La última batalla por recuperar los tesoros del Partenón
<P>Hoy abre el nuevo Museo de la Acrópolis en Atenas, un moderno edificio creado para recibir los valiosos frisos sustraídos por los británicos en el siglo XIX. Pero los ingleses se niegan. Otro round en la larga pelea por recuperar el patrimonio perdido.</P>
Posado sobre el mismo cerro desde el siglo V antes de Cristo, ese gran símbolo de la antigüedad llamado Partenón al fin tiene compañía. Aunque esta vez se trate de un monumento a la arquitectura moderna. Hoy los griegos inauguran un edificio, un sueño, que demoró 30 años en hacerse realidad: el nuevo Museo de la Acrópolis, una instalación levantada para acoger los tesoros del sitio sagrado de la Grecia Antigua. Incluso aquellas que hace 200 años no están en el país: los famosos frisos del Partenón, que desde 1816 son parte de la colección del Museo Británico de Londres.
Sin decirlo abiertamente, esta inauguración es el último golpe de Grecia para recuperar una de sus valiosas piezas patrimoniales. En 1801, el británico Thomas Bruce, conde de Elgin, extrajo las esculturas y frisos de mármol directamente desde el sitio histórico. Desde entonces, los ingleses consideran que son de su propiedad y se han negado sistemáticamente a su devolución. La última gran ofensiva de Grecia fue para las Olimpiadas de Atenas 2004. Pero Inglaterra se negó. Hasta entonces, su argumento era que Atenas carecía de un lugar adecuado para albergar las piezas. Hoy, con ese obstáculo superado, queda en evidencia una preocupación mayor: ¿qué sería del prestigioso Museo Británico sin algunas de sus mayores atracciones?
Los griegos no están dispuestos a dejar la pelea. Hace unos días, en el frontis del museo se proyectaron imágenes con el Partenón de fondo: los recordados frisos, hoy en Londres, fueron unas de las imágenes más impactantes. En tanto, en el piso superior del edificio de 25 mil metros cuadrados, la sala dedicada al Partenón evidencia las piezas faltantes: en la sucesión de 160 metros de frisos que representan una larga procesión de personajes hacia la Acrópolis, el gastado mármol de las figuras originales contrasta con las impecables copias de yeso de las piezas que aún están en Inglaterra. En su sitio web, el museo acusa: "Estas piezas originales están en el Museo Británico".
Hace dos siglos, el conde de Elgin pensó que llevarse unas cuantas esculturas y pedazos de pared no podría hacerle daño a nadie. Imaginó estar haciendo un bien: abandonadas hace más de dos milenios, las piezas simplemente se estaban gastando a la intemperie. Tras persuadir al gobierno Turco Otomano del momento, procedió a un descuidado despedazamiento del monumento. No se llevó todas las esculturas, ni tampoco enteras. De los 97 frisos existentes hoy, 56 están en Gran Bretaña y 40 en Atenas. De las otras 92 figuras que sobreviven del Partenón, 34 están en el museo de Londres.
Hoy, tanto la opinión popular como los intelectuales apoyan la causa griega. En una reciente columna para Vanity Fair, Christopher Hitchens escribe: "Consideren esto: si el cuerpo de la diosa Iris está presente en Londres, su cabeza está en Atenas. La parte frontal del torso de Poseidón está en Londres, y la parte posterior en Atenas. Y así. Es grotesco". El propone imaginarse a la Mona Lisa partida en dos mitades, expuestas en dos museos distintos: "¿No sería de deseo general ver cómo sería si estuvieran reunidos?".
Tejado de vidrio
Más allá del perjuicio que su devolución podría significar para el Museo Británico, existe otra inquietud: de tener que devolver las piezas extraídas del extranjero, ¿cuántos otros museos tendrían que vaciar parte considerable de su colección? El mismo Museo Británico también cuenta con la famosa Piedra de Rosetta, de Egipto. El penacho de Moctezuma actualmente está en la colección del Museo Etnológico de Viena; las supuestas joyas de Helena de Troya, también conocidas como el tesoro de Príamo, fueron primero llevadas a Alemania y luego tomadas por el Ejército soviético durante la II Guerra Mundial. Actualmente están en el Museo Pushkin, de Moscú. En el Neues Museum de Berlín está el busto policromado de Nefertiti. Napoléón permitió, entre muchas cosas, que varias pinturas de Murillo fueron extraídas de España. Hoy están en Washington y Londres.
Es poco claro, a su vez, el destino de las piezas sustraídas por la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial. En EEUU, El Metropolitan Museum ha revelado una lista de 393 pinturas adquiridas durante esa época, de origen incierto. El Art Institute de Chicago reconoce la misma situación para más de 500 obras, al igual que los museos de arte de Los Angeles y San Diego. En Alemania calculan que existen más de ocho mil obras sustraídas durante el nazismo.
El último rumor de la prensa griega era que Gran Bretaña estaría considerado prestar los frisos a Atenas, aunque la vocera del Museo Británico, Hannah Boulton, pareciera echar todo por el suelo: "El gobierno griego no reconoce nuestra propiedad sobre las piezas, por lo que cualquier discusión de préstamo es virtualmente imposible".
De todas formas, los griegos no pierden sus buenos modales. A la inauguración de hoy están invitados la Reina de Inglaterra y el primer ministro Gordon Brown. Ambos anunciaron su inasistencia. Para qué, si los mayores tesoros los pueden ver en casa.
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