Los 120 días críticos de Mario Kreutzberger
<P>El animador se enteró días antes de la Teletón que Patricio Flores reclamaba su paternidad. Sus asesores apostaron a que el caso no explotara antes de la jornada solidaria. Patricio Kreutzberger, hijo del conductor, declarará como imputado por supuesto soborno.</P>
Un inesperado fax llegó a mediados de noviembre del año pasado a manos de un músico del staff permanente de Mario Kreutzberger. Se trataba de una breve nota del comerciante Patricio Flores Mundaca, en la que decía ser hijo del creador de Sábado Gigante. El resto del contenido de la hoja no era del todo claro, pero el artista decidió ponerla de inmediato en manos del animador.
Así fue como Kreutzberger tomó conocimiento de la existencia de Flores, un hombre de 43 años que aseguraba haber nacido tras una fugaz relación entre el presentador de televisión y su madre, Rosa Mundaca, mientras el animador ya estaba casado con Temy Muchnick y tenía hijos. El fax, que ya avizoraba al menos un mal rato, tenía un aspecto complejo: la proximidad de la Teletón, que se realizaría el 3 y 4 de diciembre.
Kreutzberger decidió dejar el tema en manos de expertos. Su abogado de cabecera, Gabriel Chapochnick, fue uno de los primeros en ser consultado: le recomendó contratar a Jorge Breitling, quien había representado con éxito al empresario Marcelo Calderón en una demanda por paternidad en 2008. Con el objeto de cubrir todos los flancos se sumó a la experta en derecho de familia, Verónica Waissbluth, y al penalista Hugo Rivera, a quien se le encargó analizar posibles acciones legales contra Flores -como demanda por injuria y daño de imagen- en caso que se probara que el animador no era el padre del comerciante.
Los asesores de Kreutzberger trazaron las primeras líneas de la defensa. Existía una prioridad: evitar que el caso reventara antes de la Teletón, lo que pasaba porque el animador no fuera notificado de la demanda de paternidad interpuesta por Flores en octubre ante el juzgado de familia de Santiago.
El receptor del juzgado no logró ubicar al animador antes de la Teletón. Al acudir a su domicilio en Valle Escondido y al Canal 13 no logró dar con él. Kreutzberger había concentrado el ciento por ciento de sus actividades profesionales en Miami en los días previos al 3 de diciembre. Sólo una vez realizada la campaña dio con Don Francisco.
Despejada la posibilidad de que el caso explotara en la Teletón, los abogados de Kreutzberger se concentraron en enfrentar a Flores. Los asesores se enteraron que el comerciante ya había intentado acercarse a la familia del animador. Meses atrás se había presentado en la oficina de Vivi Kreutzberger, a quien le dijo que era su hermano. La animadora no lo escuchó y le pidió de inmediato que abandonara el lugar.
Los movimientos de Flores, a ojos de los abogados del conductor, constituían una suerte de "anzuelo" para buscar una negociación extrajudicial. Entre algunos asesores del círculo del animador, sin embargo, se instaló una tesis: no negociar. Los riesgos eran altos.
El 5 de enero se hizo pública la demanda que hasta entonces sólo manejaba el círulo más cercano al animador. Flores sostenía que Kreutzberger había conocido a su madre en 1967, cuando ella trabajaba en una panadería, y que el conductor había tenido una relación pasajera con ella después de invitarla a un restaurante y llevarla a conocer Canal 13. El comerciante decía haberse enterado por la propia Rosa Mundaca, entonces gravemente enferma.
La historia fue ampliamente cubierta por la prensa chilena y de EEUU, los dos lugares donde residen los Kreutzberger Muchnick. El remezón lo resintió la familia. Su esposa, hijos y nietos, dicen quienes los conocen, se vieron muy afectados por la exposición del tema y por los escenarios futuros. Una y otra vez se preguntaban cuánto alteraría sus rutinas la eventual llegada de Flores a la familia, en caso de que se comprobara la paternidad de Kreutzberger. "Algunos incluso se cuestionaban, incómodos y complicados, si lo tendrían que invitar a sus cumpleaños o sentarlo a la mesa principal en los matrimonios y fiestas", aseguran.
Más allá de lo personal, la causa apuntaba a un punto que al animador le dolía: su imagen pública. No sólo estaba atento desde Miami a los comentarios que se publicaban en internet, sino que también era un tema frecuente en sus conversaciones. "Cada vez que se comunicaba con alguien en Chile, preguntaba qué opinaba la gente de la calle", cuenta un cercano.
Para el manejo de imagen contrató en febrero a Enrique Correa, dueño de la consultora Imaginacción. Se trataba de un conocido de la directora ejecutiva de la Fundación Teletón, Ximena Casarejos, quien es cercana a Kreutzberger y trabajó en el gobierno de Patricio Aylwin cuando Correa era ministro.
El ex ministro jugó un rol clave en una etapa determinante del juicio: el test de ADN que la jueza Gloria Negroni ordenó realizar a Kreutzberger, el 1 de febrero. Fue un momento crítico para la defensa del animador, que había puesto sus fichas en probar la falta de credibilidad del comerciante. "Los antecedentes recabados apuntaban a que él había sido reconocido por dos hombres diferentes, que más tarde había repudiado a uno de ellos y había ocultado esa información", señala un cercano al caso.
En principio, recuerdan quienes lo conocen, Kreutzberger tuvo dudas de someterse al test. La decisión era de alto riesgo, pues podía implicar que su paternidad se asumiera como un hecho. "No tenía que ver con dinero, porque prácticamente no tiene bienes a su nombre en Chile. Tenía que ver con los costos de imagen", dicen en su entorno. Las opiniones de sus asesores estaban divididas. Correa, sin embargo, defendió una tesis: el animador debía hacerse el test y "dar la cara", como ocurrió el 1 de marzo.
El ex ministro también habría participado en el manejo de crisis en el caso del supuesto intento de soborno para alterar las pruebas de ADN de Kreutzberger en el Servicio Médico Legal (SML). En el caso que lleva el fiscal José Morales se investiga la posibilidad de que el bioquímico Luis Velásquez haya intentado sobornar a Cristián Chacana Santana, del SML, con el fin de cambiar el resultado de las muestras de sangre del animador. Chacana trabaja con David Farcas, concuñado del hijo de Don Francisco, Patricio Kreutzberger.
El ingeniero comercial es el mayor de los hijos del conductor y será interrogado en los próximos días en calidad de imputado. El fiscal tomó declaración bajo esa misma figura a Velásquez y Farcas.
Tanto en lo emocional como en lo estratégico, Patricio Kreutzberger ha jugado un rol protagónico en el caso. El ingeniero participó en muchas de las reuniones sostenidas por los tres abogados contratados para el caso. En ocasiones se convirtió en el nexo entre el equipo jurídico y su padre, y fue el encargado de negociar los contratos con los profesionales involucrados, tal como lo ha hecho durante más de 20 años en el ámbito de los negocios familiares.
En lo legal, dicen fuentes vinculadas al caso, los abogados del animador tienen una estrategia definida. "Es palabra contra palabra y no hay cómo probar que Mario Kreutzberger estaba en conocimiento de cualquier acción relacionada a un supuesto soborno", añaden los mismos personeros.
Cuando el lunes pasado la arista del soborno se hizo pública, el animador siguió la misma línea que lo llevó a hacerse el testo de ADN: viajar a Chile y afirmar que "yo jamás he sobornado a nadie". Tuvo que parar dos días de grabaciones de Sábado Gigante en Univisión, Miami, lo que habría tenido un costo de 250 mil dólares para el canal.
Después de declarar antes el fiscal, el miércoles, Kreutzberger pasó la mayor parte del día con el abogado Rivera. Se encontraba en su oficina en Huérfanos, cuando cerca de las 13 horas algunos medios informaron erradamente que el test era positivo. "Mario reaccionó con mucha molestia al escuchar las noticias. Sabía que el juzgado aún no había liberado la información", aseguran sus cercanos. Quince minutos más tarde, Verónica Waissbluth se contactó con el animador desde el juzgado para informarle que el test había descartado la paternidad. El animador llamó a su familia para comunicarles la noticia y se sorprendió al escuchar llantos al otro lado de la línea: creían que la primera versión era real. "Estoy aliviado, pero esto costó mucha salud, penas y nervios", comentó en su círculo al final de esa jornada.
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