Las tramas tras el crimen de Puerto Príncipe

<P>Las horas previas y los protagonistas de los hechos que rodearon el asesinato a balazos del sargento de la Armada Guillermo Arévalo, la madrugada del domingo pasado, en Haití. Quién es el cónsul Diego Rivera, cuyas declaraciones hicieron crecer la polémica. Por qué la familia de la víctima apunta a Rivera y dice que no le cree. Cuáles son las contradicciones del caso.</P>




La isla bajo el mar, de Isabel Allende, es el libro que el cónsul chileno en Haití, Diego Rivera López, tiene en su velador. La obra cuenta la historia de una esclava haitiana del siglo XVIII y describe en detalle los paisajes, la geografía y la cultura de la isla, que en 2010 Rivera escogió como su destino diplomático.

Según Rivera ha comentado en privado, ese libro le sirve para explicar por qué se siente admirado de la isla y su gente, pese a vivir en el que define como un Estado "fallido", con condiciones mínimas de seguridad, higiene e infraestructura, entre otras carencias. Pero al tiempo que Rivera se reencanta con la isla a través de la lectura, Haití se transformó en escenario del episodio más complejo en sus 19 años de carrera, luego de que la madrugada del domingo 17 de junio muriera el sargento de la Armada Guillermo Arévalo, quien se desempeñaba como auxiliar de la Agregaduría de Defensa en ese país, tras ser baleado a la salida de la discotheque Barak en el barrio de Petion-Ville, en Puerto Príncipe. En el incidente también resultó herido el carabinero Jorge Oyarzo.

Por su repercusión, el hecho generó tres investigaciones paralelas que ya se encuentran en desarrollo: del Estado Mayor Conjunto, de Carabineros y del Ministerio de RR.EE. Esta última, dirigida a esclarecer cuál fue la participación de Rivera en los acontecimientos, está a cargo del embajador chileno en Honduras, Rodrigo Pérez, en un hecho que fuentes diplomáticas definen como significativo, pues, según explican, cuando un sumario es encabezado por un embajador, es un gesto de la relevancia que el tema tiene para RR.EE.

Hijo de profesores y proveniente de una familia de clase media de Ñuñoa, Rivera ingresó en 1993, y por concurso público, al servicio exterior, mientras estudiaba Geografía en la Universidad Católica (de donde se graduó en 1995). Sus estudios secundarios los realizó en el Liceo Manuel de Salas y con 760 puntos en la entonces P.A.A. ingresó a la universidad.

Según ha dicho a sus cercanos, sus motivaciones para ingresar al mundo diplomático fueron su facilidad para los idiomas -de acuerdo con su currículum en el sitio web de Cancillería, habla inglés, italiano, griego, creolés haitiano y tiene nociones de francés- y su interés por el servicio público.

Entre 1990 y 1991 fue consejero de la Feuc. En su entorno indican que su padre fue preso político, lo que lo llevó a ser detractor del régimen militar.

Su carrera diplomática se ha desarrollado principalmente en consulados. Estuvo en Bolivia, Turquía, Grecia y EE.UU. Entre 2008 y 2009 fue asesor diplomático del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, en Washington, y antes de Haití, en 2009, fue subdirector de Ceremonial y Protocolo de Cancillería.

Su hermano, Alonso Rivera, lo describe como aficionado a los almuerzos familiares junto a su esposa, María José Lorca, y sus dos hijos. También comenta su interés por la lectura: durante sus vacaciones en Mirasol, cerca de Algarrobo, leyó un texto sobre la historia de la diplomacia en Chile y el libro de historia de Chile de Leopoldo Castedo.

De su paso por la Cancillería en Santiago, las fuentes consultadas lo recuerdan como alegre, aunque a veces impulsivo.

Otra actividad que sus conocidos destacan fue su trabajo "sindical", cuando en 2009 fue miembro de la directiva de la Asociación de Diplomáticos de Carrera (Adica), encabezada por Enrique Melkonian -actual embajador en Suiza-, que logró detener en el Congreso un proyecto de modernización de RR.EE. enviado por el gobierno de Michelle Bachelet.

Y si bien su trabajo es reconocido en varios sectores de RR.EE., para otros la labor de Rivera se ve empañada por episodios ajenos a sus labores, como lo sucedido en 2011, cuando se querelló por injurias contra dos de las fundadoras de la fundación Familias Multicolor, una ONG chilena que trabaja en Haití.

Eugenio Merino, abogado del bufete Puga&Ortiz, que representó a Rosemary Donoso y Bárbara Vigoroux, dice que la acción judicial de Rivera nació luego de que "el ministro Allamand (en una de sus visitas a Haití) preguntó a Rivera sobre esta fundación y el cónsul esbozó que ésta trabajaba casi al margen de la ley en Haití". Según Merino, sus representadas pidieron por email una explicación a Rivera, sin obtener respuesta, por lo que enviaron un correo al ministro de RR.EE., Alfredo Moreno, exponiendo el caso. Agrega que también remitieron a Moreno comentarios extraídos de la cuenta de Facebook del cónsul y que, actualmente, él pidió el sobreseimiento de la causa. Contactado por La Tercera, el abogado de Rivera, Oscar Vargas, declinó referirse al tema,

En privado, Rivera explica que escogió Haití por la importancia política que tiene para Chile la misión de paz de la ONU. En la isla trabaja con el Centro de Apoyo a la Infancia, un hogar de la Junji en Aquin, al sur de Haití.

Sus actividades favoritas fuera del trabajo son ver fútbol por internet, salir y escuchar música -Charly García, Fito Páez y Pat Metheny están entre sus favoritos-.

Hasta el episodio del sábado, una de sus principales preocupaciones era su próximo destino, para el cual ya podía postular. Sin embargo, tras la muerte del sargento Arévalo y el revuelo causado por sus declaraciones a la prensa, el jueves llegó a Puerto Príncipe el embajador Pérez, quien tiene 20 días para aclarar los hechos.

"Yo siempre ando armado y tengo que estar bien protegido. En el bar Barak hay bastante corrupción, hay droga, prostitución en la calle. Es muy peligroso. Si quieres adrenalina, tienes que ir para allá", explica Marcelo Atenas, amigo del cónsul que compartió con él la noche que mataron a Arévalo.

No era la primera vez que la víctima estaba en Haití. Ya había cumplido una misión similar por seis meses durante el año 2010, lo que lo motivó a volver a postular y emprender viaje el 13 de marzo pasado.

Según el relato de su esposa, Elizabeth Vivanco, el sargento de la Armada le había expresado en las últimas semanas que estaba muy cansado y estresado. "Me decía que antes la embajada era la casa de todos los chilenos que vivían allá, pero que con el nuevo cónsul las cosas eran distintas y que prefería no ir mucho".

La historia de la fatídica celebración del Día del Padre se inicia en el Jet Set, local ubicado a 500 metros del Barak, cuatro horas antes del crimen. "El Jet Set es un punto de encuentro de la gente que trabaja acá. Ahí van de la Minustah y de las empresas. Yo sé a qué hora hay que irse para no tener problemas", agrega Atenas, ex marino y guardia privado que lleva más de un año y medio en Haití, y que el 2004 estuvo 10 meses en Irak.

Según la calificación de los pubs realizada por la ONU para su personal, el Jet Set es "no recomendable" y el Barak está "prohibido".

Por su parte, Alonso Rivera explica que el cónsul concurría frecuentemente a esta zona, pues "son los únicos locales donde puedes distraerte y comer sin riesgos de enfermarte. Las prohibiciones son para los militares, no para los civiles".

Según Diego Rivera, él contactó a Atenas y Arévalo para juntarse la noche del sábado en el Jet Set. Allí, según coinciden las versiones, el grupo se reunió cerca de la una de la madrugada del domingo. "Nos sentamos en una mesa. Me acuerdo que yo invité la primera ronda. Tomé Seven Up. Guillermo Arévalo también, porque tenía que trabajar al otro día, y Marcelo tomó una cerveza. Estuvimos conversando de la vida, nos reíamos mucho, como en un club de Tobi", relató a la prensa.

Sin embargo, su presencia en el lugar la noche de los hechos no fue conocida desde el comienzo. Públicamente surgió el miércoles, tras los dichos de Leonel Arévalo, hermano de la víctima, quien aseguró que al sargento asesinado le ordenaron ir a buscar a Rivera al bar.

En sus primeras declaraciones a La Segunda el día martes, Rivera señaló que "por esas cosas de la vida pasé cerca del lugar. (...) Salí a las cuatro de la mañana a comprar algo para comer porque tenía hambre. (...) Fui a comprarme dos hotdogs, salgo en pijama incluso, y me pillo el auto estacionado y arriba de la vereda. (...) Me acerco al vidrio del copiloto y veo que hay una persona adentro, que están los vidrios empañados. Me bajé del auto y encuentro eso. (Arévalo) estaba vivo y me decía 'me cagaron'". En esta versión, el cónsul no mencionó el encuentro previo en el Jet Set.

En contactos posteriores con la prensa ese mismo día, relató que él, Arévalo y Atenas se habían reunido a celebrar el Día del Padre en ese pub. Según sus dichos, pasadas las 2.30 de la mañana decidió cambiarse al Barak junto a su amigo guardia, pero el sargento de la Marina decidió quedarse.

Tanto Rivera como Atenas coinciden en que no estuvieron hasta más allá de las tres de la mañana en el Barak. Rivera dice que se fue a su casa y que a las 4.30 decidió salir a comprar comida, encontrando el auto con Arévalo agonizante en su interior. El mismo lo llevó al hospital Lambert Santé, donde falleció a las 5.45 horas del domingo.

Por su parte, Atenas señala que se despidió del cónsul cerca de las 3.10 de la mañana y que no supo del crimen hasta el otro día.

El único punto de discordia entre Rivera y Atenas es la presencia del sargento de Carabineros Jorge Oyarzo en el Jet Set. Mientras el primero dice que nunca lo vio, el segundo asegura que estaba desde la una de la mañana, cuando el grupo se sentó a la mesa.

Frente a estas diferentes versiones, el hermano del sargento asesinado ha cuestionado al cónsul: "No entiendo cuál es la verdad. Si el cónsul estaba durmiendo a las cuatro de la mañana, se despierta y sale en pijama en un lugar como Haití a comprar completos. ¿O bien estaba con ellos? Creo que miente", señaló a La Tercera. El hombre cuenta que Arévalo llamó a su hija Giselle a las 12 de la noche del sábado y le contó que estaba muy cansado, pues había manejado todo el día, de ida y vuelta, al jardín infantil de la Junji ubicado en Aquin, donde el cónsul participó en una graduación. "Nos dijo que se iba a acostar", cuenta su hija mayor, Elizabeth.

Sin descartar la posibilidad de que el marino haya entrado al pub, su hermano señala que al morir en el interior del auto queda claro que "estaba esperando ahí".

Por su parte, el presidente de Adica asegura que "Diego es un excelente funcionario y es también víctima de la situación". También comenta que el jueves se reunió con el subsecretario de Relaciones Exteriores, Fernando Schmidt, con quien analizó la necesidad de crear un código de conductas que defina dónde empieza la vida privada y termina la pública de los diplomáticos.

Sobre los hechos, el hermano del carabinero herido, Carlos Oyarzo, dijo que: "Jorge me contó que iban a subirse al auto y los emboscaron, que no se veía nada, querían matarlos".

En el segundo piso del Barak, una terraza al aire libre, Ancy Toussant, empleado del local, recuerda que "todo pasó cerca de las 5.30 de la mañana. Fueron muchos disparos".

Otro funcionario agrega que el bar estaba cerrando cuando se produjo el ataque. "(Arévalo) salió del Jet Set cerca de las cinco. Llegó acá y pidió una cerveza. Su amigo, una Sprite. No los había visto antes, se veían tranquilos", agrega el trabajador, que pide reserva de su nombre.

Luego dice que conoce al cónsul, quien "llegó más temprano ese día, pero luego se fue. A la hora del tiroteo había dos autos en la calle. El mío y el jeep del sargento".

El jueves por la tarde, Alma Mía Sierra, hija del dueño del Jet Set, estaba a cargo del local. Sobre lo ocurrido el domingo, explicó que "ellos vinieron acá, pero no los vi. Vino una coronela de la Minustah y le dije que no vi nada".

Ante las dudas de esa noche, el empleado del Barak que pide anonimato indica: "El amigo del sargento (el carabinero Oyarzo) es el que tiene que hablar. El sabe todo, él vio todo".

Sobre este punto, fuentes de gobierno apuntan a que los cuatro chilenos estaban juntos en el Barak esa noche y que el tiroteo se desató tras la pelea con un proxeneta.

Consultado por La Tercera, Patrick Rosarion, comisario de la Policía de Petion-Ville, explica que -hasta el jueves- se manejaba la tesis del asalto como móvil del crimen.

Frente a las circunstancias del baleo, las autoridades chilenas han pedido esperar el resultado de todas las investigaciones en curso, más la de la policía haitiana. Para el Estado Mayor Conjunto, sólo se trata de "un hecho policial".

Esta versión es rechazada por Leonel Arévalo, quien acusa a Rivera de "intervenir" en la investigación.

Ayer, a las 5.30 de la madrugada, los restos de Arévalo llegaron a Santiago. En Puerto Príncipe, las indagatorias recién comienzan.

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