Libro revela lo que los gestos del cuerpo dicen sobre la salud

<P> Sentarse sobre las piernas, refregarse los ojos o rascarse la nariz esconden un significado acerca de nuestro organismo. <I>El Lenguaje Corporal de la Salud</I>, escrito por un científico forense estadounidense, recopila esas señales que entrega el cuerpo y que detectadas a tiempo pueden evitar complicaciones en la salud. </P>




Tiempo después de que la mujer de Jim Campbell comenzara a tener súbitos antojos de comer lechuga, le diagnosticaron un cáncer. Él, un científico forense y toxicólogo que trabajaba para el gobierno estadounidense, comenzó a indagar el súbito gusto de su mujer por la verdura y encontró una relación: la lechuga contiene sulforafane, un componente que disminuye la multiplicación de células cancerosas, y su cuerpo le "pedía" lechuga para defenderse automáticamente.

Así fue como nació El Lenguaje Corporal de la Salud, un libro donde Campbell -con el seudónimo de Hamish MacGregor- recopila decenas de gestos y signos que usa el cuerpo para avisar de que algo no está bien. Aunque en ningún caso reemplaza las visitas al médico, "notar estos signos puede permitir a la gente cambiar su estilo de vida, dieta o tomar un suplemento que evite algo más serio", explica a La Tercera.

Sentarse sobre las piernas

Esta postura evita la caída de la presión arterial en el cerebro. Cruzar las piernas impide que la sangre se junte en el abdomen y las extremidades inferiores y la detiene en la parte superior del cuerpo. Con esto fluye más sangre hacia el cerebro. "Sin que usted se dé cuenta, su cerebro habrá decidido que se siente mejor con el suministro de sangre que recibe cuando está con las piernas cruzadas", explica.

Restregarse los ojos

Realizar este gesto frente a la pantalla del computador es un signo de estrés. Al presionar los ojos, se estimulan los músculos rectos que mueven la esfera ocular. Esto incita a su vez el llamado "reflejo oculocardíaco", asociado al nervio vago, que llega al corazón y es capaz de disminuir las pulsaciones cardíacas. Este mecanismo es usado en artes marciales, masajes de relajación e hipnotismo. "También podría ser aplicada en personas insomnes", afirma el libro.

Manos temblorosas

Campbell explica que un 5% de la población de más de 40 años tiene temblores que no son causados por condiciones neurológicas. Y según el libro, esto se puede deber a una carencia de magnesio o vitamina B1. "La gente que está deficiente de magnesio se pone irritable, ansiosa, sensible al ruido o violenta". Por otro lado, la vitamina B1 es necesaria para formar el combustible de cada célula de nuestro organismo, llamado adenosín trifosfato o ATP. "Los nervios requieren de vitamina B1 para funcionar normalmente y una deficiencia de ella puede causar temblores", explica el libro.

Morderse las uñas

Las uñas están compuestas de minerales como calcio, sodio, potasio o magnesio, que muchas veces faltan en nuestra alimentación, y "la composición de las uñas es una buena fuente de ellos", explica el autor. Por otro lado, esta costumbre está asociada al estrés. Investigaciones sugieren que los metales alcalinos, como el sodio, calcio y potasio en las uñas ayudan a remover el exceso de ácidos producidos por nuestro cuerpo en tiempos de estrés. De ahí que comerse las uñas se asocie con situaciones estresantes. "Tomar un buen suplemento mineral puede ayudar a romper con este hábito", dice el autor.

Piel de gallina

La aparición de pequeños granitos en las extremidades superiores, que dan la apariencia de "piel de gallina", trastorno conocido como "queratosis pilaris", se desarrolla cuando hay un exceso de queratina en los folículos de la piel. "Esto ocurre por falta de grasa en la superficie, el aceite protector natural del cuerpo que lubrica la piel", precisa Campbell. Y esto se debe a la falta de ácidos grasos, esenciales para la producción de grasa, que se encuentran en el aceite de pescado, oliva, huevos y nueces.

Arrugar la nariz

La nariz es la primera línea de defensa contra los irritantes del aire. Tal como sucede cuando se estornuda, el arrugar la nariz o apretársela con los dedos puede revelar la existencia de algún tipo de inflamación, producto de que algún alérgeno ha sido inhalado.

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