Libro recrea cómo eran los conventillos en Valparaíso
<P>Dos mil 347 recintos llegó a tener el Puerto hasta 1916, cuando comenzaron a desaparecer.</P>
Uno de los conventillos porteños más populares fue La Unión. Estaba en calle Maipú con 12 de Febrero, en Valparaíso, y al igual que la arteria, nada queda de él. A medida que la Avenida Pedro Montt y la ciudad crecieron, del plan se fue una de las expresiones más extremas de la pobreza: los conventillos. Valparaíso llegó a tener 2.347 de estos centros de viviendas humildes en 1916, repartidos en el actual barrio El Almendral y las subidas de cerros, especialmente alrededor de la Plaza Echaurren. Pequeñas, básicas y poco higiénicas, estas piezas en un espacio común dieron forma a los cités y luego a toda una ley de casas obreras promulgada tras el terremoto de 1906.
Este es un pedazo de la memoria urbana porteña que rescata en su segunda edición el libro Los conventillos de Valparaíso, 1820-1920: fisonomía y percepción de una vivienda popular urbana, de la historiadora y académica de la Universidad Católica de Valparaíso Ximena Urbina. De Ediciones Universitarias, la publicación es financiada por el Fondo del Libro, con 1.500 ejemplares.
"Al contrario de la imagen del conventillo de Lukas, con la ropa colgando, no existió nunca en Valparaíso una sola tipología de conventillo", dice la autora.
El más clásico, dice, fue la casa antigua con, al menos, dos pisos y subdivididas con tabiquería para cuartos, algunas hasta con 200 piezas para arriendo. Pero también hubo "conventillos de piso", "que daba derecho a construir una choza independiente en un sitio común" y de "cuartos redondos", con una hilera de piezas en una cuadra sólo con una puerta a la vereda. Una foto de un diario de la época es el único registro.
Coincidiendo con la mayor presión demográfica de Valparaíso, cuando la migración subió de 10 mil a 100 mil personas entre 1820 y 1920, los conventillos fueron una necesidad y un buen negocio. En Valparaíso no era posible edificar en altura. No hubo agua ni accesos hasta 1900, con los ascensores y el Camino Cintura.
"El conventillo era para personas con trabajo jornal, del puerto, prostitución, vendedores ambulantes, los obreros más pobres: todo el mundo popular que no tenía otra oferta habitacional", dice la académica. Ahí convivían con casas familiares en el plan y las subidas de cerros del Puerto, como Clave y Márquez, las de El Almendral y de Avenida Argentina.
Sin baños ni cocina, todo se vivía dentro de la pieza o en el pasillo. "Eso podía ser origen de problemas, tener que convivir así, sin privacidad", dice la autora. Y de ahí los distintos usos populares del concepto "conventillo".
Toda una historia popular recuperada por las denuncias en los informes de la Policía Urbana de la época, que hasta ahora guarda la Secretaría Municipal porteña, y por los archivos de prensa. "Las noticias describían escandalizadas a estas casas, en el contexto del cólera, la viruela y la muerte de un montón de gente: se les asociaba con el origen de todos los males físicos y sociales".
Fue justamente luego del terremoto de 1906 y las epidemias que el conventillo porteño empieza a desaparecer. El gobierno legisla y crea los cités higiénicos, "con baño, agua potable", explica Urbina. Pero precursora a eso ya era en Valparaíso la Unión Obrera del Cerro Cordillera. "El conventillo más conocido, pero en versión pituca. Hecho a fines de 1800, fue el primer cité higiénico con al menos dos piezas, baños comunes -que era un hoyo- y un lugar común para cocinar, con piso de pavimento", señala. Un modelo que en la ciudad no prosperó y del que sólo de ejemplo se menciona el Falansterio del Cerro Barón, ya desaparecido. Luego, es la autoconstrucción en palafito en lo alto del cerro y las casas obreras las que siguen escribiendo esta historia.
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