Las "superchicas" que le cambiaron la cara a su colegio
<P>Esta es la historia de un grupo de alumnas del Colegio Patricio Mekis de Maipú, que con el fútbol le ganaron a su entorno. Y también $ 10 millones</P>
Un globo, una esponja y un papel de diario. Esos eran los implementos con que las niñas del Colegio Patricio Mekis, en Maipú, elaboraban una pelota para las clases de educación física. Como no tenían con qué practicar, acudían a lo que fuera.
Con esa premisa y sin siquiera saber hasta dónde podían llegar, el grupo de profesores del colegio se fijó un objetivo: que los alumnos terminaran con la abulia en la que estaban sumergidos y practicaran deportes. Fue así como comenzaron a incentivar a las jóvenes -que actualmente cursan segundo medio- para participar en la Copa Coca Cola de fútbol.
Uno de los mayores retos para el grupo de profesores que entrenó al seleccionado de escolares fue encontrar el compromiso en los alumnos. Dicen que el colegio está emplazado en una zona complicada de la comuna, donde incluso se vende droga a la salida del establecimiento. A esto se agregan los problemas de delincuencia y violencia, lo que muchas veces les juega en contra, reconocen los profesores. "Es difícil que el alumno cambie su manera de pensar. Por eso es complicado el hecho de encontrar estudiantes que te ayuden y cooperen, porque son grupos súper individualistas", dice Guillermo Alfaro, uno de los docentes de educación física.
A pesar de esos impedimentos lograron que nueve alumnas se interesaran, y les enseñaron todo respecto del fútbol. Cómo se saca el balón, cuál es la posición de adelanto, cómo se tira el córner y hasta dónde llega el arquero. Además de las habilidades acordes a la posición que jugaba cada una.
Del vestuario ni se preocuparon. Participaban con la polera del uniforme y con short prestados de sus compañeros. Lo mismo sucedía con el calzado, si no se conseguían, jugaban con sus zapatillas de caña favoritas, pero dicen que eran sus goleadoras. Cuentan que se iniciaron casi como un juego. A pesar de los meses de entrenamiento, nunca se plantearon la posibilidad de ganar el torneo. Las alumnas recuerdan que de lo único que se cuidaban era de no recibir muchos goles: "Recibo y entrego, rapidito", dicen.
Así comenzaron a ganar partido tras partido. "Nos dimos cuenta de que las niñas eran capaces y ellas también, en la medida en que estaban concentradas y siguiendo instrucciones", recuerda Ingrid Zúñiga, una de las profesoras que entrenó al equipo.
Lograron vencer a todos los establecimientos participantes en la copa y accedieron a la última fase del torneo. Tal como jugadoras profesionales llegaron al Estadio Monumental, donde se disputó el partido decisivo, sin siquiera saber cuál sería el premio. Vencieron en la final de la Copa Coca Cola y con ello obtuvieron $ 10 millones para su colegio. Desde ese momento la situación del establecimiento cambió por completo. De los 20 conos y cinco colchonetas que hasta ese entonces existían, llegaron a tener un equipo completo con toda la indumentaria necesaria para las clases de educación física.
Para las alumnas, todo un logro que futuras generaciones esperan repetir. "Nadie sabía jugar, fue una sorpresa y real satisfacción poder ayudar un poco en cambiar la historia del colegio", dice la estudiante Natalia Arias.








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