Leonardo DiCaprio: el mejor de la clase
<P>Leonardo DiCaprio es, sin duda, el actor que les ganó a todos en Hollywood. A sus 34 años, ha actuado cuatro veces con Martin Scorsese (incluyendo la película que le dio el único Oscar al director), es el protagonista de la nueva cinta del director de <I>Batman, el caballero de la noch</I>e, que se estrena el 12 de agosto en Chile y encarnará al fundador del FBI en el siguiente trabajo de Clint Eastwood.</P>
Lo conocen como Scumsville, algo así como "pueblo de porquería". Así al menos Leonardo DiCaprio llama al vecindario de Los Angeles donde creció y en el que pudo apreciar durante su niñez a un variado grupo de especímenes caídos en desgracia. Desde drogadictos con impermeables repletos de jeringas en sus bolsillos hasta escenas de sexo gay en el balcón de su vecino... y a toda hora. Sin embargo, este barrio de vida difícil tenía también vista desde sus calles a uno de los lugares emblemáticos de Hollywood: el observatorio Griffith, monumental construcción emplazada en las colinas donde transcurren las escenas definitivas de Rebelde sin causa. Ahí, James Dean se enfrenta a cuchillazos con una pandilla de desadaptados y ahí también casi lo mata la policía.
Observando esta locación, el niño y luego adolescente DiCaprio fue alimentando sus deseos por la actuación y que con el tiempo lo convertirían en el muchacho prodigio del cine. Es fácil comprobar que DiCaprio es uno de los histriones más adelantados de su época: a los 18 años protagonizó Mi vida como hijo, junto a Robert de Niro, y ¿A quién ama Gilbert Grape?, con Johny Depp. A los 20 interpretó a Rimbaud en Eclipse total y, dos años más tarde, se instaló como el ícono romántico con Titanic, la película más taquillera de la historia antes de Avatar. Ni su ídolo James Dean (que murió a los 24) había conseguido tal hazaña de precocidad.
Hijo de un dibujante de comics algo hippie y de una secretaria alemana, DiCaprio creció en un modesto bungalow mantenido por los diferentes trabajos de su disciplinada madre y por los esporádicos aportes del padre. George DiCaprio e Irmelin Indenbirken se separaron cuando su único hijo tenía dos años, pero el padre siempre se las arregló para estar cerca de su hijo y mantener una relación de amistad con su ex esposa. "Nunca me sentí un chico traumado o algo así. Mis padres siempre buscaron la forma de hacerme sentir bien y de no ser tímido ante nada", ha dicho el actor, quien tempranamente aprendió a esquivar el matonaje escolar no a través de los puños, sino que transformándose en el payaso del curso. En ese camino de autodefensa, DiCaprio encontraría luego el sentido de su vida, primero actuando en comerciales, luego en películas serie B (que salieron directamente al video, como Critters 3) y finalmente en la mencionada Mi vida como hijo, filme en el que mostró su potencial dramático como aproblemado adolescente.
"Fue mi prueba de fuego. Tuve que demostrar entre cientos de adolescentes postulantes que yo era el indicado para actuar junto a Robert de Niro en esa película", afirmaba el actor en el 2003, cuando le rindió tributo al protagonista de Taxi Driver en un homenaje del American Film Institute. Primero James Dean, luego Robert De Niro (con el que volvería a actuar en La habitación de Marvin) y a la vuelta del camino, en el 2002, su debut a los 27 años en una película de Martin Scorsese. En el rol del inmigrante irlandés Amsterdam Vallon de Pandillas de Nueva York, DiCaprio se puso en la piel de un sujeto que Scorsese pensó primero para De Niro, ya en el año 1978.
James Bond del futuro
A los 35 años -11 menos que Brad Pitt y cinco bajo Matt Damon- DiCaprio es algo así como el más joven de la pandilla, el más adelantado del curso, el genio de la banda. Se ha transformado con evidencias de sobra en el nuevo alter ego de Scorsese, actuando en sus cuatro últimas cintas y ha aumentado no solamente su fibra corporal, sino también su peso en la actuación. Su tercera nominación al Oscar, como el desquiciado magnate Howard Hughes en El aviador, fue más que merecida y en el rol del policía encubierto de Los infiltrados es probable que le haya ganado el round a un Jack Nicholson más exagerado que nunca.
Este año DiCaprio llegó vestido de agente de la ley de los años 50 en La isla siniestra (otra de Scorsese) y desde el 12 de agosto se lo podrá ver en las pantallas chilenas en el thriller de ciencia ficción El origen, un ambicioso trabajo de 200 millones de dólares, dirigido y escrito por Christopher Nolan, responsable de Batman, El caballero de la noche (2008) y Memento (2000).
En esta superproducción encarna a Cobb, un agente secreto que tiene la capacidad de introducirse en las mentes de los otros y robar las ideas más brillantes de los ejecutivos de las grandes corporaciones. En uno de sus múltiples encargos le ofrecen la misión contraria: no sustraer una idea, sino que incorporar una particularmente crucial en un pez gordo de los negocios de la electrónica.
La película se desarrolla al nivel de los pensamientos, pero al mismo tiempo tiene acción y adrenalina, con escenas que se inscriben en la clásica tradición de la franquicia de James Bond, otorgándole a DiCaprio la posibilidad de encarnar a un agente secreto del futuro, personaje de ciencia ficción ausente de su galería compuesta por niños en problemas (¿A quién ama Gilbert Grape?), héroes románticos (Romeo+Julieta, Titanic), estafadores (Atrápame si puedes) y agentes de la ley malditos y desequilibrados (Los infiltrados, La isla siniestra).
Consultado por La Tercera en Los Angeles, durante la promoción de El origen, sobre su sorprendente habilidad para manejar una carrera que lo ha puesto frente a algunos de los mejores directores de su tiempo, DiCaprio tiende a darles el crédito a los consejos de sus amigos.
"Estoy metido en este negocio desde que tenía 12 años, participando junto a gente muy brillante: actores y directores mayores que yo que me fueron aconsejando en el tiempo. Creo que lo único que he hecho es tomar bien esos consejos, ver cómo trabaja esa gente y aplicarlos en mi vida. Para mí, la universidad de todo esto ha sido el medio en el que me desenvuelvo, es decir, todos los involucrados en cada nueva película que me toca. En ese sentido, soy un tipo muy afortunado... y con ojo para elegir lo correcto", explica.
Si es por aprender, el nuevo paso del actor puede ser uno de sus más definitivos: dentro de las próximas semanas se pondrá a las órdenes de Clint Eastwood para encarnar el controvertido rol de J. Edgar Hoover, creador del FBI y director del organismo por 37 años.
Hoover fue el hombre que centralizó y ordenó las investigaciones policiales en Estados Unidos. Fue también la persona a la que acusaron constantemente en excederse en su poder y, además fue un tipo de escritorio -con estudios de abogado- que tras la apariencia de la etiqueta más impoluta escondía una inconfesada homosexualidad y usaba ropa interior femenina.
A pesar del desafío de hacer de Hoover, las dudas de que DiCaprio salga bien del paso no deberían ser muchas. Su maestro Scorsese le enseñó muy bien a hacer tanto de policía en Los infiltrados y La isla siniestra como de desquiciado en El aviador. Como el mismo actor lo dice con una rara modestia, ha sido una persona afortunada, que aprendió mejor que nadie las lecciones de la universidad de Hollywood.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.