La ruta de los abogados por Santiago
<P>El Palacio de Tribunales y la mayoría de los juzgados de la capital están en el casco histórico de la ciudad. Cientos de legistas circulan por ese barrio patrimonial, donde tienen sus cafés, restaurantes, tiendas y librerías preferidas. </P>
Cada mañana, a las 8 AM, de terno y maletín de cuero, se asoma a la entrada del restaurante Salvador, Cocina y Café (Bombero Ossa 1059) un abogado cincuentón. Está esperando que el local abra, para ingresar y sentarse en la misma mesa al lado de la pared, pedir un expresso y un vaso de soda, y solicitar que bajen la música para concentrarse mejor en su computador.
Entre el Palacio de Tribunales, juzgado y juzgado, los abogados que circulan por el centro de la capital tienen sus lugares favoritos y son clientes frecuentes, de años, cuando un local les agrada, sean restaurantes, cafeterías o tiendas.
Suelen ser de rutinas que pocas veces rompen. En las mañanas, por ejemplo, van a sus oficinas y luego a alguna audiencia o trámite. Entre las 10 AM y el mediodía, para muchos es infaltable el café en locales como Nicolás, en el pasaje Sótero del Río, o la Cafetería Santiago, en Catedral con Teatinos.
Viviana Martínez es asidua a este último. "Voy casi cada mañana desde hace un par de años. Cuando llego, no me preguntan. Ya saben lo que deben servirme: jugo de naranja-plátano, una ensalada con queso de cabra y un expresso con una trufa", cuenta esta abogada que tiene oficina en Ahumada con Huérfanos.
Además de Salvador, Cocina y Café, que debutó en agosto pasado, a la hora del almuerzo los predilectos del gremio son las pastas del Avocatto, en Huérfanos, muy cerca de los Juzgados Civiles, y el menú de la Confitería Torres, en el Centro Cultural Palacio La Moneda.
"La idea es tener todos los días platos diferentes para que no se aburran aquellos que vienen con frecuencia", cuenta Claudio Soto, dueño del Torres.
A un par de clientes se les han quedado carpetas con expedientes, revela el empresario gastronómico, "pero los garzones se las guardan. La clientela ya confía en nosotros".
¿Por qué eligen estos restaurantes y cafeterías? El abogado Juan Pablo Estay, quien tiene su oficina en Teatinos, ensaya una respuesta: "Lo más importante es que estén cerca de juzgados y bufetes, que tengan Wi Fi y que sean tranquilos, para poder conversar o hacer reuniones de trabajo".
Dueños de un vestir tradicional, abogados y abogadas aprovechan las horas de colación para deambular por sus tiendas predilectas: las unisex Saville Row (en calle Nueva York) y Brooks Brothers (en calle Agustinas), la camisería Boden (Huérfanos 886) para ellos y la boutique Irfé (Galería Crillón) para ellas.
En esta última, procuradoras, juezas y ministras de corte buscan vestidos tipo jumper, cuyo largo supere la rodilla y que puedan combinar con una chaqueta. La tenida no baja de los $ 200.000, pero si la clienta está muy ocupada, la señora María va a su oficina a dejar la prenda y tomar las medidas para el doblez o la pinza.
José Fernando Correa es fanático de las corbatas de seda y camisas a medida de Boden. A veces, hasta las pide con sus iniciales bordadas. "Ya que debemos ser formales en el vestir, busco la comodidad que te da una prenda completamente adaptada a tu cuerpo", dice.
Como él, muchos colegas pagan entre $ 46.000 y $ 68.000 por estas camisas hechas en algodón egipcio importado desde Inglaterra e Italia.
Pero como no todo es look, también se dan tiempo para recorrer las librerías especializadas en Derecho. "En esta profesión necesitamos actualizar los conocimientos con frecuencia", comenta Estay.
En Thompson Reuters (Amunátegui 273) hojean densos volúmenes, lo mismo que, una cuadra más arriba, en Legal Publishing (Teatinos 257). Y si buscan ediciones un poco más económicas, la "picada" de los abogados es la librería Aremi, en una galería comercial al frente de los Juzgados Civiles.
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