Lollapalooza inicia venta de tickets: así se arma su edición madre
<P><I>La versión local del espectáculo se hará los días 19 y 20 de marzo, y empieza su venta de entradas este martes 11. Aquí, los aspectos claves de Lollapalooza Chicago para entender su réplica en Santiago. </I></P>
Llueve por estos días en Santiago, pero un puñado significativo de seguidores de la música puede empezar a planificar el período en que los aguaceros y las bajas temperaturas son sólo un mal recuerdo: el fin de semana en que la capital gira en torno a una nueva versión del festival Lollapalooza Chile. Según informa la productora Lotus, la sexta versión del evento se realizará los días sábado 19 y domingo 20 de marzo en el mismo Parque O'Higgins donde se organiza desde su debut en 2011.
Además, la venta de entradas empieza este martes 11 a las 00.01 horas, bajo la modalidad de Early birds (compra en verde antes que se informe el cartel) y sólo con boletos válidos para ambas jornadas. Serán sólo 2500 tickets disponibles, los que, una vez agotados, iniciarán una serie de cambios en su precio (ver recuadros).
Por otro lado, ya está programado que Lollapalooza Chile se realice después de sus pares de Sao Paulo y Buenos Aires (Colombia recién se plegará en octubre de 2016). En cuanto a los artistas, los promotores puntualizan que aún no hay figuras centrales cerradas, aunque sí descartan la presencia de Paul McCartney y Metallica, las leyendas que encabezaron el espectáculo madre que se hizo el último fin de semana en Chicago. Los motivos van desde su itinerario de giras hasta la sensación de que ambos han venido al país de manera frecuente en el último tiempo.
Eso sí, hubo varios créditos de la línea media que fueron seguidos de cerca por los productores -presentes en la reciente cita de EE.UU.- y que podrían bajar el próximo año a la región, tal como, por ejemplo, pasó en marzo con Robert Plant (foto central).
Pero la simbiosis entre Santiago y Chicago no se queda ahí; La Tercera asistió a la última versión del festival que se realiza en el Grant Park y pudo constatar no sólo cómo se monta el evento por dentro, sino que también las características que sirven de faro para su símil chilena, y las ventajas y desventajas con que cuenta la fiesta musical del Parque O'Higgins.
*Un lugar para perder el aliento
Si Santiago tiene la etiqueta de hermano menor del espectáculo que nació en Norteamérica, el asunto es casi literal: recorrer el Grant Park durante el día, cuando el calor azota, es sólo una misión para entusiastas. El sitio alberga ocho escenarios -a diferencia de los seis chilenos- y posee dimensiones gigantescas: 129 hectáreas contra 80 del Parque O'Higgins. El tamaño obliga a iniciar el montaje con un mes de anticipación. Además, obliga a otro sacrificio más determinante: el público simplemente está empujado a escoger por un par de escenarios o, al menos una sola área, debido a lo difícil que es ir de un extremo a otro. De hecho, los escenarios principales están separados por casi un kilómetro. A cambio, aquí las dos tarimas protagónicas están en la misma elipse, sin que saltar de una a otra implique un esfuerzo sustantivo.
*Con alcohol
En Chicago, el público se pasea con cervezas y los brindis se reproducen en cada rincón: la cita está autorizada para vender alcohol a mayores de 18 años. En Santiago, sólo se puede comercializar en el área VIP, aduciendo una razón fundamental: los espectáculos que en Chile venden bebidas alcohólicas no pueden etiquetarse como "eventos culturales" -aspecto clave del Lolla Chile- ni acogerse a los beneficios tributarios que ello implica, como la exención en el pago de IVA, monto que corresponde a un 19% del valor de los boletos. En EE.UU., el recinto ofrece 20 puestos donde se pueden comprar cervezas. En cuanto a merchandising, las ofertas de ambas instancias no revisten mayores diferencias.
*Sin techos
Una ventaja clara a favor del sur: en el Grant Park no hay recintos techados. Escapar del calor es una búsqueda cuesta arriba. El escenario electrónico se despliega al aire libre, bajo la vieja lógica de las raves europeas, con el agua volando por los aires y los bailes en trance como norma. En Santiago, y ante las altas temperaturas, la experiencia electrónica asoma mucho más placentera: el Movistar Arena se alza como un refugio discotequero, un hervidero que concentra el fervor en un reducto cerrado.
*El mejor Kidzapalooza
En el mano a mano con Chicago, Sao Paulo y Buenos Aires, la edición de Santiago tiene por lejos al mejor y más grande espacio consagrado a la audiencia infantil. En Norteamérica, el lugar sólo se reduce a un par de carpas con actividades y juegos. Por lo demás, es evidente que los promotores nacionales han intentado escoger con mayor olfato a los encargados de animar la fiesta, apostando por éxitos como 31 Minutos.
*En cash
Es un detalle, pero puede resultar más cómodo en la experiencia global: en su versión estadounidense, la comida, las bebidas y el merchandising se puede pagar en efectivo. No hay sistema de fichas, como sucede en Santiago.
*Producción al límite
Quizás la mayor experiencia que los productores chilenos apuntaron durante este fin de semana tuvo que ver con una circunstancia fortuita. El domingo, una tormenta obligó a evacuar a las 100 mil personas que repletaban el Grant Park. La operación se realizó en 30 minutos, sin mayores desórdenes, y bajo la supervisión de 900 funcionarios.
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