Laurence Golborne y sus duros días a cargo de la tragedia de los mineros
<P>Sin afeitar y con los pantalones empolvados, el ministro ayer fue aplaudido por los familiares de los mineros.</P>
En las últimas 48 horas y tras un inicio lleno de zozobras, el ministro de Minería, Laurence Golborne, asumió el liderazgo de la crisis que afronta el país ante el drama de los 33 mineros atrapados a unos 800 metros de profundidad, en la mina San José, en las cercanías de Copiapó. Su figura, validada por las familias de los operarios y por el propio Presidente Sebastián Piñera durante su visita de ayer a la mina, ha conseguido alimentar la esmirriada esperanza.
"La rapidez es enemiga de la precisión", dijo ayer Golborne, pidiendo prudencia tras comunicar los avances de las seis máquinas de sondaje que trabajan sin parar. A las 20 horas de anoche, ya se habían superado los 300 metros de profundidad. Golborne, sin afeitar y los pantalones empolvados, fue aplaudido ruidosamente por los familiares de los mineros, los mismos que lo instaron a ponerse de pie cuando se quebró en una conferencia. "No hay nada que celebrar aún. Primero debemos encontrar a nuestros compañeros", aclaró.
Cada día, a primera hora, habla a través de un teléfono satelital con la vocera Ena von Baer y con el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter. Ambos le dan el feedback de la prensa. Su siguiente llamada es al Presidente Piñera.
En el campamento, dirige el rescate desde una carpa de campaña, donde anota las indicaciones en una pizarra, mientras el resto del equipo ocupa unas sillas de plástico. Con los 11 expertos se reúne en las oficinas de la minera, a unos 200 metros. Suele comer el rancho con los rescatistas y supervisa personalmente las perforaciones. Anota detalles de todo.También ha viajado a Copiapó a revisar las máquinas de sondaje necesarias y a hablar con los ingenieros en minas más destacados de la zona. Por eso optó, tras pasar las noches de viernes y sábado en el campamento, por dormir en el hotel Chagal de Copiapó.
El mensaje
Todo comenzó la noche del jueves 5 de agosto, cuando el subsecretario de Minería, Pablo Wagner, le envió un mensaje de texto, narrándole la tragedia. Golborne, que formaba parte de la gira presidencial en Quito, Ecuador, informó al Presidente Piñera.
"Son demasiados (atrapados)", fue la respuesta de Piñera, quien instó a Golborne a acelerar la firma de los tratados y acuerdos para regresar cuanto antes a Chile. Un vuelo de Taca lo trasladó desde Quito, vía Lima, a Santiago, desde donde despegó en un avión de la Fach hacia Copiapó, donde llegó a las 3 de la madrugada. Una hora más tarde, ya estaba en la mina, confiado en el rescate a través de la chimenea principal.
La postal del desastre napoleónico que sufrieron los rescatistas la tarde del sábado terminó por abofetearlo. Mientras la cuadrilla arrancaba de las fauces de la mina, Golborne pensó que todo había acabado. "Los rescatistas lloraban por miedo e impotencia, él también lo hizo", relató uno de sus cercanos.
Pasaron algunos minutos y el ministro se recompuso como pudo. Debía dar la noticia a los familiares. Para no quebrarse, fijó la vista en un punto inexistente. Pero al ser increpado por los familiares, la desvió sólo por un segundo, el tiempo exacto para cruzarse con el silencioso llanto de la desconsolada madre de uno de los desaparecidos. No pudo más y lloró. También dentro suyo algo había comenzado a resquebrajarse.
Esa misma noche, Golborne, la ministra del Trabajo, Camila Merino; el de Salud, Jaime Mañalich, y el Presidente se reunieron en el aeropuerto Desierto de Atacama. En esa cita se decidió el relevo de Merino por Mañalich. Piñera, pese a la opinión contraria de Golborne, subió a la mina.
San Lorenzo
En las últimas horas, la posibilidad de, al menos, contactar a los mineros fue un pequeño bálsamo dentro de un mar de crispación. Golborne, con el ánimo más alto que nunca, incluso se dio el tiempo de comentar por Twitter en la madrugada del lunes. "Rescate x chimenea era asunto de horas, sondaje es de días. ¿Simultáneo? Alto riesgo al perturbar cerro con 40 rescatistas adentro", tipeó.
En La Moneda saben que esto tendrá un efecto de popularidad importante para el ministro. Y asumen con preocupación el insondable número de expectativas que ha generado entre los parientes de los trabajadores.
Al final del día, la homonimia del ministro con el patrono de los mineros, San Lorenzo, tampoco es una coincidencia para los familiares, quienes anoche instalaron nuevos altares para no rendirse ante el quebranto.
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