Llega La Noche Más Oscura, sobre la muerte de Bin Laden

<P>La próxima semana se estrena la controvertida película de Kathryn Bigelow que postula a cinco premios Oscar. </P>




En la escena que cierra La noche más oscura la agente Maya llora. Sin consuelo, pues nada ni nadie puede frenar la sensación de vacío que la agobia. Sentada sin acompañantes en la vasta cabina trasera de la aeronave militar que la llevará de vuelta a EE.UU., aparentemente deja relucir que el motivo de su aflicción es el fin de su tarea, aquella que la historia registró dos años atrás como la caza, captura y muerte de Osama bin Laden, el hombre más buscado por la CIA desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

El lamento es liberador, pues durante las dos horas y media anteriores, Maya (Jessica Chastain) ha sorteado un cúmulo de intensas experiencias, desde el visionado de torturas hasta el ataque de bombas y metrallas.

Situada a lo largo de los diez años dedicados a acabar con la vida del líder de Al Qaeda, La noche más oscura llega este jueves a salas locales, días antes de la 85° ceremonia de los Oscar, certamen al que arriba compitiendo por cinco estatuillas, entre ellas Mejor Película, Mejor Guión y Mejor Actriz. Tanta acción asociada a una mujer no podría venir sino de manos de una realizadora que conoce el terreno bélico: tras las cámaras está la estadounidense Kathryn Bigelow, premiada por la Academia el 2010 por aquel cruento retrato de un equipo de desactivadores de bombas en Irak llamado Vivir al límite. "Es un homenaje a los hombres y mujeres en la comunidad de Inteligencia, que por la naturaleza de su tarea tienen que trabajar en absoluto secreto. Es una muestra de respeto y gran gratitud", dijo Bigelow a The Guardian, eludiendo en parte la polémica generada en torno al filme.

A pesar de las buenas críticas que acumula, la película cargó con la reprobación tanto de políticos y cronistas republicanos como liberales. Por un lado, la utilización que el filme hace del material clasificado sobre el operativo habría servido de propaganda perfecta para la reelección presidencial de Barack Obama. Desde otro prisma, funciona como una manifiesta apología a la tortura.

Con una puesta en escena cuidadosa en detalles (incluyendo la propia muerte de Osama bin Laden), según la directora Kathryn Bigelow su objetivo fue simplemente "ser fiel a la investigación, no estábamos sujetos a una agenda".

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