Libro de sobrina nieta de Himmler revela la verdadera historia de su familia
<P>Katrin Himmler, sobrina nieta del jefe de la SS, lanza en español "Los hermanos Himmler, biografía de una familia alemana".</P>
Hay apellidos que marcan. Pero pocos que emanen tanta oscuridad y terror como el de Heinrich Himmler, el siniestro acólito de Hitler jefe de las SS y la Gestapo y organizador del asesinato de los judíos en el III Reich. No ha de ser poca carga llevarlo.
Katrin Himmler (1967) es nieta de Ernst Himmler, Ernstie, el "peque", el hermano menor de Heinrich. Tenían otro hermano, el mayor, Gebhard. Estaban muy unidos fraternalmente, pero también en las SS. Sobre los tres ha escrito Katrin Himmler, a partir de documentación inédita, oficial y privada, un libro apasionante y revelador, Los hermanos Himmler, biografía de una familia alemana, que acaba de aparecer en español (Libros del Silencio, 2011). Nada más lejos de la complacencia o la justificación que ese libro: la obra pasa cuentas, rompe tabúes y dinamita desde dentro el mito familiar de que los parientes ignoraban la actividad criminal de Heinrich.
El impulso inicial de la investigación que condujo al libro se lo dio a la autora su padre -ahora piensa que de una manera mucho más premeditada de lo que ella creía- al pedirle en 1997 que investigara la existencia de unos expedientes sobre su abuelo en archivos abiertos tras la reunificación. Al examinar los documentos, descubrió que la información que contenían no correspondía en absoluto con la que circulaba en la familia. Según los relatos familiares, el único politizado de los hermanos era Heinrich, la oveja negra.
"Los documentos que encontré probaban, sin embargo, que mi abuelo y Gebhard fueron también miembros del partido ¡y de las SS!, nazis entusiastas y cómplices de Heinrich Himmler -incluso parece que en algún proyecto científico secreto de cariz tecnológico-, que los recompensó largamente por sus servicios". Ernst Himmler alcanzó el rango de sturmbannführer SS, comandante, y Gebhard, el de standartenführer SS, coronel. Heinrich se reservaba el modesto rango único de reichsführer SS, jefe supremo.
Posteriormente, la investigadora halló otros perturbadores testimonios conservados en casa de sus padres. Sus abuelos, por ejemplo, dispusieron de una casa bonita requisada a unos polacos y de una muchacha ucrania trabajadora forzada. En el más puro estilo SS, el abuelo Ernst le dio a su mujer al final de la guerra cápsulas de veneno por si ella y los niños caían en manos de los rusos.
En su libro, Katrin Himmler muestra ampliamente y sin ambages que toda la familia simpatizó con el régimen, que padres y hermanos estaban muy orgullosos del éxito de Heinrich y que se aprovecharon de los privilegios del notable pariente. ¿Cuánto sabían los familiares de la verdadera dimensión de la labor criminal del jefe de las SS? "Sabían de los campos de concentración, sin duda alguna, hay muchas cartas de gente que les pedía ayuda para que intercedieran por internados. Desde luego, nadie de la familia consideró nunca que lo que hacía Himmler fuese malo".
Katrin no conoció, desde luego, a su tío abuelo Heinrich, que se suicidó mucho antes de que ella naciera, cuando lo apresaron los aliados al acabar la II Guerra Mundial. Tampoco a su abuelo. Como su hermano Heinrich, Ernst llevaba una cápsula de veneno disimulada en la boca para que no lo cogieran vivo. La mordió, accidentalmente, según dijeron los testigos, al tropezar durante la huida por la ciudad en escombros. "Suena raro, ¿verdad?".
A quien sí conoció bien personalmente Katrin Himmler fue a su abuela Paula. Una vez le preguntó por el hombre vestido de uniforme negro que hacía de testigo en la foto de su boda. Ella se puso a llorar de tristeza por Heini, como lo llamaba familiarmente. "Mi abuela recordaba siempre con sumo cariño a Heinrich Himmler".
En su libro Katrin explica el silencio en el aula del colegio cuando un alumno le preguntó en medio de la clase si era pariente de "ese Himmler", y cómo la maestra disimuló. "En realidad no lo he sufrido demasiado, por mi generación, ya distante de todo eso. Mis padres, sí, mucho. Fueron maldecidos y atacados. Mi padre vivió la hostilidad de la gente y, lo que era a veces peor, la admiración de los que le decían: 'Tu padre era un gran hombre, y tu tío, también'. En la familia nunca se hablaba de eso".
Otros hijos de nazis han tenido graves problemas de identidad. "A muchos, su herencia les ha dejado huellas terribles, los ha vuelto psicológicamente enfermos". El pasado enero, Martin Bormann junior, que había tratado de conjurar su herencia (de pequeño le enseñaron mobiliario hecho con restos humanos) haciéndose sacerdote, misionero en el Congo, fue acusado de violencia y abusos sexuales durante su época como maestro en la escuela de los Corazones de Jesús de Salzburgo en los años 60.
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