Lanzan libro de joven del Bronx que pasó de mendiga a estudiante de Harvard

<P>Liz Murray soportó la drogadicción de sus padres, la muerte de sida de su madre y vivir en la calle a los 15 años. </P>




En 1986, y con apenas seis años, Liz Murray y su hermana mayor Lisa, veían a sus padres, Jean y Peter, inyectarse heroína o cocaína frecuentemente en el living de su hogar. Drogadictos desde hace años, ambos sobrevivían gracias al dinero de la ayuda social en un pequeño departamento del Bronx, en Nueva York.

Desde pequeña, Liz recuerda haber cuidado a su madre, quien había sido diagnosticada con esquizofrenia, mientras sus brazos registraban cada pinchazo que se había dado. Su padre -un ávido lector- sucumbía igualmente a las drogas, sin apoyar económicamente a la familia. Las niñas iban al colegio de vez en cuando y eran continuamente molestadas por oler mal, vestir con harapos y tener piojos por todo el cuerpo. No pasó mucho tiempo hasta que desertaron de la escuela por completo. Así fue hasta que Liz cumplió los 15 años y su madre murió de sida, enfermedad que contrajo inyectándose jeringas contaminadas.

El padre fue incapaz de mantener a las niñas, perdió el departamento donde vivían y buscó refugio en un asilo para hombres. Lisa fue acogida por una familia de un amigo y Liz fue ingresada a un orfanato. Si bien ahí la joven tenía techo y comida, también había violencia. Las cosas fueron de mal en peor, hasta que se convirtió en una adolescente sin hogar, que recorría las calles de Nueva York sin rumbo fijo y sin tener dónde dormir. A veces algún amigo la alojó a escondidas en el sofá de su casa y otras tantas durmió en las bancas de las estaciones de metro. Sin embargo, en las noches una frase de su madre se repetía constantemente en su cabeza: "algún día las cosas van a mejorar".

Con determinación, Liz se propuso doblarle la mano al destino y decidió que regresaría a estudiar. Así, logró inscribirse en una escuela alternativa de Manhattan, donde un profesor notó sus capacidades y la ayudó. Ella guardaba para sí su más profundo secreto: nadie sabía que vivía en la calle. En dos años logró completar la enseñanza media con un promedio perfecto. Antes, su profesor había llevado a los 10 mejores alumnos a una visita a la prestigiosa Universidad de Harvard en Boston. Fue ahí cuando supo que esa era su meta. Buscó financiamiento y se enteró que el diarioThe New York Times entregaba becas de estudio. Postuló y ganó. A partir de ese momento toda su vida tuvo un vuelco en 180 grados. Había superado el haber pasado noches en vela y recorrer con éxito del camino desde la calle a Harvard.

Estas experiencias son narradas por Murray en sus memorias Breaking night: from Homeless to Harvard, que salieron publicadas en septiembre en EE.UU y que la crítica de The New York Times describió como "una cuenta adrenalínica de la supervivencia, marcada por la desesperación, la brutalidad y el miedo, situada en las selvas de El Bronx".

Allí, Murray narra en detalle haber pasado hambre y haber compartido un tubo de pasta dental como cena con su hermana.

Su historia sirvió de inspiración para una película, donde se narra cómo estas experiencias le sirvieron para conseguir su pasaporte a Harvard, desde donde se graduó el año pasado en sicología. Hoy, a los 30 años, fundó Manifest Living, donde desarrolla talleres y actividades grupales para lograr que las personas se decidan cuál es su sueño y busquen cómo conseguirlo. Además, recorre el país dando conferencias sobre motivación y apoya a una fundación que busca patrocinar a los escolares talentosos de escasos recursos a que terminen su educación.

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