Los chilenos que renuevan la escena neoyorquina

<P>Local Proyect, Reverse y Court Square Studios son espacios emergentes creados por artistas de nuestro país.</P>




Hace dos semanas todas la galerías de arte de Long Island City, el barrio de Nueva York donde se emplaza el MoMA PS1, abrieron al unísono por sexto año consecutivo. Dos de los espacios más llamativos de la pujante zona están dirigidos por chilenos: Local Project, creado por Carolina Peñafiel, y Court Square Studios, a cargo de Hernán Guerrero y Mauricio Arenas.

A pasos del hermano menor y más experimental del MoMA se instaló Local Project. La galería rescata la estética industrial del barrio, marcado por las oxidadas y chirriantes vías elevadas del metro de Nueva York que se pueden ver y escuchar desde su sede. El proyecto partió en el vecino 5Pointz, fábrica abandonada convertida en un gran museo no oficial al aire libre y demolida para levantar lujosas torres de departamentos. Previo al derrumbe del "Louvre del grafiti" los artistas tuvieron que buscar nuevos espacios para trabajar. Uno de ellos fue Carolina Peñafiel, chilena radicada en Nueva York hace 17 años y fundadora de Local Project.

Creada en 2003, esta galería diversa y accesible agrupa a artistas estadounidenses, europeos y latinoamericanos. "La actual sede, por cierto, es un edificio célebre en Nueva York: cinco personas fueron detenidas en 2013 por el cultivo de mil plantas de marihuana en su interior, antes que llegara la galería", cuenta Carolina Peñafiel.

Local Project acaba de exhibir una exposición de artistas neoyorquinos curada por Gildo Spado y Gregory Testo y, en su subterráneo, la muestra Alephs, donde cuatro propuestas abordan el cuento de Borges. En paralelo, en The Falchi, fábrica reconvertida en oficinas y restaurantes, se presenta la exhibición Caminos cruzados, curada por la chilena Elisa Montesinos.

A una cuadra de Local Project, está Court Square Studios, un viejo galpón industrial que Hernán Guerrero y Mauricio Arenas transformaron en un moderno espacio multidisciplinario con sabor a empanada y vino tinto.

Su última muestra fue la exposición colectiva Burn the Square. Organizada por tres curadoras chilenas residentes en Brooklyn: Manuela Viera Gallo, Nicole Costa y Francisca Molina, reunió a 18 exponentes de diferentes áreas, desde la música de Colombina Parra al video-arte de María Gracia Donoso, las instalaciones y pinturas de Rodolfo Edwards e Yvonne González y las performances de Iván Monalisa Ojeda y Amelia Bande. La muestra también incluyó arte callejero. El propio Mauricio Arenas, uno de los dueños, grafiteó un tríptico con las caras de los precandidatos presidenciales de EEUU: Hillary Clinton, Bernie Sanders y Donald Trump. Al final, los invitados pudieron desquitarse y rayar los rostros, especialmente el de Trump.

"Nuestro foco es la industria audiovisual y el arte. Hemos arrendado los estudios para el rodaje de películas y series como Mozart in the jungle, con Gael García Bernal, y The good wife. No nos cerramos a nada. El año pasado fuimos sede de la Fonda York, que se realiza todos los 18 de septiembre y donde el actor Daniel Muñoz cantó cuecas choras".

El tercer espacio con sangre chilena es Reverse. Abierto en Brooklyn en 2012, hace pocos meses se mudó a su nueva sede en Chelsea. Fundada por la artista visual Andrea Wolf, esta galería propone cruces entre arte, nuevas tecnologías y ciencia, como en la muestra Beautiful interfaces: la paradoja de la privacidad.

A diferencia de la mayoría de las exposiciones donde el arte está en las paredes, aquí lo único que se ve es al público, sentado o de pie, mirando sus teléfonos celulares o tablets, absorbidos por las obras de artistas que se exhiben en cada pantalla de los dispositivos personales de los espectadores gracias a cinco routers, accesibles sólo dentro de la galería.

"Reverse la considero como un proyecto de artista. Me interesa la posibilidad de generar conexiones y ver en qué están trabajando los demás", señala Andrea Wolf. Esa actitud entusiasta y solidaria es uno de los distintivos de los galeristas chilenos que irrumpen en Nueva York. Están inyectando savia fresca a una competitiva escena dominada por el lucro y el dinero.b

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