Las tres K

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Señor director:
En su columna publicada el domingo en este diario, César Barros habla del lugar que, según él, Hitler asignaba a las mujeres: las tres K.  Estas letras harían referencia a Kinder (niños), Kuchen (queque) y Küche (cocina).
Me parece pertinente hacerle saber que la expresión original es Kinder, Küche, Kirche (iglesia en castellano). Para peor, en el destacado, en vez de Kuchen dice Küchen (con cremillas), palabra que en alemán no existe, y el gráfico muestra una cocina, un niño y una torta, en el lugar donde debería estar una iglesia.
No menos erróneo resulta que la supuesta cita nazi, en realidad, data de mucho tiempo antes, de la época histórica Biedermeier. Me restrinjo a indicar que aquella está ambientada en el tiempo de la restauración del imperio austro-húngaro (aproximadamente entre 1820-1850). A los nazis, la iglesia les importaba harto poco, pero no por esto la iban a cambiar por un queque, por lo que no entiendo de dónde el señor Barros saca sus confusas metáforas.
Petra Albütz

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