La vigencia de una juguetería de antaño

<P>En plena calle Huérfanos, la Juguetería Alemana lleva 50 años. Hace 25, se reinventó con el modelismo e hizo furor. Tanto, que se expandió a los malls. </P>




No les pasó lo mismo a la Casa Hombo ni a la tienda Ameluz, las tiendas que junto a Los Gobelinos y la Juguetería Alemana surtían de regalos a todo Santiago hace 50 y más años también. Mientras las dos primeras tuvieron que cerrar (en 2003 y a fines de los 90, respectivamente), la Juguetería Alemana, en cambio, lleva 50 años existiendo. Y hace seis, dio un paso en grande y decidió aterrizar en los malls.

Hoy, no sólo sigue vigente la tienda que abrió el 2 de noviembre de 1960 en el Pasaje Matte (hoy la juguetería tiene su sede principal en la Galería España), sino que, además, abrió una sucursal en el Mall Sport (2004) y el Mall Alto Las Condes (2008). La expansión, motivada principalmente por la falta de tiendas de juguetes que entregaran un valor agregado en centros comerciales, les ha permitido consolidarse en la ciudad, no sólo viviendo del recuerdo de antaño.

La reinvención

Todo fue gracias a la reinvención. Hace 25 años, su dueño, Felipe Bahamondes (de la segunda generación de familiares que administran la tienda), decidió hacer algo antes de la llegada de Mattel y la consolidación de los grandes almacenes y de tiendas, como la desaparecida Otto Kraus, los desplazara. Entonces optó por cambiar los trompos, los soldados de plomo, las muñecas y trenes de madera por adminículos de modelismo, juguetes en miniatura que son para armar y que son réplicas de máquinas como trenes, aviones y autopistas. "El 80% de los que vienen acá son adultos y el resto, niños. Pero el modelismo está orientado más a los mayores", cuenta Patricia Estévez, esposa de Bahamones. Ella lleva cerca de 15 años atendiendo el mostrador de la tienda ubicada en la galería de la calle Huérfanos.

Les ha ido bien. Tanto, que en lo que va de compras navideñas, ya tienen agotado el helicóptero con radiocontrolador y quedan pocas autopistas inglesas y trenes Marklin, con sus respectivos circuitos de 112x76.

Un hito en Santiago

Felipe Bahamondes heredó el negocio de su padre, Enrique Bahamondes, quien lo manejaba junto a su esposa, Virginia Valdés. "El era un agente de ventas de una compañía alemana de exportaciones con sede en Hamburgo, y producto de un importante embarque de juguetes cancelado a última hora, pidió un crédito a un banco árabe de entonces. Así fue como puso una juguetería que se convertiría en una de las más prestigiosas de la época. Las personas viajaban desde regiones para comprar los preciados divertimentos", cuenta Felipe.

Cuando renovaron su imagen, fue el momento en que la tienda se llenó de tanques, aviones y botes, todos importados de distintas partes del mundo. Y así quedó asentado un modelo exitoso de negocios. Ahora último, según cuenta su dueño, lo que están haciendo es volver a los clásicos mecanos, los trenes eléctricos y los puzzles.

La idea es de Felipe Bahamondes y el fin es "buscar aquellos productos que nos identifiquen como una tienda más tradicional en su género, cambiando junto a nuestro grupo etário", dice.

Ese es el espíritu de esta tradicional tienda. José Antonio Santis, coleccionista de juguetes, cree que ahí yace el gran logro de la Juguetería Alemana: "Conservar juguetes que apuntan a la reminiscencia, a encontrarse con el estilo de juguetes de antaño".

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