La reservada galería de Colina 1
<P>Con sigilo, y ante la decisión de no cerrar -por ahora- el penal Punta Peuco, en el gobierno exploran fórmulas para recibir a más de 100 ex uniformados, casi todos primerizos, que podrían entrar a la cárcel en los próximos meses debido a las resoluciones en la "Operación Colombo". En Gendarmería ya acondicionan un módulo en Colina 1 para recibir a los potenciales residentes, la mayoría sobre los 70 años de edad. El espacio -en principio contemplado para unos 60 reclusos- sería insuficiente.</P>
CUATRO trabajadores escuchan animadamente la música que sale de una pequeña radio mientras pintan paredes y reponen las cerámicas en el suelo de uno de los módulos del penal Colina 1. La canción rompe con la aparente tranquilidad de ese sector del recinto penitenciario, alejado de la zona roja donde conviven los internos que tienen un prontuario más nutrido. De hecho, el módulo no tiene el aspecto de los que uno acostumbra asociar a una cárcel: por fuera parecen tres casas de ladrillo contiguas y de un solo piso que colindan con los demás edificios.
Ese sitio recibiría -en los próximos meses- a casi un centenar de condenados por delitos de violaciones a los derechos humanos cometidos durante el régimen de Augusto Pinochet vinculados a la denominada "Operación Colombo", un operativo montado por la Dirección Nacional de Inteligencia (Dina) en 1975 para encubrir la desaparición de 119 opositores al régimen. Gran parte de ellos eran militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), aunque también se incluyó a miembros del PC y el PS.
Antes del inicio de las obras, el espacio -al que tuvo acceso Reportajes- era utilizado por los reclusos de avanzada edad, que ya fueron reubicados. Por estos días, las instalaciones están deshabitadas, lo que explica la calma que contrasta con otras zonas del mismo recinto, que casi nunca están en silencio.
Los cambios para recibir a los potenciales nuevos residentes son profundos y siguen un diseño distinto al de Punta Peuco, el complejo penitenciario ubicado en Tiltil que reúne a los principales agentes de los servicios de inteligencia del régimen de Pinochet.
"Esta sí que es una cárcel, definitivamente", relata uno de los gendarmes que trabajan hace años en ese lugar y que prefiere mantener su identidad en reserva. Sabe que los planes de Gendarmería se cautelan con especial recelo.
La premura por terminar los trabajos en Colina 1 es evidente: según los primeros cálculos que se manejan en los tribunales, de aquí a más tardar un año la Corte Suprema terminará de ratificar las sentencias de varios casos que están en sus últimas etapas, lo que hará subir la población penal vinculada a casos de DD.HH. en más de un centenar.
Y Punta Peuco, que hasta ahora alberga a este tipo de condenados, ya está a punto de llegar a su máxima capacidad, con 112 presos. Colina 1 -un penal dedicado preferentemente a la reinserción, con una población donde la mayoría son primerizos- sería el primero de los recintos carcelarios con módulos disponibles para recibir a condenados por violaciones a los DD.HH., mientras tanto en Gendarmería siguen evaluando otros espacios adicionales ante la inesperada demanda.
En agosto pasado, la titular de Justicia, Javiera Blanco, ante las presiones de las organizaciones de derechos humanos y de parlamentarios de la Nueva Mayoría que demandaban el cierre de Punta Peuco, debido a que cuenta con más privilegios que los de una cárcel común, reconoció que había que buscar alternativas ante el eventual hacinamiento del recinto de Tiltil, pero no especificó cuáles eran las opciones más cercanas.
Las labores en Colina 1, en tanto, constituyen un tema no menor, ya que -según fuentes de gobierno- ya está tomada la decisión, en el corto plazo, de no cerrar Punta Peuco que, entre otros, albergó al recientemente fallecido ex jefe de la Dina general Manuel Contreras.
Según fuentes de Gendarmería, Blanco ha supervisado personalmente la nueva galería de Colina 1 y hace algunas semanas visitó de manera privada el penal, fiscalizó el avance de las obras y conversó con el personal que a esa hora se encontraba de turno. La ministra declinó participar en este reportaje.
Las tres galerías
Según fuentes de Gendarmería, son tres las empresas que trabajan actualmente en la refacción de ese módulo, que cuenta con tres galerías, vale decir, con tres espacios que están separados por angostos patios -que en teoría servirán como un área común- y que en una primera etapa podrían albergar a unos 20 reclusos cada uno. Esto, sin contar la posibilidad de habilitar camarotes, como ocurre en otros recintos, lo que abriría nuevas plazas. Esa fórmula, sin embargo, por el momento no estaría contemplada, debido a la avanzada edad que tienen los potenciales nuevos residentes.
En cada galería están dispuestas 10 piezas de unos dos metros de largo por dos de ancho, que aún no tienen las camas instaladas y que incluyen una pequeña ventana en una esquina de la habitación, que está adornada por cuatro gruesos barrotes. Las puertas de cada celda son correderas, de acero, muy pesadas, con una pequeña ventana en el centro que sigue el mismo estilo de los barrotes.
Todo el recinto en su interior está pintado del mismo color, blanco hueso, y colinda con la llamada línea de fuego, la pequeña distancia que cada cárcel reserva para separar sus muros con el exterior, y que todo el tiempo está resguardado por un gendarme para pesquisar cualquier tipo de contacto.
Son varias las diferencias con Punta Peuco. En Colina -en teoría- no existirán algunos de los privilegios que sí tiene Tiltil. No hay una sala de máquinas para el kinesiólogo, ni un aula para aprender idiomas, ni una capilla, ni una biblioteca, ni nada que esté en el módulo y que se pueda calificar como exclusivo. Los nuevos residentes tendrán que ser acomodados al régimen diario y, por lo tanto, deberán ocupar las instalaciones que utilizan todos los internos. Mismo trato con la comida. Al menos, según confidencian funcionarios del recinto penitenciario, así fue la orden que recibieron de parte de sus superiores.
A diferencia de lo que ocurre hoy en Punta Peuco, tampoco hay baños particulares. Cada galería cuenta con baños comunes que tendrán que ser compartidos y cuidados por sus habitantes.
Otra disposición es el horario para visitas. Al igual que el resto de la población penal, quienes lleguen a ocupar ese espacio serán sometidos al mismo sistema: podrán recibir invitados los fines de semana. Eso sí, el plan contempla que en el módulo que albergará a los reclusos vinculados a casos de derechos humanos se construya una nueva entrada, directa a calle General San Martín, para evitar mayores problemas o traslados extensos. Pero ese es un proyecto que aún no empieza su construcción, porque, por ahora, todos los esfuerzos están concentrados en terminar con la remodelación, que se ha vuelto cada vez más necesaria.
Los 100 que vendrán
El juez Hernán Crisosto, el ministro en visita extraordinario para causas por violaciones a los derechos humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, es quien ha dictado las últimas sentencias por la "Operación Colombo",
En agosto pasado, el magistrado decretó la condena de 77 personas en primera instancia, entre autores del delito de secuestro calificado de Eduardo Ziede Gómez y sus cómplices. De todos ellos, un poco más de 50 condenados -a la espera de la confirmación de la Corte de Apelaciones- ingresarán por primera vez a la cárcel.
Todos superan los 70 años -nacieron entre 1930 y 1954- y varios de ellos han manifestado padecer problemas médicos que han sido notificados por sus respectivos abogados. En algunos casos, la edad es tan avanzada que los responsables no van a pisar un recinto penal. Tres son los casos conocidos hasta ahora: Víctor Manuel San Martín alegó demencia y quedará bajo custodia de su familia. En tanto los agentes de la Dina Jorge Sagardía Monje y Lautaro Díaz Espinoza esperan respuesta de la corte luego de que sus defensas acreditaran que ambos padecen alzheimer.
Un porcentaje menor de condenados ya cumple presidio en Punta Peuco por los primeros dictámenes relacionados con la "Operación Colombo". Son apellidos que se repiten una y otra vez en fallos similares, son la cúpula de los organismos de represión: Miguel Krassnoff, Raúl Iturriaga, Pedro Espinoza, Orlando Manzo, Basclay Zapata y los recientemente fallecidos Manuel Contreras y Marcelo Moren Brito, entre otros, figuran en esa lista.
La investigación que lleva adelante el juez Crisosto está dividida en 37 causas distintas, de las cuales 25 ya cuentan con algún tipo de fallo. Aún faltan otras 12, sin embargo, en las cuales se tienen que definir las responsabilidades, lo que en el papel aumentaría los potenciales condenados a más de un centenar.
Y no todos cabrían en el módulo que se está refaccionando en Colina 1.
Una de las causas más grandes es la rotulada con el nombre de Francisco Aedo, profesor de Arquitectura de la Universidad de Chile, militante socialista, en la que además están incluidas otras víctimas de la "Operación Colombo". El magistrado cerró el sumario y espera pasar a la etapa de acusaciones.
En Gendarmería existen dos preocupaciones inmediatas: que el personal se haga escaso y no alcance para cubrir la seguridad de los nuevos reclusos, y que no cualquier gendarme puede hacerse cargo de residentes que ya son parte de la tercera edad. La inquietud se la han hecho saber al Ministerio de Justicia y a distintos parlamentarios con quienes han conversado esta situación.
Diciembre es la fecha tentativa para que las obras en el penal Colina 1 estén terminadas. El avance de los trabajos, sin embargo, según fuentes en Gendarmería, hace difícil que todo lo contemplado esté listo para recibir a los nuevos residentes este año.
Esto, porque además de los cambios en uno de los sectores más tranquilos del recinto, ya trascendió que se iniciaron mejoras en la enfermería del lugar. Todo, como para ir creando las condiciones adecuadas.
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