Las inversiones en el radar del Corso, el family office de Teresa Solari
<P>Minería y energía son dos áreas que interesan a la firma dueña de 12,5% de Falabella, que partió hace más de una década y cuyos intereses abarcan desde fruta hasta carreteras. </P>
CORSO, el family office de Teresa Solari, una de las controladoras de Falabella, se define como un "capital paciente". No sólo elige con precisión dónde invierte, sino que además puede esperar a que sus activos renten en el tiempo. Esa es parte de la estrategia con que abordó la compra, a fines de diciembre, de 49% de las autopistas en desarrollo Valles del Bío-Bío (Concepción-Cabrero) y Rutas del Desierto (Acceso a Iquique) a la española Sacyr Concesiones, filial de Sacyr Vallehermoso. Todo esto, en alianza con Inversiones Auguri, ligada a María Luisa Solari.
La operación le permitió arribar a un negocio en el que no estaba, el de las concesiones viales, y sumar un sector más a un portafolio que incluye exportación de frutas, proyectos inmobiliarios, pesca, conservación y artículos deportivos, entre otros. Eso, sin contar su "buque insignia", el 12,56% de Falabella, un paquete cuyo valor en Bolsa es de US$ 2.606 millones.
En el radar de Corso, sin embargo, hay más, confidencian fuentes cercanas al grupo. Está el negocio minero, por ejemplo, donde acaba de ingresar a un fondo de exploración del rubro, administrado por Asset Chile, para hacer exploraciones en el país de minerales metálicos y principalmente cobre. También le interesa el sector energético en general y la industria forestal, si se dan oportunidades en el futuro, afirman. Al contrario, y pese a que en algún momento lo miraron, el sector de las viñas está fuera de sus aspiraciones.
Entre sus inicios, hace 12 años, y ahora, la empresa ha cambiado de perfil y de tamaño. De tener 10 personas en sus filas -entre ellos, Juan Carlos Cortés y Bernardo Fontaine- pasó a 28, y su estructura simple dio paso a un formato donde mes a mes, además del directorio encabezado por Teresa Solari, diversos comités se reúnen para tomar decisiones y analizar los próximos pasos.
Internamente, los gestores principales son Elizabeth Lehmann, en la gerencia general, y Rodrigo Arze, ex gerente de inversiones de AFP Capital, quien arribó el año pasado para liderar el área de inversiones, mientras que Julio Fernández está en la búsqueda de nuevos negocios. Para 2012, la meta es fichar a un economista de cabecera, función que hasta ahora se suplía con asesorías externas, cuentan cercanos.
En términos de tamaño, sus intereses aumentaron hasta el 93,3% de la tercera exportadora de fruta, David del Curto; poco más del 7% de pesquera Blumar y pesquera El Golfo; 15% de Inmobiliaria Manquehue, y la marca Equity Brands & Retail, a través de la cual administra la tienda Sparta y Rebels Golf. También tiene presencia en el negocio energético en Colombia, país donde, en 2007, pagaron junto a los Solari Donaggio US$ 138 millones por la termoeléctrica colombiana Termotasajero, con capacidad de 155 MW.
En prácticamente todas sus incursiones, Corso busca socios conocedores del negocio y con características similares a las suyas. "Este es un grupo conservador, averso al riesgo por definición, y que busca que las empresas donde está se vinculen con las comunidades", explica un conocedor del holding. Es la razón por la que entre sus partners están la familia Rabat, en Manquehue, y los Sarquis, en Blumar y El Golfo. Y en este caso opera una segunda regla: nunca entrar en sectores que compitan con ellos y, de recibir una buena oferta, invitarlos a invertir.
El holding de Teresa Solari tiene definido, también, que su foco es invertir en Chile, "salvo excepciones", comenta un cercano. Su estrategia, además, apunta a poner fichas en sectores de naturaleza exportadora, como es el caso de David del Curto. En este caso particular, se agrega el hecho de que el grupo ve un fuerte potencial en el negocio de la alimentación, según una alta fuente de la sociedad de inversiones. Tras aumentar a 93% la participación en mayo pasado, el director ejecutivo de Corso, Julio Fernández, señaló que la firma quería ser un referente no sólo en la región. Por eso, el plan quinquenal de la compañía incluye salir fuera de Chile. "Perú es una alternativa muy potente", indicó Fernández en esa ocasión.
Tener inversiones en ese mercado, explican ejecutivos del sector, "les permitiría entregar fruta los 365 días del año a los mercados que atienden y tener un mix más amplio, que no sólo incluya uva, sino también cítricos". Corso ingresó a David del Curto en 2005, cuando la firma estaba quebrada. En 2008, vía aumento de capital, tomó el control y un año después la exportadora redujo considerablemente las pérdidas. La deuda, el año pasado, era un tercio de lo que registraba en 2005. Actualmente es la principal exportadora en manos de capitales chilenos y la tercera más importante del rubro, tras Dole y Unifrutti. Sus ingresos bordean los US$ 150 millones al año y producen 10 millones de cajas, de las cuales 30% se produce en campos propios.
Es clave también para Corso invertir en áreas relevantes para el grupo familiar, como la industria deportiva. "Para un family office es importante tener un negocio que los apasione. Por eso compró Sparta a Bata", marca con la que hay planes de apertura de nuevas tiendas para este año, cuenta una fuente vinculada a la familia.
Corso ha puesto sus fichas también en la conservación a través de fondos especializados en el rubro, dado que cumple con los intereses de la familia. "Les interesa el modelo de invertir en tierras para conservar intacto el patrimonio de la Patagonia", explica una fuente cercana a la familia.
RR
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