La tensa madrugada de las figuras festivaleras en el Hotel Sheraton

<P>Las figuras del certamen celebraban el cumpleaños de Pamela Díaz al momento del sismo. Rafael Araneda, Fernanda Hansen, Felipe Camiroaga, Diana Bolocco y Tonka Tomicic pasaron la noche en el lobby del recinto hotelero, tratando de reponerse, envueltos en frazadas y comunicándose con sus seres queridos.</P>




Fue una noche de histeria entre los personajes del Festival de Viña que vivieron el terremoto en el Hotel Sheraton Miramar. Un grupo de figuras como Iván Zamorano y María Alberó; Estela Mora, Leo Rey, Daniel Alcaíno, Cristián Sánchez, Eduardo Fuentes y otros estaban en la terraza del bar Farewell, que tiene enormes ventanales, de varios metros de altura, que dan al mar. Celebraban el cumpleaños de Pamela Díaz. Recién le habían cantado el Cumpleaños Feliz y empezaba la tradicional música del Dj que animaba las noches. Lo primero es un movimiento en el piso. Alcaíno, el actor que interpreta al personaje "Peter Veneno", lanza una broma: "¡parece que con el bailoteo estamos moviendo el piso!". Sin embargo, la situación empeoró. Los vidrios parecía que iban a explotar debido al movimiento. Comenzaron a caer botellas cercanas a la caseta del discjockey. Entonces se dieron cuenta de que la situación era mucho más seria. Hubo un corte de luz y surgió el pánico.

Todo el grupo de personajes se desesperó y corrió hacía el lobby del hotel. Zamorano abrazaba y protegía a Alberó. Rodrigo Wainraihgt, el abogado y pareja de Díaz, la tomaba entre sus brazos tratando de resguardarla, llevándola hacia la salida. Mientras, Rafael Araneda, que estaba conversando en el lobby, no pudo mantener el equilibrio y debió abrazarse a uno de los pilares de la construcción. Terminado el sismo, la idea era salir a la calle. Los guardias del recinto cerraron el paso. Carolina Arregui, que estaba en su habitación, llegó junto a su hija menor, que lloraba, y su pareja Roy Sothers. Sigrid Alegría, que tiene seis meses de embarazo, también arribó al lobby y tomaba fuertemente a su marido, el productor Juan Andrés Ossandón.

Una de las primeras órdenes fue desalojar las habitaciones, no utilizar los ascensores y reunirse en el primer piso. Por eso Diana Bolocco baja por las escaleras acompañada de Cristián Sánchez. Los animadores y músicos se mezclan con autoridades, como Jorge Herrera, director ejecutivo de Canal 13, en bata y zapatillas de levantarse; o el gerente de Producción de la señal universitaria, Pablo Avila, que se dedicaba a calmar a su gente y tratar de tranquilizar a los pasajeros.

Fernanda Hansen era una de las más afectadas, apoyada en la mesa central del lobby, vestida con pijana, bata blanca y envuelta en una frazada. Estaba sola y trataba de comuncicarse por celular con Felipe Camiroaga, aunque las líneas estaban cortadas. Finalmente lo logra. El conductor llega al Sheraton. Les habilitan una habitación especial, duermen allí y vuelven a Santiago.

Carolina Correa, la cocinera de la red católica, enciende una cámara, toma un micrófono y partió entrevistando a los presentes. "¡Qué terrible que tengas que hacer esto, yo no podría!", le comentó Hansen.

Otro asistente toma un megáfono y ordena que salgan a la calle, frente a la fachada. Allí estaban el hermano de Sergio Lagos, Manuel, y su pareja, la cantante Javiera Parra. Y también Tonka Tomicic junto a Parived, que portaba un pequeño bolso y trataba desesperadamente de comunicarse por su Blackberry, al mismo tiempo que daba ánimos a los más desesperados. A las cinco y media de la mañana los pasajeros y rostros televivos seguían en la calle. Comienzan a repartir yogures con galletas, agua y frazadas. Araneda sube a su habitación. María Alberó y Pamela Díaz toman frazadas y se recuestan en el suelo, tratando de conciliar el sueño por algunos minutos. Américo está en shock. Dormía cuando el terremoto lo hizo saltar de la cama y bajó veloz y afligido sin saber de su familia.

A las 8 de la mañana, el cantante decidió irse del Sheraton a Santiago. Avisan que hay teléfonos de línea fija y finalmente los animadores con familia se quedan un poco más tranquilos, porque averiguan que sus hijos están bien. Hasta que cerca de la seis de la mañana se reponen los ascensores y el grupo de artistas del Festival suben a sus habitaciones.

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