La verdadera revolución que dio origen a las civilizaciones
<P>Por décadas, los investigadores asumieron que la agricultura fue el motor de cambio para fenómenos como la política o el estudio de la astronomía. Pero nuevos hallazgos muestran que las responsables de los primeros asentamientos fueron las ideologías culturales y espirituales. </P>
Hace unos 8.300 años, los primeros sumerios iniciaron una práctica que, según la teoría aceptada hasta ahora, cambió para siempre la historia de la humanidad. Era la "revolución neolítica", concepto establecido en 1923 por el arqueólogo australiano Vere Gordon Childe y que plantea que la adopción de la agricultura llevó al hombre a dejar la vida nómade que había seguido por miles de años para establecerse en comunidades sedentarias. Así se propiciaron cambios claves para el desarrollo de las civilizaciones: la diversificación del trabajo, la economía del intercambio, la arquitectura, la política, las religiones más organizadas o el estudio de la astronomía.
Por décadas, el motor agrario de Childe fue la explicación más aceptada también para las transformaciones que surgieron en una zona que hoy incluye a Siria, Jordania, Irak y Turquía. Pero recientemente, un equipo liderado por arqueólogos de la U. de Reading (Inglaterra) realizó un hallazgo que se sumó a varios otros descubrimientos hechos en años recientes y que muestran que el hombre ya vivía en grandes asentamientos mucho antes de domesticar plantas y animales (ver infografía).
Guiados por el arqueólogo Steve Mithen, los expertos excavaron en Wadi Faynan, sur de Jordania. En primer lugar, descubrieron un piso sólido y finamente pulido, hallazgo seguido de varias plataformas adornadas con símbolos. Finalmente, lo que salió a la luz fue una estructura circular de 400 metros cuadrados, equivalente a dos canchas de tenis y que habría sido una especie de anfiteatro: desde sus bancas de adobe la gente presenciaba festines, espectáculos de música o rituales más siniestros (según New Scientist varios surcos en el piso hacen creer que tal vez por ellos escurría sangre vertida en sacrificios públicos).
Más allá del propósito del edificio, que también posee habitaciones que operaron como talleres, su relevancia radica en que tiene 11.600 años. Es decir, casi tres mil años antes del establecimiento de la agricultura ya existían edificaciones con indicios de prácticas comunitarias de índole artística o incluso religiosa. Es más: en las capas más antiguas del sitio sólo se encontraron rastros de higos y pistachos, lo que según dice Mithen a Tendencias indica que los constructores de Wadi Faynan eran recolectores y cazadores de cabras o gacelas que habitaban el lugar.
Dado que estos humanos y los que construyeron otros sitios similares, como Göbekli Tepe en Turquía, no tenían cultivos, los investigadores plantean que un sustento agrícola permanente no fue lo que dio inicio a las primeras civilizaciones. Los factores que realmente activaron este proceso fueron conceptos más de fondo, como las ideologías espirituales y culturales. Trevor Watkins, profesor de Arqueología de la U. de Edimburgo (Escocia) y experto en el Medio Oriente, explica a Tendencias que hallazgos como éstos le han restado sustento a la "revolución neolítica" de Childe, revelando que la agricultura no fue lo que impulsó el establecimiento de villas.
"Cada día encontramos más evidencia que apoya esta nueva teoría. Estos hallazgos refuerzan la idea de que la creación de grandes edificios, la creación de elaboradas esculturas simbólicas y los rituales operaron como novedosas actividades culturales que reforzaron la identidad de las comunidades", dice el académico. Incluso, agrega Bill Finlayson -arqueólogo del Consejo Británico de Investigación en Levante y miembro del equipo que excavó Wadi Faynan-, es posible que haya sido la necesidad de alimentar a la gente que peregrinaba hacia estos sitios lo que motivó el desarrollo de técnicas de cultivo.
"Más allá de este proceso, hay que aclarar que los cazadores/recolectores a menudo desarrollaban economías y sociedades sofisticadas. Basta recordar la compleja visión de mundo de los aborígenes australianos. La gente de Wadi Faynan parece haber estructurado el uso de los recursos salvajes a través de una selección cuidadosa de los animales que mataban, para así asegurarse un recurso sustentable. No se dedicaban sólo a cazar lo primero que encontraban", indica Finlayson a Tendencias.
Las pistas sobre el origen
Antes de Wadi Faynan, ya se habían encontrado otras pistas que contradicen la "revolución neolítica". En 1991, investigadores alemanes hallaron en Turquía un asentamiento de 10.000 años que incluía edificios comunitarios usados en cultos religiosos. Las estructuras de Nevali Çori contenían esculturas (incluyendo una que muestra a un ave rapaz sobre las cabezas de dos gemelos) y dos pilares de tres metros de altura con forma de "T", los que exhibían cabezas y brazos humanos tallados y habrían operado como centinelas.
La construcción de una represa cubrió el lugar e impidió mayores estudios, pero Klaus Schmidt, del Instituto Alemán de Arqueología, siguió estudiando la región y halló Göbekli Tepe, asentamiento de nueve hectáreas que incluye al menos 20 templos. El más antiguo tiene 11.000 años y su forma circular también incluye monumentos con forma de "T" que rodean pilares, como si fueran fieles que adoran un ídolo.
En el lugar se encontraron numerosos restos humanos y de pájaros como cuervos, por lo que se cree que el lugar fue un centro dedicado a la muerte. Un detalle importante es que, además de los templos, no se hallaron hogueras, herramientas o fuentes de agua cercanas que indicaran un asentamiento permanente. Por eso se cree que originalmente fue un lugar de peregrinaje y la culminación de una larga tradición de reuniones y celebraciones.
Jens Notroff, colega de Schmidt y quien ha estudiado el lugar, indica a Tendenciasque el sitio requirió una gran mano de obra que excedía la que podía ofrecer un solo grupo: "Además, se necesitó de una cuidadosa planificación y coordinación que sugieren una alta estratificación social", indica. Mithen concuerda con esta visión y agrega que la aparición de líderes fuertes -ya sean jefes o sacerdotes- fue un factor clave para las labores de edificación. Precisamente, dar sustento al creciente número de trabajadores llevó a explorar nuevas fuentes alimentarias: Notroff señala que la domesticación del trigo se puede rastrear hasta Karacadag, una montaña cercana a Göbekli Tepe que marcaría la transición hacia los primeros cultivos agrícolas.
Los investigadores agregan que estos principios de conformación de asentamientos se pueden aplicar a cazadores/recolectores de todo el mundo, incluso en asentamientos como Monte Verde en el sur de Chile. Hace 14.800 años, un grupo de cazadores de mastodontes y recolectores de algas y tubérculos erigieron varias estructuras, incluyendo un edificio con forma de "U" donde se hallaron huesos de mastodontes, semillas y plantas medicinales que indican su uso en celebraciones o rituales de tipo curativo. "Es muy probable que los humanos que colonizaron Chile estuvieran en una fase de evolución cognitiva y cultural similar a otras poblaciones de la época, y que estuvieran listos para crear comunidades más grandes, fuertes e inventivas", afirma Watkins.
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