Las contradicciones de la pandilla que atacó a Daniel Zamudio

En los cinco pisos de galerías del Eurocentro convergen los amantes de los video juegos; los seguidores de las estrellas internacionales de la lucha libre y oficinistas que buscan tatuarse el brazo con el nombre de su novia, o con un dibujo de la mascota que acaban de perder.

En este centro comercial, a pasos del Paseo Ahumada, pueden encontrarse a simpatizantes de las más variadas tribus urbanas de Santiago: desde pandilleros con bototos, hasta adolescentes de ropas ceñidas que explotan una estética de la ambigüedad.

Este es el lugar que frecuentaban los cuatro sospechosos que hoy están en prisión preventiva, en el penal Santiago Uno, por el ataque, la madrugada del 3 de marzo, a Daniel Zamudio, cuya condición de salud se agravó anoche al punto que, según el presidente del Movilh, Rolando Jiménez, se encontraría con muerte cerebral y a sólo horas de su deceso (ver página 22).

Allí trabajó Alejandro Angulo, el imitador de Michael Jackson con antecedentes por ataques xenófobos, que tenía entre sus amistades a Patricio Ahumada, el pandillero de cabeza rapada que habría amenazado de muerte a los otros imputados.

En sus pisos están las tiendas de animaciones japonesas visitadas por Fabián Mora, el joven Otaku que estaba continuamente en búsqueda de nuevas tribus.

Era también un lugar frecuentado por el ex neonazi (declaró que había dejado de serlo) Raúl López Fuentes, quien inculpó a los demás.

El fiscal Ernesto Vásquez, de la Fiscalía Centro Norte, encabeza la investigación de este ataque inusualmente violento en el país y que, de acuerdo con las pesquisas, tuvo como principal motivación la homofobia.

Cercanos al caso explican que el fiscal tiene la convicción de que el grupo actuó con ensañamiento, y que los peritajes biológicos buscan acreditar esto, más allá de los testimonios tomados.