitoria es una alternativa que la familia es libre de tomar o dejar y su decisión dependerá de la urgencia que sólo su experiencia puede concebir, ya que decidir por ellos probablemente nos lleve a atascar la puerta. Incluso esta alternativa transitoria y de emergencia les presenta una oportunidad a las autoridades para organizar a su gente con miras a trabajar soluciones definitivas que cuenten con la participación real de las personas en el diseño y en su construcción, pues la historia nos dice que sólo así serán definitivas.

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