Lanzan libro sobre la historia de los robots
<P>La fascinación con las máquinas que se comportan y hasta pueden pensar como seres humanos es antigua y ha dado pie a ensayos, cuentos y predicciones no tan erradas. El volumen <I>El rival de Prometeo </I>es un buen compendio de esa larga búsqueda: incluye textos de autores tan diversos como Diderot, Freud, Hoffmann y Alan Turing.</P>
Un día de 1809, en Austria, Napoleón Bonaparte se sentó a jugar la partida de ajedrez más extraña de su vida. Al frente tenía un muñeco de madera, ligado a una voluminosa caja del mismo material. Los testigos dicen que el corso partió de buen humor y que invitó al autómata (conocido como el Jugador de Maelzel) a enfrentarse. A continuación, el emperador de Francia y en ese momento el hombre más temido de Europa, fue derrotado tres veces, trató de hacer trampas y terminó barriendo las piezas de un manotazo mientras gritaba, iracundo, "!Bagatelle¡".
Napoléon no fue el único humillado de esta forma. Años después, el autómata más famoso de su tiempo cruzó el Atlántico y allí inspiró uno de los textos más afilados de Edgard Allan Poe, que resumió en un célebre ensayo todas las sospechas que rodeaban al jugador mecánico. A saber, que en su interior se escondía un buen ajedrecista que hacía el trabajo que supuestamente era el fruto de engranajes.
Las máquinas hechas para intentar emular a los seres humanos son una obsesión de antigua data, y han inspirado textos filosóficos, ensayos, cuentos de terror y, por supuesto, obras de ciencia ficción. El libro El rival de Prometeo es un ecléctico compendio de esa búsqueda. Abarca 16 textos de varios autores y se inicia con la pregunta más básica: ¿Qué nos hace humanos? Una cuestión que en este volumen aborda Descartes, que equipara el cuerpo del hombre con un reloj o un molino, aunque tiene el tino de subrayar que tras esta "estatua o máquina de tierra" está la mano de Dios.
La palabra de moda era máquina. Y la descripción detallada de la anatomía humana, combinado con los avances en ciencias exactas, llevaron a varios pensadores a imaginarse un artefacto que replicara a los seres humanos. Así nacen los famosos autómatas: el Flautista de Jacques de Vaucanson, que impresionó a la corte de Francia con su capacidad de interpretar música, y el ya mencionado ajedrecista. El primero motivó la definición de "autómata" que Diderot y D'Alembert incorporaron en la Enciclopedia; el segundo era un astuto embuste y en su interior sí ocultaba a un jugador de verdad.
El rival de Prometeo no sólo da cuenta de los avances y de las ideas que generaban. También, de cómo hacían soñar a algunos escritores. El libro incluye clásicos como El hombre de la arena, de Hoffmann, sobre la historia de Nathanael, joven atormentado por la misteriosa muerte de su padre que cae rendido ante los encantos de la bella Olympia. La joven es hija del sabio Spalanzani, sabe tocar el piano, canta, baila y escucha a su enamorado con una paciencia que simplemente no puede ser humana. El cuento es seguido por un ensayo de Siegmund Freud.
Olympia, la muñeca alemana tamaño natural de esta narración, plantea la verdadera pregunta del libro: ¿Existirá alguna vez una máquina capaz de engañar a un ser humano, a tal punto de que éste crea que se encuentra ante alguien de su especie? Casi dos siglos después de que un falso autómata venciera a Napoleón, el ruso Gari Kasparov se enfrentó, el 11 de mayo de 1997, a Deep Blue, una supercomputadora de IBM. Venció la máquina y Kaspárov, tras acusar de trampas a los encargados del mecanismo, resumió: "No jugaba como una máquina. Jugaba como el mejor ajedrecista del mundo".
Para abundar en este dilema, El rival... recoge un ensayo escrito en 1950 por el matemático inglés Alan Turing. El escrito propone un método para testear la capacidad de engaño que alcanza una mente artificial. A saber, aislar en paralelo a un ser humano y a una máquina inteligente, y comenzar a hacerles preguntas. Cuando se haga imposible distinguir las respuestas de uno y otro, entonces el día de Terminator habrá llegado.
El libro incluye clásicos (un extracto de R.U.R., la obra de teatro en que el checo Karel Capek acuñó la palabra "robot"), piezas fundacionales de la ciencia ficción (las llamadas leyes de la robótica de Isaac Asimov) y una auténtica sorpresa, de la mano de Thea von Harbou, esposa del cineasta alemán Friz Lang: la historia de una enorme ciudad en el futuro, donde dos hombres solitarios se ponen de acuerdo para crear Parodia, una robot demasiado peligrosa para caminar por el mundo.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.