Libro revela que empresarios españoles financiaron a Castro

<P>"Violencia, perfume y humo" contiene las memorias de José Félix Llopis, quien llegó a Cuba en 1958 como delegado de Christian Dior.</P>




Buena parte de los empresarios de origen español afincados en Cuba a finales de los 50 financió la guerrilla de Fidel Castro sin sospechar que el barbudo de Sierra Maestra habría de imponer en la isla un sistema comunista que expropiaría sus propiedades. La contribución empresarial al sostenimiento de la milicia sublevada contra Fulgencio Batista es una realidad apenas divulgada, de la que fue testigo y parte José Félix Llopis (83), nacido en Madrid, exiliado en París al estallar la guerra civil española, correo en Francia del activismo antinazi y delegado de Christian Dior en América Latina.

La novelesca vida de este republicano católico, mensajero del glamour en naciones acogotadas por la violencia y el hambre, embajador de Panamá ante la Unesco, fue recogida en unas memorias escritas por Manuel R. Mora en el libro Violencia, perfume y humo.

Pocos pueden emular a Llopis, domiciliado en la panameña isla de Contadora, enemistado con el dictador Manuel Antonio Noriega, interlocutor del Che Guevara y Castro y anfitrión de gobernantes, intelectuales y artistas, desde Georges Pompidou, pasando por Jimmy Carter y hasta Pablo Picasso.

El hombre de confianza de Dior, que fue dueño de una fábrica de puros, llegó a Cuba en 1958, para establecer en Matanzas un centro regional de distribución de la empresa. Su primer contacto fue Ramón Zapico, director financiero de la principal cadena de comercios de la mayor de las Antillas, El Encanto.

"En una reunión me sorprendió ver que Solís, al final, pasaba su sombrero: este dejó unos billetes y así siguió la ronda, cada uno echando dinero en el sombrero. Yo, claro, también puse dinero, pero sin saber para qué", recuerda Llopis. "Cuando pude se lo pregunté a Zapico, quien me informó que aquel dinero era una contribución para los grupos guerrilleros de Fidel Castro. Hasta ese punto los tenía engañados Castro a todos. A mí, el engaño me duró hasta que, un año después de que los castristas tomaran La Habana, pude hablar con el Che Guevara". El Encanto fue expropiado a finales de 1960.

La entrevista con el argentino-cubano se desarrolló en abril de ese año, en una sala amplia y desangelada, sin adornos. El Che vestía el uniforme verde oliva de campaña y fumaba un puro cuando saludó al español, que no imaginaba un escenario de partido único y economía centralizada en uno de los mercados más potentes de Dior, con una burguesía de gran poder adquisitivo. Quienes avizoraban el comunismo, viajaban semanalmente a Miami con el equipaje repleto de dólares, joyas y cuadros, temiendo las medidas radicales del directorio revolucionario.

José Félix Llopis planteó al Che Guevara su proyecto de abrir una zona franca en el puerto de Matanzas en la que Parfums Dior operaría como una sociedad limitada legalmente establecida, pagando los correspondientes impuestos. "Lo de constituir una sociedad limitada era lo que les interesaba a ellos, pero para eso nosotros teníamos que garantizar que podríamos sacar libremente de Cuba los beneficios. Y ahí fue donde el Che empezó a no ser nada claro. Cuando terminó la entrevista, que duró una media hora y en la que, en verdad, estuvo muy simpático, yo estaba convencido de que no teníamos nada que hacer en Cuba". Al llegar a la Embajada francesa, le comentó al embajador: "El gobierno cubano no nos va a dejar sacar ni un dólar".

Años después, en la década de los 90, Llopis regresó a Cuba en varias ocasiones y fue invitado al Palacio de la Revolución, donde se vio con Castro, pero nunca pudo levantar en Matanzas el almacén regional.

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