Latinoamérica en las crónicas de viajes de Hebe Uhart
<P>La escritora argentina, elogiada por Piglia y Fogwill, se pasea por ciudades como Quito, Montevideo, Río de Janeiro y Santiago. </P>
En Montevideo se sienta en un café a fumar y en la radio se escucha Gracias a la vida, de Violeta Parra. En Santiago, se asombra con la gran cantidad de perros callejeros, y en Río de Janeiro encuentra que "todo es mucho". La escritora argentina, Hebe Uhart (1936) recorre el continente y captura sucesos cotidianos para transformarlos en fragmentos de literatura.
Imágenes que se pueden leer en el libro Viajera crónica , recién llegado a librerías locales, que reúne sus impresiones en países como Uruguay, Ecuador, Perú, Brasil, Paraguay, Argentina y Chile.
La crónica sobre el territorio nacional se llama Los vecinos de al lado. Estando en el centro de Santiago escribe: "Es domingo y Huérfanos está desierta. No pasan abogados, no se vende La Ley y la calle se entrega al silencio, como los perros dormidos". Otro día compra un libro de refranes y anota: "Estar pa'l gato (muy enfermo)". Y viaja a Puerto Varas: "Estoy en una tierra que no sé si es la de Heidi o Disneylandia".
¿Qué es viajar para Uhart?, la autora de culto, elogiada por Ricardo Piglia y Fogwill, responde desde Buenos Aires: "Aunque sea un viaje corto, es cambiar de panorama y hasta del sentido del tiempo, ya que en el interior del país o en una ciudad chica el tiempo parece más largo, por lo tanto, uno se adecua a otro ritmo y, además, mira un montón de cosas de forma nueva".
Uhart recuerda, estando en Río de Janeiro, una frase de Clarice Lispector y anota: "No quiero ser biografía, quiero ser bio". Y en la ciudad uruguaya de Colonia, a la espera de un viaje, lee las Confesiones, de San Agustín. A los minutos, entrevista a unos vecinos para comparar el antes y el después de un barrio. "El escritor tiene la obligación de tener un oído atento al lenguaje", anota.
Uhart, donde va lee los diarios, escucha conversaciones ajenas y, por sobre todo, siempre visita iglesias. En Quito entra a la de San Agustín, donde está el "consabido oro por todas partes". En Arequipa, se lee en un cartel: "Prohibido el turismo durante las misas".
Uhart, desde Buenos Aires, cuenta que para ella "la iglesia es un lugar no uniformado, como puede ser un McDonald's, que al conocer uno ya conoces a todos los del orbe. Muchas iglesias traen sorpresas y leyendas curiosas". Como en Santiago, en donde anota las palabras de un mensaje. "Apague su celular. El Señor está disponible ahora, no necesita que lo llamemos".
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