Llega novela sobre el genio Nikola Tesla
<P><I>Relámpagos</I>, libro de Jean Echenoz, se inspira en la vida y obra del excéntrico inventor.</P>
Si el furor ideológico y el delirio expansionista detonaron dos guerras mundiales en 25 años, entremedio hubo otra, aunque a menor escala, pero tanto o más feroz en sus consecuencias: la batalla que desató en los inventores el uso industrial de la energía eléctrica, sus modos de transferencia y derivados. Una lucha implacable que tuvo numerosos contrincantes, dentro de los cuales Nikola Tesla asoma como figura determinante: el más grande inventor de todos los tiempos fue también el más excéntrico. Un tipo que con la misma lucidez con que concibió el teléfono, el tubo fluorescente, el radar y el misil (para que los patentaran otros), aseguró haberse comunicado con extraterrestres a través de un potente receptor de radio.
Es la vida y obra de Tesla la que inspira Relámpagos, novela con la que el francés Jean Echenoz concluye la llamada "serie sobre tres vidas", que inició con Me voy (2000), sobre el galerista Félix Ferrer, y siguió con Correr (2008), sobre el atleta checo Emil Zátopek.
No viene al caso determinar cuáles elementos son verdaderos y cuáles no en la trayectoria del serbio nacido en el Imperio Austro-Húngaro. Sabemos que la novela va un paso más allá y se apropia del inventor, pero no por eso cae en la caricatura. Y por más que al comienzo cueste acostumbrarse a que el personaje principal, en vez de Nikola, se llame Gregor, hay tal soltura en la prosa de Echenoz que aquello no deja de ser una licencia, acaso un guiño para quienes también vean en esta novela una poderosa fábula sobre el ingenio y sus riesgos cuando necesita pactar con el poder si quiere seguir desarrollándose.
Echenoz ha construido una novela tan ágil como profunda y lo hizo ocupando los ingredientes necesarios para que Relámpagos no se transforme en un subsidiario de las numerosas obras que se han publicado sobre la vida de Tesla. En apenas 149 páginas y 28 capítulos breves, enfatiza en aquellos aspectos que, siempre desde la voz en tercera persona, permitan conocer el personaje desde sus acciones.
"Es sabido que todo el mundo piensa, siempre, la misma cosa en el mismo instante. En cualquier caso, siempre hay al menos una persona que tiene la misma idea que uno", anuncia el narrador. "Pero siempre hay uno también que, con la misma idea que los demás, se muestra más paciente, más metódico o es más afortunado, más sagaz, menos disperso para dedicarse exclusivamente a ella y anticiparse a todo el mundo".
La novela comienza con el nacimiento de Gregor en medio de una tormenta eléctrica y sigue su vida como el ingeniero que un día decide radicarse en EE. UU. Allí conoce a Edison y se transforma en su estrecho colaborador durante las investigaciones sobre las propiedades de la energía eléctrica y sus usos. Sin embargo, al poco tiempo, las diver- gencias de opinión los alejan y las convicciones de cada cual terminan enfrentándolos. Edison aboga por la corriente continua, mientras que Gregor confía ciegamente en la corriente alterna. Se declara la guerra y con ello la novela, que se movía por las calmadas aguas de la ciencia y la búsqueda de beneficios para la humanidad, toma un cariz delirante.
Edison, consternado por el millonario financiamiento que Gregor consigue con empresarios para desarrollar sus motores, transformadores y otros artefactos, decide advertir de los peligros de la corriente alterna y sacrifica públicamente toda clase de animales. Comienza electrocutando perros y gatos, sigue con otros de mayor tamaño y termina con un convicto cuya ejecución será reconocida como el albor de la silla eléctrica. Tiempo después, el laboratorio de Gregor quedará destruido a causa de un misterioso incendio.
Pero nada detiene el frenesí creativo del inventor. Se trata de un hombre para quien los miles de dólares que obtiene y el roce con celebridades de orden mundial no significan gran cosa (vive en hoteles y su mayor sensibilidad la demuestra con las palomas). Por lo mismo, se radicará por un tiempo en los montes de Colorado, donde desarrolla su experimento más ambicioso: una enorme descarga de voltios que se transforma en un rayo del tamaño de un rascacielos, seguido de relámpagos y truenos descomunales. Una tormenta artificial creada por un solo hombre en medio del silencio y la oscuridad de la noche. Acaso la imagen más simbólica de esta extraordinaria novela sobre el auge y caída de un genio con un talento superior a su propia humanidad.
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