Lalo Prieto y Martín Erazo aúnan fuerzas en nuevo unipersonal
<P> El actual Director creativo de programación de Canal 13 estará de regreso en el teatro bajo el alero del director de La Patogallina.</P>
La sociedad Prieto+Erazo tiene su origen en los 90. Con el teatro callejero como telón de fondo y gracias a instancias como el Festival de Cortos Teatrales que organizaba La Patogallina con Martín Erazo a la cabeza. En esta instancia, Lalo Prieto -Stefan v/s Kramer, El derechazo- presentó su primer trabajo unipersonal: Nahuelqueo, un hombre con carácter, llamando la atención de personajes como Juan Carlos Zagal ex La Troppa. "Nuestras carreras teatrales han estado de una u otra forma entrelazadas", dice al respecto Erazo sobre Prieto, a quien está dirigiendo nuevamente por estos días, ya que preparan un nuevo unipersonal en el Mori Parque Arauco: Estafado y manduqueado, cuyo estreno es el próximo 6 de agosto.
En él, Prieto, quien actualmente ocupa el cargo de Director creativo de programación de Canal 13, es el protagonista absoluto. "Cumplí 40 años y dije: cómo no voy a hacer teatro si soy teatrero, si soy actor", explica quien trabajó también con Stefan Kramer en el programa Halcón y camaleón de TVN y quien terminó hace dos meses el guión del montaje. Un trabajo que ha levantado con la experiencia de la televisión -"antes estaba en mi mundo cerrado y escribía, pero ahora el trabajo es mirando hacia fuera, la realidad", indica- e inspirado en una situación personal: el cambio de su auto.
Un hecho que cobra sentido y universalidad al observar cómo el mercado genera cada vez más y más necesidades. "Al final la obra traspasa y es un asunto social"-reflexiona Erazo- "Es un sistema que está hecho para atraparte. Un sistema enorme, como intocable". Vicios y virtudes que se prestan servilmente para hacer comedia: el protagonista termina incluso tomándose por la fuerza la automotora.
"El tipo va a cambiar su auto y se da cuenta que pierde mucha plata intentando cambiarlo. Después queda a pata. Tiene una bicicleta. Se la roban. La hija tiene un accidente en el jardín. No alcanza a ir. La mujer piensa que es un irresponsable. Lo echa de la casa. Toma una pistola. Se va a la automotora. Es un espiral delirante", repasa Prieto rápidamente sobre las escenas que dan vida a Estafado y manduqueado, mientras cuenta que la invitación a Erazo nació particularmente por la mirada cinematográfica que quiere imprimirle a este montaje. Para Erazo: "Nos une el amor por el lenguaje del cine. Por cómo contamos la obra. Por la construcción del guión. Por encontrarnos con el público, mientras lo hacemos sentir o pensar"
Teatro v/s TV
Lalo Prieto hoy está de lleno en la televisión, intentando navegar favorablemente la crisis de la pantalla abierta. En ese escenario, el director y actor defiende la decisión de Canal 13 de bajar la teleserie que preparaba , El secreto de Tamara, - "dejamos de perder plata a montones por esa baja", dice- y pone en duda la decisión de TVN de fichar a Vicente Sabatini - "Había que darle tiempo y que el público entienda que el canal está cambiando y están buscando hacer televisión de calidad. Tienes grandes series como Zamudio y Sitiados, pero estaban en 7 puntos. Y ahora si llega Sabatini ¿qué buscas? Rating", opina. Cuando Lalo Prieto recuerda que estudió Actuación para hacer teatro de calle lo hace con nostalgia. Y si bien Erazo está hoy mucho más ligado al quehacer teatral que él, ambos comparten un interés por capturar y entretener audiencias, pues el teatro que les gusta realizar no es un teatro "cerrado", sino más bien uno para cualquier público.
"A mí me llama mucho la atención el poder que tiene la televisión", explica Erazo. "Me parece una herramienta increíble, pero me siento muy poco identificado. No soy una persona que dice que la TV es una porquería en sí misma. Creo que es un medio increíble, tal como el trabajo que se ha hecho con las series".
Al respecto, Prieto considera que el público de la TV y el del teatro hoy es el mismo. "Si va poca gente al teatro es culpa del teatrero, no de la gente", dice mientas agrega que lo que le falta a la televisión son historias complejas o profundas, pero contadas de manera simple. "Cuando hacía solo teatro, miraba en menos a la gente que veía TV. Me daba rabia la TV. Hoy aprendí a querer y respetarla".
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