Locos por las aves

<P>Son menos llamativas que los grandes elefantes o las elegantes jirafas, pero las aves pueden quedar igual de fotogénicas (o más) en las fotografías viajeras. Existen millones de personas en todo el mundo que practican un tipo de safari fotográfico diferente: armados con cámaras y largavistas, los 'cazadores' de aves acuden espectantes a cotos ornitológicos como estos 10 que las guías Lonely Planet recomiendan. </P>




1. Albatros y Kiwis en Nueva Zelanda

El kiwi es el símbolo de Nueva Zelanda e incluso da nombre a sus habitantes, que se llaman orgullosamente "kiwis". Es una simpática ave con más de 70 millones de años de existencia, tímida, que no vuela y parece una pelotita café y esponjosa. Uno de los pocos sitios del planeta donde pueden observarse en libertad es en la Isla Stewart, donde se pasean hurgando en la arena de las playas en busca de insectos. Otro de los lugares más interesantes de la Isla Sur de Nueva Zelanda es Punta Taiaroa, en la Península de Otago, por sus albatros y sus pingüinos. Los albatros son unas aves increíbles, que llegan a tener hasta 3 m de envergadura, y en Punta Taiaroa se localiza la única zona de cría del albatros real que no está en una isla. En la Pilot Beach, en el lado del puerto del estacionamiento, en ocasiones se ven pingüinos azules, leones marinos y lobos marinos. En esta costa de Otago también habita uno de los pingüinos más raros del mundo: el ojigualdo, en peligro de extinción. Hay dos operadores privados que organizan circuitos a las colonias de pingüinos, que están en propiedades privadas, pero también se pueden observar en un par de playas públicas, como la Sandfly Bay.

2. Aguilas calvas en Alaska

En Estados Unidos el símbolo es otra ave, pero esta vez menos inocente: el águila calva, que infunde el mismo respeto y fascinación que los grandes felinos. Viven en zonas altas, de hasta 3.000 metros y para los norteamericanos es, además, el símbolo de la libertad. Estas magníficas rapaces de cabeza y cola blancas pueden encontrarse en todo el territorio estadounidense excepto en Hawai, pero abundan más en la costa noroeste. El mejor lugar para ver muchas es en el río Chilkat, en Alaska, de octubre a diciembre, donde acuden todos los años para pescar uno de sus manjares favoritos: el salmón. La Alaska Chilkat Bald Eagle Preverve celebra, además, el Alaska Bald Eagle Festival (www.baldeagles.org/festival) la segunda semana de noviembre, un evento de cinco días que atrae a ornitólogos de todo el país.

3. Aves acuáticas en el Delta del Danubio

La desembocadura del Danubio en forma de delta en el Mar Negro (Rumania) es uno de los mejores enclaves naturales de Europa. A mitad de camino entre el Polo Norte y el Ecuador, es una zona de paso para miles de aves migratorias que vienen o van de Mongolia, Siberia, la India, Africa y China. A pesar de la creciente actividad humana, todavía es un paraíso natural en forma de redes de canales, lagunas, islas de juncos, bosques y prados en los que resulta muy sencillo observar de cerca los pelícanos, garzas, ibis, patos, carriceros y águilas de cola blanca. Algunas zonas de los humedales solo son accesibles en kayak o bote de remos, y con ellos podremos acercarnos a solo un par de metros de distancia de las aves. Los observadores de aves suelen congregarse alrededor del lago Furtuna, Murighiol, las zonas salobres que rodean el lago Razim y el lago Babadag e Histria.

4. Tucanes en Ecuador

Junto con Brasil, el otro destino preferido por los amantes de las aves es Ecuador, que cuenta con una enorme diversidad de especies (más de 1.500). Entre todas destacan los tucanes, de enormes y coloridos picos (a veces tan largos como sus cuerpos), con los que alcanzan los frutos de la punta de las ramas. Los tucanes viven en lo alto de los árboles y normalmente se ven mejor desde una embarcación. En la zona alta de la selva también hay guacamayos, en especial de la variedad azul y amarilla. Las torpes payasadas y los estridentes cantos de estos enormes loros acompañan a quienes se animan a explorar la selva de la cabecera del Amazonas.

5. Colibríes en el Pantanal, Brasil

Aunque la Amazonia se lleve toda la fama, el Pantanal brasileño, con sus espacios abiertos, ofrece mejores oportunidades para la observación de fauna salvaje y concretamente es otra de Las Mecas de los amantes de las aves. En esta región pantanosa se pueden ver bandadas de miles de ejemplares y en una sola rama pueden anidar hasta seis especies diferentes. También es el hogar del ñandú, el ave más grande de Brasil (similar a un avestruz por aspecto y porque tampoco vuela). Entre las más pequeñas están la gran familia de los colibríes (beija-flor, besa flor, en portugués, diminutos e hiperactivos pajarillos, de deslumbrantes colores, que revolotean incluso marcha atrás, casi como insectos. Todo un espectáculo de color y actividad.

y cinco más...

6. Flamencos en el Valle del Rift, Kenia

Kenia es el gran destino de los safaris fotográficos convencionales. Deslumbrados por los elefantes, las jirafas o los leones, a muchos se les pasa por alto una de las grandes bellezas naturales del país: las bandadas de flamencos rosados que cubren el Lago Nakuru, también llamado el Lago Rosa.

7. Las seis grandes en el Parque Kruger, Sudáfrica

Más conocido por sus "cinco grandes" animales, en el Parque Kruger también se pueden observar las "seis grandes" aves sudafricanas (el cálao terrestre, el búho pescador, el buitre orejudo, el jabirú africano, el águila marcial y la avutarda kori), enormes e impresionantes.

8. Loros y compañía en Queensland, Australia

En Australia algunas aves han evolucionado de forma extraordinaria. La cucaburra parece que se ríe, mientras que el ave lira, que tiene una cola espectacular, imita cualquier canto o sonido (como el del clic de las cámaras). Pero hay más: los tilonorrincos, compiten por la atención de las hembras con sus imponentes nidos de objetos brillantes, y el emú, que aunque no puede volar, sorprende por su gran tamaño.

9. Pingüinos en la Antártica

Cada vez es más habitual viajar a la Antártica, allí uno de los atractivos es contemplar a los pingüinos, con su graciosa forma de andar y su naturaleza sociable. Suelen acercarse silenciosos a los visitantes.

10. Aves del paraíso, Papúa Nueva Guinea

No es fácil llegar, pero vale la pena. Las estrellas del lugar son las espléndidas aves del paraíso, con más de 40 especies diferentes, pero todas con sus plumajes de llamativos colores y con ritos sorprendentes como las danzas de cortejo en las que saltan, cantan y agitan las plumas como abanicos.

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