La testosterona no define el carácter masculino

<P>Se pensaba que los niveles de esta hormona eran responsables de actitudes más o menos agresivas en el hombre. Pero nuevos estudios demuestran que también es al revés: son las situaciones las que hacen variar la cantidad de testosterona. </P>




Era una cuestión sabida: los altos niveles de testosterona, la hormona masculina ligada al comportamiento riesgoso, la agresividad y la necesidad de competencia, definían el carácter de un hombre. O sea, mientras más altos los niveles de la hormona, más características tradicionalmente masculinas, las mismas que se veían atenuadas cuando los niveles eran más bajos.

Sin embargo, nuevos estudios han probado que si bien el aumento o disminución de la testosterona cambia el comportamiento de los hombres, sus niveles fluctúan a cada momento, por lo que no definen, en lo absoluto, el carácter de una persona.

El cuestionamiento entró al debate hace poco, gracias a un comentado estudio. Recientemente, investigadores de la Universidad de Emory, en Georgia, quisieron determinar por qué algunos padres se involucran más en la paternidad que otros. Después de una serie de experimentos, descubrieron que aquellos que presentan menores niveles de testosterona y, por tanto, testículos más pequeños, resultaban ser mucho mejores padres. En otras palabras, se involucraban mucho más en cambiar pañales, alimentar y bañar a sus hijos, se quedaban más en casa si los niños estaban enfermos y tenían mejor disposición para llevarlos al médico.

Sin embargo, el sociólogo e investigador experto en testosterona y comportamiento, Allan Mazur, dice a Tendencias que "el estereotipo de que la testosterona hace a los hombres agresivos, violentos y altamente preocupados del sexo está equivocado. La verdad es que parece tener efectos más modestos sobre el comportamiento y, a la inversa, el comportamiento puede afectar sus niveles. La testosterona es altamente variable en la misma persona de un momento a otro". Por lo mismo, en dicho estudio, el bajo nivel de testosterona pudo haber sido la consecuencia y no la causa de un comportamiento más apegado a los hijos.

Estudios para probar esta teoría hay de sobra. Por ejemplo, señala una investigación de 2009 publicado en Organizational Behavior and Human Decision Processes, cuando un hombre maneja un auto deportivo de lujo frente a otras personas, aumenta significativamente su nivel de testosterona. "Cuando dejamos que un hombre realice una actividad con la que la colectividad está de acuerdo en que aumenta su estatus masculino, sus hormonas responden. Sin embargo, si no les importan los autos deportivos, no hay efecto", explica un artículo sobre el tema publicado en la revista Salon.

Lo mismo ocurre en las competencias deportivas. Se sabe que la testosterona está ligada a una mayor afición a la competencia, pero medir los niveles de la hormona no ayuda a saber quién tiene mejores posibilidades en un torneo. En contra de lo que se piensa, la testosterona sí sirve para saber quién ganó o perdió después de la competencia. Por eso, como señala un estudio de la Universidad de Missouri dirigido por el profesor Mark Flinn, el nivel de testosterona aumenta una vez que un hombre gana una competencia, a la vez que disminuye si es que pierde.

La idea de fondo, insiste Mazur, es que los niveles de testosterona son dinámicos y dependen siempre de la situación. Por ejemplo, "casarse reduce la testosterona, que aumenta en los años que rodean al divorcio

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